Era entrar en un gimnasio y fundirse en negro. No quería ver las pesas ni en pintura. Le gustaba entre cero y nada. “Pensaba que no servía para mucho”. Pero lleva un año y medio en el que el gimnasio es su segunda casa. Durante mucho tiempo, la primera. Una gravísima lesión de ligamentos en su rodilla dejó a la pívot Raquel Carrera (23 años, 1,90 metros) fuera de combate un total de once meses y le hizo perderse, entre otras competiciones, los Juegos Olímpicos de París. Estuvo en Tokio en 2021 y en la plata española en el Europeo del 2023 pero, en su mejor momento, se rompió. Y su manera de entender su preparación “cambió radicalmente”. Operación, recuperación, rehabilitación y, finalmente, a la cancha. Una cancha en la que ha conseguido recuperar todo su nivel. Hasta el punto de que este viernes (16.30 horas) será una de las líderes de la selección española en las semifinales del Eurobasket ante un auténtico hueso como es Francia, actual subcampeona olímpica. El partido se disputa en Atenas.
Es el pilar de la selección que busca billete para la final del Europeo tras superar una grave lesión
Era entrar en un gimnasio y fundirse en negro. No quería ver las pesas ni en pintura. Le gustaba entre cero y nada. “Pensaba que no servía para mucho”. Pero lleva un año y medio en el que el gimnasio es su segunda casa. Durante mucho tiempo, la primera. Una gravísima lesión de ligamentos en su rodilla dejó a la pívot Raquel Carrera (23 años, 1,90 metros) fuera de combate un total de once meses y le hizo perderse, entre otras competiciones, los Juegos Olímpicos de París. Estuvo en Tokio en 2021 y en la plata española en el Europeo del 2023 pero, en su mejor momento, se rompió. Y su manera de entender su preparación “cambió radicalmente”. Operación, recuperación, rehabilitación y, finalmente, a la cancha. Una cancha en la que ha conseguido recuperar todo su nivel. Hasta el punto de que este viernes (16.30 horas) será una de las líderes de la selección española en las semifinales del Eurobasket ante un auténtico hueso como es Francia, actual subcampeona olímpica. El partido se disputa en Atenas.
En un equipo, el de Miguel Méndez, repleto de caras nuevas Carrera ya es una de las veteranas, una jugadora de potencia y calidad que cabalga entre dos generaciones, la de las históricas que se han ido apartando del camino y la de las nuevas que apenas se estrenan en la élite en este torneo que vivirá su desenlace estos días. Para la mitad del equipo es su primera competición con España.
La pívot gallega ha tomado los galones en un equipo jovencísimo que se mide a Francia
Los adioses de veteranas como Silvia Domínguez y Laura Gil, las lesiones de María Conde, Megan Gustafson y Maite Cazorla y el paso a un lado provisional de Queralt Casas y Cristina Ouviña han acelerado la imposición de galones sobre las espaldas de Raquel Carrera. La gallega, que abandonó su casa natal de Ourense a los 13 años para enrolarse en el Celta, fue capital el miércoles en la remontada de España en los cuartos de final ante la República Checa. Metió 31 puntos con una puntería infalible desde la línea de tiros libres (17 de 17).
“Ya he superado mis miedos tras recuperarme de la rodilla”, dice una Carrera que estuvo cerca de perderse este torneo por otro percance, un esguince en el tobillo izquierdo que sufrió con el Valencia, en la final de la Liga femenina. Quedaba solo un mes para el Europeo, pero el seleccionador le esperó, tratando de medir los riesgos. Por eso su participación en la competición ha ido in crescendo. 12 minutos el primer día, 17 el segundo, 21 el tercero y 27 ante la República Checa. Un uso progresivo que ha dado sus frutos. “Cada día puede ser una la que tenga el partido y esa es la clave de nuestro equipo. Esa y tener un entrenador que confía en todas y nos ayuda mucho”, asegura la pívot.
Ha llegado el momento de recoger el premio a todo su compromiso. Ese que le llevó a encajar su lesión de rodilla con una sonrisa en los labios con la voluntad de ayudar a su equipo, el Valencia, desde el primer día. Aunque no pudiera jugar ahí estaba en el banquillo con las muletas, apoyando, aplaudiendo y repartiendo calidez. “Es de esas personas que pese a estar hundida es ella la que te anima a ti. Es una persona superalegre, fuerte, tiene la cabeza bien amueblada, sabía que su lesión era una piedra en el camino. El deporte es bonito, pero también tiene estos momentos. Ella es increíble”, le ensalza Queralt Casas, compañera suya en el Valencia. Carrera se ha hecho más fuerte.
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