El aval constitucional a la ley de Amnistía es una victoria para Catalunya que no todos celebran. Acostumbrados a los días históricos del procés , Carles Puigdemont y Oriol Junqueras no marcaron en el calendario el día en que se hizo pública la sentencia del Tribunal Constitucional. Descontado el resultado por la mayoría progresista del tribunal, “todo sigue igual” para los líderes independentistas, sostienen en Junts y ERC. No se esconde la importancia del fallo, pero destacan que no tiene los efectos de una victoria, así que toca “seguir picando piedra”. “Próxima parada…”. La hoja de ruta señala la vista del 15 de julio en el Tribunal de Justicia de la UE, donde se abordarán las cuestiones prejudiciales del Tribunal de Cuentas, la Audiencia Nacional, el TSJC y un juzgado de Vilanova i la Geltrú.
El aval constitucional a la ley de Amnistía es una victoria para Catalunya que no todos celebran. Acostumbrados a los días históricos del procés , Carles Puigdemont y Oriol Junqueras no marcaron en el calendario el día en que se hizo pública la sentencia del Tribunal Constitucional. Descontado el resultado por la mayoría progresista del tribunal, “todo sigue igual” para los líderes independentistas, sostienen en Junts y ERC. No se esconde la importancia del fallo, pero destacan que no tiene los efectos de una victoria, así que toca “seguir picando piedra”. “Próxima parada…”. La hoja de ruta señala la vista del 15 de julio en el Tribunal de Justicia de la UE, donde se abordarán las cuestiones prejudiciales del Tribunal de Cuentas, la Audiencia Nacional, el TSJC y un juzgado de Vilanova i la Geltrú.Seguir leyendo…
El aval constitucional a la ley de Amnistía es una victoria para Catalunya que no todos celebran. Acostumbrados a los días históricos del procés , Carles Puigdemont y Oriol Junqueras no marcaron en el calendario el día en que se hizo pública la sentencia del Tribunal Constitucional. Descontado el resultado por la mayoría progresista del tribunal, “todo sigue igual” para los líderes independentistas, sostienen en Junts y ERC. No se esconde la importancia del fallo, pero destacan que no tiene los efectos de una victoria, así que toca “seguir picando piedra”. “Próxima parada…”. La hoja de ruta señala la vista del 15 de julio en el Tribunal de Justicia de la UE, donde se abordarán las cuestiones prejudiciales del Tribunal de Cuentas, la Audiencia Nacional, el TSJC y un juzgado de Vilanova i la Geltrú.
No obstante, el foco está puesto sobre el Tribunal Supremo (TS), autoerigido en muro de resistencia a la estrategia de reconciliación de Pedro Sánchez a cambio de los votos independentistas. La sala que dirige Manuel Marchena y la instrucción de Pablo Llarena se aferran a una creativa definición del delito de malversación para negar la aplicación plena de la amnistía mientras otros órganos judiciales la despachan. El TS manifiesta su desdén hacia los encausados siempre que tiene ocasión: “Este tribunal no tiene por qué saber las andanzas, venturas y desventuras de los recurrentes”, dice en su último auto denegando la amnistía. Y ha reescrito el procés más allá de la sentencia del 1-O imaginando las consecuencias económicas de una independencia que ellos mismos consideraron una “ensoñación”.

Luca Piergiovanni / EFE
La clave está ahora en la interpretación que haga el Constitucional sobre el delito de malversación en la resolución de los recursos pendientes y el tribunal europeo: si Puigdemont y Junqueras obtuvieron un beneficio personal y si sus acciones afectaron a intereses económicos de la UE, aunque fuera por una “desconexión” de “unos pocos segundos”.
Los caminos del Supremo se han ido estrechando. El Constitucional ha dictaminado que la amnistía no vulnera el derecho a la igualdad ante la ley, ni la seguridad jurídica ni es arbitraria, y hasta la Comisión Europea considera una especulación sostener que un referéndum ilegal de independencia dañaría los intereses financieros de la Unión. Los objetivos políticos que se atribuyen a Sánchez y los independentistas para aprobar la amnistía son equiparables a los argumentos de quienes la rechazan. ¿“Reconciliación” o “barrabasada”, según Felipe González?. Judicialmente, solo queda la carta interpretativa de la malversación.
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Sánchez celebra haber cumplido haciendo de la necesidad virtud, y el PSOE echa mano de hemeroteca para atribuir a sus siglas la Catalunya “de siempre que habla y respeta”. De repente, se reivindica en un vídeo a Pasqual Maragall y su tripartito con la firma del pacto del Tinell –aquel Dragon Khan es hoy un juego de niños–; a José Montilla y hasta a Josep Tarradellas; el retorno de las empresas que huyeron en el 2017 y, sobre todo, el temple de Salvador Illa.
La “normalidad” se le atraganta a Junts y ERC: sus líderes están fuera de juego y no tienen mayoría
Mientras, al independentismo se le atraganta tanta excepcional normalidad. Puigdemont libra su particular batalla con el TS por el redactado del certificado de defunción del procés . Sánchez presume de que la amnistía devuelve a la política un conflicto que nunca debió acabar en los tribunales, pero la derrota de los independentistas es un hecho judicial y político. Puigdemont y Junqueras siguen fuera de juego por lo que consideran “actitud sediciosa” y “prevaricadora” del Supremo; Junts, ERC y la CUP han perdido la mayoría soberanista en el Parlament y costará más de una legislatura recuperar –si algún día se recupera– una mayoría viable. El crecimiento de Aliança Catalana impide alianzas transversales en el eje nacional.
Cuando el periplo judicial de la amnistía acabe, aumentarán las incógnitas sobre el futuro de la legislatura. Sánchez cumple por obligación, pero con su éxito pierde un comodín que ataba a sus aliados independentistas. Junts y ERC pueden sentirse liberados y actuar en el Congreso con mayor desapego a los socialistas y sus problemas. Justo cuando menos certezas tiene Sánchez, y más las necesita.
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