Podemos ha arrancado este viernes en la Casa de Campo de Madrid, y ante medio millar de simpatizantes, su quinta Asamblea Ciudadana estatal que concluirá mañana sábado con la proclamación de resultados. Lejos de los convulsos cónclaves de épocas pasadas, como el celebrado en Vistalegre en 2017, el congreso de este año se plantea como un mero trámite. De hecho, solo la candidatura oficialista, bautizada como “Orgullosamente Podemos”, ha logrado los avales necesarios para presentarse.
Los de Belarra aseguran que nunca serán una fuerza de “obediencia” al PSOE y que por eso fue sustituida por un socio “más riquiño”, en referencia a Sumar
Podemos ha arrancado esta tarde en la Casa de Campo de Madrid, y ante medio millar de simpatizantes, su quinta Asamblea Ciudadana estatal que concluirá mañana sábado con la proclamación de resultados. Lejos de los convulsos cónclaves de épocas pasadas, como el celebrado en Vistalegre en 2017, el congreso de este año se plantea como un mero trámite. De hecho, solo la candidatura oficialista, bautizada como “Orgullosamente Podemos”, ha logrado los avales necesarios para presentarse.
La ausencia de debate interno es tal que la presentación de los documentos políticos y organizativos de la candidatura ha mutado automáticamente en la oficialización de la hoja de ruta del partido para el próximo ciclo electoral. Un horizonte que Podemos asegura estar cerca, al no augurarle mucho futuro a la actual legislatura. Uno tras otro, los diferentes intervinientes en el congreso estatal, incluidos los diputados Javier Sánchez Serna y Martina Velarde, han refrendado a Belarra, quien mañana será reelegida como secretaria general, y a Irene Montero, recientemente entronizada como candidata a las próximas elecciones generales sin necesidad de celebrar primarias.
Un tándem engrasado para hacer oposición al Gobierno de coalición que conforman PSOE y Sumar a quienes las dos exministras moradas están instando, machaconamente, a integrarse en una sola marca “vistas las similitudes” que presentan. “Han decidido practicar una serie de políticas idénticas a las que la derecha pondría en marcha si gobernara, lo que implica poner una alfombra roja a PP y Vox”, recoge en un lugar destacado el documento político que lidera Belarra y que se reivindica como “la izquierda de izquierdas” como rasgo identitario diferenciador frente a cualquier otro competidor del espacio electoral.

Dani Duch
Porque esa es la piedra angular sobre la que Podemos está reconstruyéndose tras un pobrísimo ciclo electoral en 2024 que les borró del mapa parlamentario gallego, vasco y catalán: diferenciarse del PSOE, con el que formaron Gobierno en la legislatura anterior, y distanciarse de Sumar, con quien aceptaron coaligarse en las últimas elecciones generales para emanciparse a las primeras de cambio, una vez investido Pedro Sánchez presidente del Gobierno y Yolanda Díaz vicepresidenta segunda. “Nunca seremos una fuerza de obediencia al PSOE, por eso nos reemplazaron por una izquierda más riquiña”, han reivindicado los dirigentes morados en referencia a Sumar.
A esa tarea ha acudido Pablo Iglesias moderando una mesa redonda sobre “cómo combatir a la ultraderecha en Europa y América Latina”. Pese a que la dirección de Podemos insiste en recalcar que sus postulados no son los oficiales por carecer de cargo orgánico, el exvicepresidente del Gobierno ha vuelto a demostrar que la suya es la voz a la que más fervorosamente sigue la militancia.
Iglesias lleva días aconsejando a Podemos que no haga caso de los “cantos de sirena” que formaciones como Sumar -un proyecto, a su juicio, “políticamente muerto”- o Izquierda Unida están entonando para reeditar la exitosa candidatura de unidad que contribuyó a contener el empuje de Vox en las elecciones generales del 23J. Y esta tarde, aunque evitando mencionar a ningún partido en concreto, ha vuelto a cargar contra la izquierda aferrada de manera “estúpida” al “malmenorismo” en lugar de estar plantándole cara a la ola reaccionaria de la ultraderecha para “transformar la sociedad”.
El exvicepresidente del Gobierno, quien ha asegurado que “nunca se a ido de la política porque dirigir un medio como Canal Red es hacer política” contra el conglomerado mediático de las derechas, ha reclamado la lucha por el poder más allá de la lucha por ganar unas elecciones. “Eso es lo que hay que hacer, entender que la palabra partido no solo es un grupo que se presenta a las elecciones. Ser partido es un proyecto cultural e ideológico. Eso es lo que no soportan de Podemos. Ni la izquierda que ahora está en el Gobierno (…). Ni la izquierda sindical -en referencia velada al líder de CC.OO., Unai Sordo- que dice que hay que hacer un pacto entre PSOE y PP para sacar adelante los presupuestos del estado. Váyanse a la mierda”, ha rematado Iglesias.
Con la implicación del fundador de Podemos, y a la espera de la segunda jornada, Podemos sentó ayer las bases de un proyecto dispuesto a dar la batalla cultural al ser la “izquierda fuerte, sin complejos” que se planta ante la “escalada belicista” y empuja un “horizonte republicano” para España.
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