Presentarse a First Dates nunca es sinónimo de éxito en el amor. Y eso es algo que saben muy bien los comensales que acuden cada noche al famoso programa de citas de Cuatro. Pero los fracasos amorosos del formato presentado por Carlos Sobera tampoco son impedimento para darle una oportunidad al amor. Este era el caso de Nekane (27), una contable de Barakaldo, (Vizcaya) que llegaba pisando fuerte y demostrando que tenía una personalidad muy marcada.
Nekane y Ángel eran dos de los protagonistas de la noche del viernes en el ‘dating show’ de Cuatro
Presentarse a First Dates nunca es sinónimo de éxito en el amor. Y eso es algo que saben muy bien los comensales que acuden cada noche al famoso programa de citas de Cuatro. Pero los fracasos amorosos del formato presentado por Carlos Sobera tampoco son impedimento para darle una oportunidad al amor. Este era el caso de Nekane (27), una contable de Barakaldo, (Vizcaya) que llegaba pisando fuerte y demostrando que tenía una personalidad muy marcada.
Su chico ideal debía ser educado, divertido, atrevido, fiestero y con conversación. »No busco un ‘gymbro»’, aclaraba. Sus grandes pasiones eran Bad Gyal y perrear y cantar en la discoteca. »Me encantan ambos, pero se me dan fatal las dos. No he nacido con esa gracia, quien me quiera me tiene que querer así», contaba.

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Y el elegido para cenar con ella era Ángel (27), un operario de almacén de Donosti (Guipúzcoa) que dejaba sin palabras a la soltera. »Nunca había conocido a alguien con rastas, pero, ¿por qué no?», reconocía. »Me parece una chica muy guapa de cara y no es una chica esquelética, que a mí me gustan que tengan carne», confesaba él. Tras intercambiar sus primeras palabras, el presentador acompañaba a la pareja hasta su mesa, donde comenzaban la velada con muchos puntos en común, como el anime.
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»Soy un poco friki de vestir y de ver de vez en cuando, pero tampoco mucho, lo justo», explicaba él. »Yo no soy friki, pero he visto alguna serie. Me parece guay que sea él mismo y se muestre tal y como es, no que se oculte detrás de una camisa cuando a él no le gustan las camisas. Me gusta una persona con personalidad», confesaba la vasca.

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Por si esto no fuera suficiente, Ángel confesaba a los minutos que una de sus grandes pasiones era la cocina. »Soy muy cocinero. Cocinar me encanta, desde niño me gusta mucho», detallaba. »¡Qué guay! Perfecto, yo lo odio», reconocía ella. Otro de sus puntos en común era su pasión por viajar. Pero lo que ninguno esperaba era que este tema fuera a generar un pequeño rifirrafe entre los solteros.
»Fui a Roma cuatro días para ir a ver a la Real», detallaba él. »¿Qué no eres del Athletic?», exclamaba ella. »No tenía que haber sacado el tema. ¿Cómo no voy a ser de la Real? Soy de Donosti» , sentenciaba él. »Con lo bien que te quedaría una bufanda roja y blanca», insistía ella. »Eso no puedo», dejaba claro el soltero.

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A pesar de este inesperado encontronazo, la complicidad entre ambos era más que evidente. Y eso sumado a las numerosas cosas que tenían en común fue más que suficiente para que ambos dieran el paso de aceptar una segunda cita para comprobar si lo suyo podría ser el inicio de una preciosa historia de amor. »¿Qué me propones para una segunda cita?», preguntaba la soltera. »Podemos ir a tomar algo y bailar por Madrid», decía el soltero mientras se marchaban cogidos de la mano del restaurante.
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