Ucrania está cada vez más sola. Sus aliados apenas la tuvieron en cuenta en las recientes cumbres de la OTAN y el G-7. Escuchan las peticiones del presidente Volodímir Zelenski, pero siguen sin atenderlas, al menos, no lo suficiente para frenar el lento pero constante avance del ejército ruso en Donbass.
Rusia lanza la mayor ofensiva aérea desde el inicio del conflicto
Ucrania está cada vez más sola. Sus aliados apenas la tuvieron en cuenta en las recientes cumbres de la OTAN y el G-7. Escuchan las peticiones del presidente Volodímir Zelenski, pero siguen sin atenderlas, al menos, no lo suficiente para frenar el lento pero constante avance del ejército ruso en Donbass.
Al mismo tiempo, casi cada noche, las defensas antiaéreas se ven desbordadas por centenares de drones y misiles rusos. El ataque que Rusia lanzó la madrugada de ayer fue el mayor desde que se inició la guerra.
La primera oleada consistió en 477 drones, y la segunda, en 60 misiles. Las defensas hicieron su trabajo y derribaron la mayoría de los proyectiles. Las sirenas alertaron con tiempo a la población y solo hubo que lamentar una docena de personas heridas.
La ofensiva rusa abarcó toda Ucrania, desde Kramatorsk, en la zona oriental del país, a Lviv, en el otro extremo, cerca de la frontera con Polonia.
El mes de junio está siendo muy complicado para los ucranianos. Los ataques nocturnos no cesan. Esta semana han causado decenas de muertos civiles. En Dnipró mataron a veinte personas e hirieron a más de trescientas. Cuarenta personas han muerto en los dos últimos bombardeos sobre Kyiv.
Solo esta semana, según un recuento de Zelenski, Rusia ha lanzado 1.270 drones, 114 misiles balísticos y de crucero, así como 1.100 bombas autoguiadas KAB.
Ucrania perdió ayer el tercer F-16 prestado por EE.UU.; el piloto no pudo saltar a tiempo y falleció
La ONU calcula que en los primeros cinco meses de este año han muerto un 50% más de civiles que en el mismo periodo del año pasado.
Ucrania anda tan escasa de defensas antiaéreas que emplea aviones de combate. Anoche perdió un F-16 y su piloto no pudo saltar a tiempo y falleció.
Esta baja es muy significativa. Ucrania no debería utilizar estos cazas contra los drones y misiles rusos. Ya ha perdido tres desde que entraron en servicio hace un año. Son un préstamo de Estados Unidos y es difícil que se repita. El presidente Donald Trump no es tan partidario de ayudar a Ucrania como lo era su antecesor, Joe Biden.
Por ejemplo, Biden aprobó entregar a Ucrania una partida de 20.000 misiles para interceptar drones. Sin embargo, Trump la canceló y envió estas armas a sus aliados en Oriente Medio, principalmente Israel.
Lee también
El mismo Trump que ordenó bombardear Irán para frenar su programa nuclear es el que le niega a Ucrania las armas que necesita para defenderse.
Este doble rasero pesa mucho sobre los hombros de Ucrania. Es difícil de entender. No lo entiende, por ejemplo, el parlamentario Oleksandr Merezhko, jefe del comité de Relaciones Exteriores de la Rada. El lunes retiró la candidatura de Trump al premio Nobel de la Paz que él mismo había presentado. Creyó que se lo merecía por sus esfuerzos diplomáticos. Ahora, sin embargo, piensa que Trump no solo admira al presidente ruso, Vladímir Putin, más de lo que pensaba, sino que deja a Ucrania sin una ayuda militar vital.
Ucrania se queda sola: EE.UU. no quiere ayudar y los países de la OTAN piensan en defenderse ellos de Rusia
Estados Unidos ha sido el principal apoyo militar de Ucrania. La ayuda del último paquete, sin embargo, se acabará este verano y no parece que Trump tenga intención de ofrecer más.
