Tragsa transforma su modelo laboral: reducirá su plantilla en 5.000 empleados para 2028, pero el 91% serán fijos

La empresa pública afronta una caída de ingresos por el fin de los fondos europeos del Plan de Recuperación que impactará al empleo. Leer La empresa pública afronta una caída de ingresos por el fin de los fondos europeos del Plan de Recuperación que impactará al empleo. Leer  

La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) prepara un cambio de calado en en el modelo laboral de de Tragsa con un aumento inédito de los trabajadores fijos a costa eso sí de llegar a 2028 con una plantilla que tendrá 5.000 trabajadores menos que los 23.098 con los que contaba a finales de 2023.

Tragsa y Tragsatec son dos compañías cuyo único cliente son las administraciones y que realizan trabajos que estas no pueden asumir con personal propio: desde servicios tecnológicos hasta estudios hidráulicos.

Dado lo impredecible de la demanda, esta empresa siempre ha tenido una gran mayoría de trabajadores temporales. De acuerdo al Plan Estratégico aprobado recientemente por sus accionistas (además de la Sepi, están presentes en el capital gobiernos regionales y otras instituciones), actualmente el solo el 36% de los más de 23.000 trabajadores de la compañía son fijos.

Con el nuevo plan, que dura hasta 2028, la situación cambiará y pasarán a ser el 91% de una plantilla, eso sí, mucho menor, ya que se estima que quedará ligeramente por debajo de los 18.000 empleados.

Esta reducción de plantilla se debe a que las sociedades del grupo han crecido artificialmente para hacer frente a los proyectos que se les han asignado para ejecutar fondos del Plan de Recuperación. Un maná que terminará en 2026 y que traerá aparejada una importante caída de ingresos.

Con el cambio a un modelo de empleados fijos, la compañía pretende atraer a empleados más jóvenes e innovación y retener «el talento de las personas que ya trabajan en el grupo». La compañía de hecho, busca transformar completamente su modelo de empresa para modernizarse y convertirse en un destino atractivo, especialmente para perfiles tecnológicos, aunque reconoce que entre sus debilidades se encuentra el poder ofrecer «salarios limitados».

Tragsa nació como una empresa destinada al mundo agrario en 1977. Era momento de modernizar el campo y administrar de forma eficaz varias propiedades estatales, pero con los años su función se ha ido sofisticando, avanzando hacia la gestión de catástrofes, la sostenibilidad y la provisión de maquinaria en el medio rural.

También se creó Tragasatec en 1990 para dar servicios de ingeniería y consultoría para numerosos temas relacionados con medioambiente y más recientemente el ámbito digital.

La empresa cerró 2023 con 1.720 millones de euros de negocio, una cifra que se presume récord, ya que las estimaciones del grupo es pasar los próximos tres años en torno a los 1.600 millones de euros de ingresos.

Posteriormente, en 2027 llegaría la primera caída significativa, ya que se prevé facturar 1.355 millones de euros, 300 menos que el ejercicio anterior, una cifra que se rebajaría en 2028 hasta 1.279 millones de euros. Para ese momento, calcula que la cartera de pedidos en curso estará en apenas 649 millones de euros, frente a los 2.000 millones con lo que arranca el plan, por lo que, si las circunstancias no cambian, es de esperar que la facturación de la entidad siga cayendo a futuro.

Con todo, la caída de ingresos no supondría en ningún momento entrar en pérdidas, según las previsiones «conservadoras» llevadas a cabo por los autores del plan, que apuntan a que la compañía necesita facturar en torno a 1.000 millones de euros para encontrarse en su «punto de equilibrio» (ni pérdidas, ni beneficios).

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