Trump estrangula la libre expresión

El movimiento MAGA ya acapara un trofeo de mucho relumbrón en su vitrina como vengaza por la muerte del activista y provocador trumpista Charlie Kirk, asesinado la semana pasada en un campus universitario de Utah.

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 El gobierno aprovecha el caso Kirk para silenciar al comediante Jimmy Kimmel  

El movimiento MAGA ya acapara un trofeo de mucho relumbrón en su vitrina como vengaza por la muerte del activista y provocador trumpista Charlie Kirk, asesinado la semana pasada en un campus universitario de Utah.

Jimmy Kimmel, presentador de un popular show nocturno, comediante que practica la sátira política, uno de los comunicadores más reconocidos en Estados Unidos, conductor de la gala de los Oscar en cuatro ocasiones o ganador de Emmys, figura en el primer lugar de la lista de caza mayor de Donald Trump y sus seguidores.

La cadena ABC, propiedad de Disney, decidió el miércoles cancelar indefinidamente la emisión del J immy Kimmel Live . La súbita decisión se debió a las reflexiones que el presentador hizo el pasado lunes sobre cómo los republicanos reaccionaron a la muerte de Kirk y al hecho de haberse burlado del supuesto dolor que sentía Trump por su amigo.

La cuestión ahora es ¿quién será el próximo? A Stephen Colbert, el titular del talk show de más audiencia en las noches, la CBS le ha puesto fecha de caducidad al final de esta temporada. Trump, después de felicitar la valentía de la ABC, ha apuntado a Jimmy Fallon y Steve Meyers, ambos de la NBC, como los siguientes que deberían ser silenciados.

En nombre de la libertad de expresión se ha transitado desde la persecución de la llamada cultura woke a la censura propia de las dictaduras y de los bárbaros que están al frente.

En el trasfondo, los intereses de los grandes grupos mediáticos de EE.UU., inmersos en compras y adquisiciones, y que tratan de evitar el castigo del gobierno.

El ejemplo más claro es el de Colbert. Su fundido en negro se comunicó en julio, cuando precisamente Paramount, propietaria de la CBS, buscaba la aprobación del regulador para ser adquirida por Skydance, compañía dirigida por David Ellison, hijo del multimillonario Larry Ellison, próximo a Donald Trump.

La suspensión de Kimmel llegó después de declaraciones amenazantes de Brendan Carr presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) -agencia que regula los medios- y estrecho colaborador y portavoz de los intereses de del presidente. “Las empresas pueden encontrar la manera de cambiar conductas y emprender acciones; puede ser por las buenas o por las malas. Si no lo hacen en el caso Kimmel, habrá trabajo adicional para la FCC”, avisó.

El responsable de la Comisión se mostró dispuesto a retirar licencias de emisión a la cadena si no tomaba represalias. Fuentes internas de la ABC indicaron que apostaban por se apostaba por la continuidad de Kimmel. Sin embargo, la voluntad de Kimmel de responder a Carr, desató el miedo. Este temor y la disposición del grupo Nexstar -que posee el 39% de las licencias de distribución de estos contenidos-, de eliminar ese programa de su parrilla, propició la drástica medida.

Nexstar está en negociación para que la administración le apruebe la compra de otra plataforma.

La presión para acallar al presentador ha sido la mayor acción de castigo del gobierno contra los medios

En el mundo de la cultura (actores, músicos, escritores, artistas) y entre los defensores de la libertad de expresión, incluso en el bando conservador, para los que hasta el discurso de odio está protegido, cundió el desánimo y la urgencia por lo que se describe como un asalto a la primera enmienda de la Constitución.

Pero no todos lo han visto de la misma manera. A ninguno de los periodistas estadounidenses que asistieron a la rueda de prensa del jueves d Trump en Reino Unido, junto al primer ministro Keir Starmer, les interesó hablar de ello. A favor de la prensa hay que decir que Trump apenas aceptó preguntas de reporteros de EE.UU. con los que no simpatiza. Cuando un periodista británico le preguntó por ello, respondió:

“Tenía muy malos índices de audiencia y lo han despedido por eso más que por otra cosa. Y dijo cosas horribles sobre ese gran caballero llamado Charlie Kirk. Jimmy Kimmel no es una persona con talento. Debería haber sido despedido hace tiempo. Lo puedes llamar libertad de expresión o no, pero lo han despedido por falta de talento”, remarcó Trump.

En realidad, el humorista no dijo nada del difunto en su monólogo. “Hemos tocado fondo durante el fin de semana con la banda de MAGA intentando desesperadamente caracterizar a este chico que asesinó a Charlie Kirk como algo más que uno de ellos y haciendo todo lo posible para ganar puntos políticos con ello” dijo Kimmel.

Esto es lo que molestó a los conservadores y lo que Carr caracterizó como “un engaño” a los ciudadanos. Tyler Robinson, el pistolero de Utah, creció en una familia republicana, pero su madre matizó que se había “orientado hacia los derechos de los homosexuales y de las personas trans”. El acusado escribió una nota en la que lamentó el odio que propagaba Kirk.

Kimmel satirizó también el dolor de Trump porque a la pregunta en directo sobre su pena, a menos de 48 horas de la tragedia, de inmediato derivó su respuesta hacia la construcción de una gigantesca y cara sala de baile en la Casa Blanca. “Está en la cuarta etapa del duelo, construcción, demolición… Así no es como un adulto recibe el asesinato de alguien llamado amigo. Esto es como un niño de cuatro años que está de luto por su pez dorado”, remató en el monólogo.

Las empresas de medios buscan escapar al castigo de los reguladores

Los demócratas señalaron que el silenciamiento del comediante busca impedir la contestación y perseguir a los que disienten.

El expresidente Barack Obama resumió esa idea. “Después de años quejándose por la cancelación cultural, la administración actual lo ha llevado a un nivel nuevo y peligroso al amenazar rutinariamente con acciones regulatorias contra los medios a menos que se pongan mordaza o despidan a los periodistas o comentaristas que no les gusten”, escribió en X.

Insistió que contra esta coerción se diseñó la primera enmienda “y las empresas de medios necesitan alzarse en lugar de capitular”.

Sería el caso del The New York Times , que el jueves publicó que Tiffany Trump, cuarto descendiente del presidente (su segunda hija), se fue de vacaciones con su marido, Massad Boulos, por la Riviera Francesa en un yate de lujo propiedad de un importante comerciante de petróleo libio.

El crucero tuvo lugar en plenas negociaciones sobre la expansión de EE.UU. en la industria petrolera en las que el padre de Boulos fue uno de los que participaron. La información se publica días después de que el presidente anunciara una demanda en la que reclama 15.000 millones contar el Times.

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