EAcunado en la víspera por su entrenador, que le regaló los oídos. De vuelta a Inglaterra, su hábitat natural. En un estadio que ya conocía y en el que ya había metido dos goles con el Manchester United. Allí, Flick le vino a decir “juegas, que será tu noche”. Y Marcus Rashford emergió para reivindicarse, para decirle al fútbol que todavía existe para la élite y para firmar un doblete que catapultó al Barça hacia la victoria en un apasionado y apasionante Saint James’Park. No pudo elegir un mejor día para estrenarse como goleador blaugrana. En el otro área Joan Garcia también resultaba vital pese al gol postrero de Gordon que provocó zozobra. Dos de las novedades del verano resultaron clave para que el Barcelona se estrenara en la Champions con un triunfo tan trabajado como convincente.
El conjunto barcelonista se impone en Saint James’ Park en su debut en la Champions con un doblete del inglés
EAcunado en la víspera por su entrenador, que le regaló los oídos. De vuelta a Inglaterra, su hábitat natural. En un estadio que ya conocía y en el que ya había metido dos goles con el Manchester United. Allí, Flick le vino a decir “juegas, que será tu noche”. Y Marcus Rashford emergió para reivindicarse, para decirle al fútbol que todavía existe para la élite y para firmar un doblete que catapultó al Barça hacia la victoria en un apasionado y apasionante Saint James’Park. No pudo elegir un mejor día para estrenarse como goleador blaugrana. En el otro área Joan Garcia también resultaba vital pese al gol postrero de Gordon que provocó zozobra. Dos de las novedades del verano resultaron clave para que el Barcelona se estrenara en la Champions con un triunfo tan trabajado como convincente.
En las proximidades de Saint James’ Park operan unos 170 pubs. Terreno abonado para que los aficionados magpies calentaran sus gargantas desde horas antes del partido. Se notó. Vaya que sí se notó. En pocas ocasiones no se puede escuchar ni el himno de la Champions como ocurrió en el estadio del Newcastle. El ruido, los cánticos, las banderas, el colorido. Todo tenía tal calibre de sonoridad y espectacularidad que convertían a otros campos de Inglaterra, como Old Trafford, Stamford Bridge o el Etihad en poco menos que el Liceu. Bajo esa acústica bestial el equipo de Howe entró en el partido a golpes de tambor. Con un fútbol rupestre, inglés de toda la vida, el Newcastle cercó al Barça. Con una lluvia de centros, rascando en cada presión y con una enorme movilidad el conjunto inglés buscó pegar de salida. Si no generó grandes ocasiones en esa fase fue por el estoicismo de Araújo y la tranquilidad de Joan Garcia, igual de tranquilo que si estuviera jugando una pachanga en la playa en vez de debutando en la Champions.
Joan Garcia resultó vital con una parada descomunal con 0-0 en el marcador
Pero Pedri y Fermín no aparecían, a Lewandowski le hacían una camisa de fuerza y Raphinha y Rashford estaban voluntariosos pero imprecisos. El inglés se resarciría con creces después.
Flick había planteado cambios de calado, pese a la exhibición ante el Valencia. Apostó por Araújo aunque Woltemade, la torre alemana del rival, había quedado en el banquillo, se decantó por Lewandowsi en su primera titularidad de la campaña, devolvió al once a Raphinha y recuperó a De Jong. Perdía salida de balón sin Eric Garcia, pero ganaba músculo, una virtud muy necesaria ante posibles avalanchas aéreas.
El Newcastle recortó distancias al final pero el equipo de Flick supo aguantar el tipo
Un alud de balones que se detuvo cuando Pedri empezó a entrar en acción. El canario domó a las fieras, consiguió que el Newcastle replegara filas y logró que el público se calmara un tanto. Posesiones largas, balón de lado a lado y a esperar el momento. Si no lo encontró el Barça hasta el descanso fue porque le faltó imaginación y desborde. Ausente Lamine Yamal no había regate y los ataques acababan muriendo en un cuerpo a cuerpo con los centuriones del Newcastle o con una catarata de chuts bloqueados. El Barça se aproximaba pero sus intentos no llegaban si quiera a inquietar al portero Pope. Tampoco sufrían los blaugrana (en esta ocasión vestidos de color mango) aunque estuvieron muy cerca de verse por detrás en el marcador. Si no se avanzó el Newcastle fue por una parada de otro planeta de Joan Garcia. Cuando el gol parecía inevitable apareció el portero de Sallent para desviar un remate a bocajarro de Barnes. Una intervención asombrosa.
El Barça había tenido bastante control, dentro de la centrifugadora del partido, pero le faltaba inventiva y finura para plasmarlo con más peligro y no solo defenderse con el esférico.
Cabía exigir más al ataque barcelonista y este respondió de la mano, o mejor dicho con la cabeza de Rashford. El inglés, en su primer gol como barcelonista, se elevó en el corazón del área y estampó en la red un centro medido de Koundé. Se ponía en ventaja el Barcelona en su primer remate entre palos y dejaba tocado al Newcastle. Su entrenador respondía con premura y ordenaba cuatro cambios de golpe, entre ellos el de Woltemade.
Pero no tuvo tiempo de reorganizarse porque Rashford controló un balón en la frontal y lo clavó en la escuadra con un zapatazo que tocó el travesaño antes de entrar. El partido caminaba hacia la sentencia.
Se lesionaba Cubarsí y Ferran relevaba a Lewandowski. Luego sería el turno de Olmo y de Eric Garcia, que terminó jugando de lateral izquierdo. Los espacios se multiplicaban y se tornaban golosos para hombres como Raphinha, que bordeaba el tercero. Habría evitado algún sufrimiento tras el gol final de Gordon pero el Barça generó más ocasiones y aguantó el tipo. Trabajo bien hecho
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