Polaco, gracias por tu donativo

Mi estreno radiofónico narrando un partido fuera de casa fue en San Mamés. Hace más de cuarenta años, en plena disputa entre el Athletic y el Barça por la lesión de Maradona por una violenta entrada de Goikoetxea. Durante la locución, situado en medio del público, tuve que soportar los improperios de un veterano seguidor de los leones, tocado con una txapela y el aliento cargado de “kalimotxos”, que se encaró a dos palmos de mi rostro. Por fortuna la oportuna intervención de Carles Vilarrubí, flamante secretario general de Catalunya Ràdio, logró apaciguar los ánimos del individuo y pude completar la transmisión sin mayor trastorno. En la siguiente visita a la Catedral, la cosa fue más rocambolesca. Los blaugrana, con dos goles de un recuperado Pelusa, se llevaron la victoria en medio de un ambiente muy cargado, para desgracia del técnico de audio, Miquel Marimón, al que sin darse cuenta le sustrajeron la cartera mientras guardaba la cola en uno de los bares de tribuna. Cuál fue la sorpresa al llegar al tradicional hotel Ercilla cuando un miembro de la Policía Nacional le devolvió al bueno de Miquel, su cartera, que había sido encontrada tirada por las escaleras del estadio. Estaba limpia de dinero, pero los ladrones se tomaron la molestia de dejar una nota escrita, en la que se podía leer: “Polaco, gracias por tu donativo al Athletic”. Marimón se lamentó, sobre todo porque él no era seguidor culé, sino un reconocido perico, cuyo padre había sido el presidente de la “ penya blanc i blava” de Reus.

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 Mi estreno radiofónico narrando un partido fuera de casa fue en San Mamés. Hace más de cuarenta años, en plena disputa entre el Athletic y el Barça por la lesión de Maradona por una violenta entrada de Goikoetxea. Durante la locución, situado en medio del público, tuve que soportar los improperios de un veterano seguidor de los leones, tocado con una txapela y el aliento cargado de “kalimotxos”, que se encaró a dos palmos de mi rostro. Por fortuna la oportuna intervención de Carles Vilarrubí, flamante secretario general de Catalunya Ràdio, logró apaciguar los ánimos del individuo y pude completar la transmisión sin mayor trastorno. En la siguiente visita a la Catedral, la cosa fue más rocambolesca. Los blaugrana, con dos goles de un recuperado Pelusa, se llevaron la victoria en medio de un ambiente muy cargado, para desgracia del técnico de audio, Miquel Marimón, al que sin darse cuenta le sustrajeron la cartera mientras guardaba la cola en uno de los bares de tribuna. Cuál fue la sorpresa al llegar al tradicional hotel Ercilla cuando un miembro de la Policía Nacional le devolvió al bueno de Miquel, su cartera, que había sido encontrada tirada por las escaleras del estadio. Estaba limpia de dinero, pero los ladrones se tomaron la molestia de dejar una nota escrita, en la que se podía leer: “Polaco, gracias por tu donativo al Athletic”. Marimón se lamentó, sobre todo porque él no era seguidor culé, sino un reconocido perico, cuyo padre había sido el presidente de la “ penya blanc i blava” de Reus.Seguir leyendo…  

Mi estreno radiofónico narrando un partido fuera de casa fue en San Mamés. Hace más de cuarenta años, en plena disputa entre el Athletic y el Barça por la lesión de Maradona por una violenta entrada de Goikoetxea. Durante la locución, situado en medio del público, tuve que soportar los improperios de un veterano seguidor de los leones, tocado con una txapela y el aliento cargado de “kalimotxos”, que se encaró a dos palmos de mi rostro. Por fortuna la oportuna intervención de Carles Vilarrubí, flamante secretario general de Catalunya Ràdio, logró apaciguar los ánimos del individuo y pude completar la transmisión sin mayor trastorno. En la siguiente visita a la Catedral, la cosa fue más rocambolesca. Los blaugrana, con dos goles de un recuperado Pelusa, se llevaron la victoria en medio de un ambiente muy cargado, para desgracia del técnico de audio, Miquel Marimón, al que sin darse cuenta le sustrajeron la cartera mientras guardaba la cola en uno de los bares de tribuna. Cuál fue la sorpresa al llegar al tradicional hotel Ercilla cuando un miembro de la Policía Nacional le devolvió al bueno de Miquel, su cartera, que había sido encontrada tirada por las escaleras del estadio. Estaba limpia de dinero, pero los ladrones se tomaron la molestia de dejar una nota escrita, en la que se podía leer: “Polaco, gracias por tu donativo al Athletic”. Marimón se lamentó, sobre todo porque él no era seguidor culé, sino un reconocido perico, cuyo padre había sido el presidente de la “ penya blanc i blava” de Reus.

Se ha de reconocer que aquellos cacos fueron agradecidos, todo lo contrario de lo que está sucediendo con la desproporcionada reacción que está provocando en Bilbao el fichaje de Nico Williams por el Barça, previo pago de los cincuenta y ocho millones de la cláusula de rescisión por parte del Barça, que algún tipo de agradecimiento debería de despertar para los rojiblancos, por lo repleta que les quedará la caja.

Miren si no tiene ninguna lógica la pataleta de Jon Uriarte, un cachorro con ganas de marcha, formado en la facultad de dirección de empresas de la Universidad de Deusto, que hasta Javier Clemente le ha discutido la razón al presidente del Athletic. El entrenador considera que la razón está del lado del jugador y del Barça. Qué lejos quedan los tiempos que una de las tribunas de San Mamés fue bautizada con el nombre de Jesús Garay, porque fue construida gracias a los 5 millones de pesetas que dejó su traspaso al Barça. O como Beti Duñabeitia no se resistió al talón de cien kilos que le firmó Núñez por el fichaje récord de Alexanko y años más tarde por la marcha al Camp Nou de Zubizarreta, negociada por Gaspart en un hotel de autopista cercano a Zaragoza. Otros tiempos.

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