A Zelenski lo dejó plantado en la reunión del G-7 celebrada hace dos semanas en Canadá y esta semana, cuando lo recibió en el marco de la cumbre de la OTAN en La Haya, no le prometió nada. Zelenski se había puesto un traje negro con corbata para complacerle y Trump dijo que había sido muy amable, pero cuando le pidió más misiles Patriot para fortalecer el escudo antiaéreo, le dijo que se lo pensaría. El encuentro duró 50 minutos y, según la versión oficial, no se habló de un alto el fuego.
Después, a preguntas de los periodistas, Trump reconoció que “es posible” que Putin tenga ambiciones territoriales más allá de Ucrania, pero se negó a calificarlo de enemigo. “Creo que es una persona mal asesorada”, dijo.
Trump habla con tanta claridad que sus subalternos deben hacer malabarismos para camuflar lo obvio. El secretario general de la OTAN, por ejemplo, reconoció que Rusia sigue siendo el principal enemigo y que Ucrania se merece el apoyo aliado porque “su seguridad contribuye a la nuestra”. Sin embargo, por orden de Trump, el comunicado final no menciona ningún apoyo. Es más, del redactado ni siquiera mantuvo la promesa de “una vía irreversible” para entrar en la OTAN, que Zelenski arrancó en la cumbre del 2024, que se celebró en Washington.
Ucrania se queda sola porque Estados Unidos no quiere ayudarla y porque los miembros de la OTAN piensan, sobre todo, en defenderse ellos de Rusia.
El G-7 no hizo ninguna referencia a Ucrania y la OTAN también se ha puesto de perfil.
El diputado ucraniano que propuso a Trump como Nobel de la Paz retira ahora la candidatura
El año pasado, coincidiendo con la reunión de la Alianza en Washington, Putin lanzó otro ataque aéreo devastador y la condena fue rotunda. Este año, sin embargo, el ataque del martes pasado en Dnipró ni siquiera se mencionó.
Está claro que a la mayoría de los aliados les interesa contentar a Trump más que defender a Ucrania.
El canciller alemán, Friedrich Merz, por ejemplo, ha dicho varias veces que es hora de dotar a Ucrania con armas proactivas en lugar de reactivas, es decir, capaces de pasar al contraataque para repeler la invasión. Sin embargo, se niega a entregar los misiles de crucero Taurus. Esta arma es decisiva para que Ucrania recupere la iniciativa, y si no la tiene, es porque Alemania teme una escalada. Este gran temor, muy presente desde el inicio de la guerra, coloca a Ucrania en un limbo. No puede perder, pero tampoco ganar.
Los Taurus son similares a otros misiles de crucero estadounidenses y francobritánicos que sí tiene Ucrania. Solo que son más potentes. Podrían, por ejemplo, destruir el puente de Crimea, cordón umbilical de la península con Rusia.
Alemania considera que es más prudente invertir en la industria militar ucraniana. Acaba de firmar un contrato de 5.000 millones de euros para fabricar en Ucrania misiles y drones, sobre todo interceptores. Este cálculo diplomático para no provocar al Kremlin más de la cuenta alarga la guerra y, de momento, la decanta a favor de Rusia. En la misma línea están los 350 misiles antiaéreos que el Reino Unido va a entregar a Ucrania. Si Rusia lanza más de mil proyectiles por semana, ¿cuántos días duran 350 misiles ASRAAM británicos?
En los primeros cinco meses de este año han muerto un 50% más de civiles que en el mismo periodo del 2024
Ucrania aún confía en que la Unión Europea le ayude este año con 50.000 millones de euros, cantidad que sacaría de los fondos rusos congelados. Este dinero, todavía no comprometido, compensaría un poco la pérdida del apoyo norteamericano.
Putin, mientras tanto, se frota las manos. Tiene más y mejores drones que nunca, capaces de volar a 450 kilómetros por hora y llevar un centenar de kilos de explosivos. Y ahora fabrica en tres días los que hace un año fabricaba en un mes.
Con este apoyo aéreo, el avance terrestre es más fácil. Por primera vez desde el inicio de la guerra en febrero del 2022, sus hombres han entrado en la región de Dnipropetrovsk.
Internacional