Roger-Pol Droit, el filósofo sencillo: «El giro mundial a la extrema derecha expresa un deseo de orden»

Rogel-Pol Droit publica ‘Alicia en el país de las ideas’, una novela que es, en el fondo, un repaso al pensamiento. El francés ofrece un itinerario para abordar el laberinto de la existencia Leer Rogel-Pol Droit publica ‘Alicia en el país de las ideas’, una novela que es, en el fondo, un repaso al pensamiento. El francés ofrece un itinerario para abordar el laberinto de la existencia Leer  

Rogel-Pol Droit parece haber llegado al final. Participa en el Festival de las Ideas que se celebra en Madrid hasta el domingo y presenta la novela Alicia en el país de las ideas, editada por Ariel, donde propone un recorrido por la Historia de la filosofía. Con la excusa de dejar un itinerario del pensamiento a sus nietos, una especie de truco para abordar el laberinto de la existencia, reordena el trabajo. «En parte podría ser así. Es una niña actual que tiene miedo de las catástrofes ecológicas, angustiada por el aumento de la violencia y que se interroga por su futuro como mujer. Busca en los tesoros de la intelectualidad mundial para construir el futuro».

Vivir en un contexto acechado por momentos históricos rutinarios puede provocar una sensación fatalista. Es una sensación parecida al victimismo, pero en términos temporales. Tiene que ver con el egocentrismo. «Todas las épocas tienen sus miedos. A nuestra época la caracteriza una especie de abandono y dimisión frente a la inteligencia y el pensamiento. Tenemos la sensación de que no lo vamos a lograr porque hemos perdido el sentido de la continuidad. Los pensamientos no interesan».

Alicia, esta niña-mujer-humanidad, avanza por todas las épocas a la caza de la mejor idea con el objetivo de tatuársela. Consultados todos los filósofos, aprende otra cosa. «Alice lo entiende en China, con Lao-Tse. El mundo cambia constantemente. Las circunstancias son siempre diferentes y si solo tienes una frase no puede funcionar».

¿Qué le sugiere que en España estuviera de moda tatuarse carpe diem? «Cosas positivas y algunas críticas. No es errónea la idea de saborear el momento, de aprehender el momento, de no verse alterado por los males del pasado o la preocupación del futuro, pero la crítica es el riesgo de encerrarse en el presente. El presentismo es el carpe diem llevado a la escala de una civilización. Ahí sí tiene inconvenientes», analiza.

Roger-Pol Droit admite la posibilidad de enfrentarse al capitalismo tecnológico sin caer en las ideas marxistas. Convivir con máquinas inteligentes lleva a la mayoría de sus colegas a apoyarse en doctrinas anticapitalistas. «De hecho no soy anticapitalista. Estoy a favor de un capitalismo que no sea inhumano. Que tenga un sentido de la superviviencia, de la sostenibilidad. El problema del marxismo, y de los totalitarismos, es creer que se puede poner una ciencia o pseudociencia, digamos una verdad considerada absoluta, a la cabeza de lo político. Esa idea proporciona una verdad que permite todo. Y lo justifica. Cornelius Castoriadis decía que el cielo de la democracia está vacío. No hay ninguna verdad a los mandos de lo político».

Hace 10 años, cuestionaba la introducción del concepto felicidad como parásito para el control social. Ahora ya es una realidad. La filosofía no ha podido frenarlo. «Es así en parte por la expansión que ha conocido el desarrollo personal. Es una forma de control que te dice cómo vivir. Te da una lista de cosas. Por ejemplo, cómo desayunar. Lo esencial no es una lista de cosas por hacer, sino una actitud frente a la vida que permite encontrar respuestas en función de las circunstancias. Alice descubre que tienes que elegir la vida. En cualquier decisión hay una opción mortífera o que favorece a la destrución y otra solidaria y que proporciona vida. La dificultad es saber dónde está la separación».

Prefiere no dar una opinión sobre si el diagnóstico que hace la extrema derecha de la realidad lleva algún porcentaje de verdad, pero a cambio tiene una teoría sobre su auge. «El giro mundial hacia la derecha manifiesta un deseo de orden. Un deseo de autoridad después de un periodo de cuestionamiento. También hay una reorganización del conjunto del mundo. Todo el mundo surgido después de la Segunda Guerra Mundial ha entrado en crisis, se ha dislocado. Y la democracia, por su parte, ha empezado a desorganizarse. Se ha convertido en un lugar de enfrentamiento permanente, donde se escucha a los coléricos y a las pasiones e intereses particulares en vez de tener en mente el interés general».

¿Qué ha comprendido de la vida? «Que hay que seguir avanzando sabiendo que nunca conseguiremos la verdad. No tenemos la última verdad. Por eso tenemos que conseguir un horizonte que nos permita avanzar. Tampoco es cierto que no haya nada que entender».

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