El histórico ataque de Estados Unidos contra las instalaciones nucleares de Irán recibió el nombre en clave de operación Martillo de Medianoche, implicó a más de 125 aeronaves y una operación de distracción en la que se desplegaron bombarderos sobre el Pacífico como señuelo, según revelaron ayer el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Dan Caine, en una rueda de prensa desde el Pentágono.
En la operación Martillo, EE.UU. usó por primera vez sus bombas de 13 toneladas
El histórico ataque de Estados Unidos contra las instalaciones nucleares de Irán recibió el nombre en clave de operación Martillo de Medianoche, implicó a más de 125 aeronaves y una operación de distracción en la que se desplegaron bombarderos sobre el Pacífico como señuelo, según revelaron ayer el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Dan Caine, en una rueda de prensa desde el Pentágono.
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Con el triple bombardeo de madrugada, “las ambiciones nucleares de Irán han quedado pulverizadas”, celebró Hegseth. “Muchos presidentes soñaron con dar el golpe final al programa nuclear iraní, y ninguno pudo hasta que llegó Trump”, añadió, destacando que los aviones usados llegaron a las instalaciones, atacaron, se fueron veinte minutos después “y el mundo no se enteró”.
La operación incluyó siete bombarderos furtivos B-2, que lanzaron 14 bombas antibúnker de 13.600 kilogramos, conocidas como Massive Ordenance Penetrator (que nunca antes habían sido usadas), sobre las dos mayores bases nucleares de Irán, en Fordow y Natanz. Además, se lanzaron decenas de misiles Tomahawk contra la base de Isfahán, en la que EE.UU. cree que Teherán tenía su uranio más enriquecido.
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La misión, el mayor ataque en la historia realizado por bombarderos B-2, se ejecutó a las 2.10 h en Irán (las 23.40 h del sábado en la España peninsular). Las aeronaves partieron desde una base en Misuri y el general Caine describió su trayectoria como la más larga realizada por estos bombarderos desde la respuesta a los atentados del 11 de septiembre del 2001.
El ataque a gran escala fue planificado durante meses en absoluto secreto, coordinado con efectivos de todo el planeta, y no encontró ninguna resistencia, según los oficiales. Los aviones furtivos Spirit B-2, los únicos preparados para llevar las bombas más pesadas de EE.UU., salieron de la Costa Este y volaron “con comunicaciones mínimas” durante 18 horas seguidas, repostando combustible en numerosas ocasiones en el aire con aviones cisterna colocados a lo largo del trayecto. Los otros B-2, utilizados como señuelo, volaron hacia el oeste, por el Pacífico.
El ataque a gran escala fue planificado durante meses en absoluto secreto
El jefe del Pentágono, Hegseth, rechazó que EE.UU. tenga la intención de involucrarse de lleno en la guerra, el mayor conflicto en la historia entre Israel e Irán. “Esto ciertamente no es una operación indefinida”, aseguró, sino “una misión enfocada, contundente y clara” contra las principales bases nucleares iraníes. Pero “eso no significa que limite nuestra capacidad de respuesta; responderemos si es necesario”. También destacó que la operación “no se trata sobre un cambio de régimen” en Irán, sino sobre su programa nuclear.
Sin embargo, a pesar del brutal e inédito ataque, el general Caine dijo que es demasiado pronto para evaluar si el país persa todavía tiene capacidades nucleares. Hegseth añadió que “la evaluación de los daños de batalla está en curso, pero nuestra valoración inicial es que todas nuestras municiones de precisión impactaron donde queríamos que lo hicieran y lograron el efecto deseado. Lo que significa que, efectivamente, en Fordow, que fue el objetivo principal, creemos que logramos la destrucción de sus capacidades nucleares”.
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