La afición a un equipo u otro (del deporte que sea) no está sometida a los secretos del confesionario, sino que es más bien objeto de información pública, signo de identidad y algo de lo que vanagloriarse. Y aunque los culés consideremos que ser seguidor del Real Madrid o el Espanyol es un pecado mortal (o al menos venial en el caso de los amigos), no hay indicios de que Dios sea tan intransigente a la hora de castigar semejante desvío.
El Pontífice americano es fan de los Chicago Bears, los White Sox y quizás el Roma
La afición a un equipo u otro (del deporte que sea) no está sometida a los secretos del confesionario, sino que es más bien objeto de información pública, signo de identidad y algo de lo que vanagloriarse. Y aunque los culés consideremos que ser seguidor del Real Madrid o el Espanyol es un pecado mortal (o al menos venial en el caso de los amigos), no hay indicios de que Dios sea tan intransigente a la hora de castigar semejante desvío.
El papa León XIV (que según la doctrina católica es infalible) tampoco oculta de qué lado se inclinan sus simpatías deportivas, y ha dejado claro que se decantan del lado de los Medias Blancas (White Sox) de béisbol, lo cual entra dentro de la más pura lógica dado que creció en Dolton, un suburbio del sur de Chicago, a veinte minutos en coche y poco más de una hora en tren de Rate Field, un estadio inaugurado en 1910 y que hasta hace un par de décadas fue conocido como Comiskey Park (Charles Comiskey fundó la entidad y construyó el campo).
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Cuando un hincha le gritó “¡Forza Roma!”, León XIV lo repitió, aunque nunca ha dicho que lo prefiera al Lazio
Los días de partido, gracias a la iluminación y las masas de gente, las inmediaciones de Rate Field son seguras. Cuando no hay béisbol es distinto, porque las barriadas de la zona son un foco de delincuencia y tráfico de droga, y para darse un paseo por la zona conviene ir confesado, sin el Rolex o Brietling en la muñeca, y a ser posible con un chaleco antibalas (o un revólver, si uno es estadounidense y tiene licencia para la posesión de armas de fuego). Dejar el coche en los descampados que se promocionan como aparcamientos es un riesgo que puede acabar fatal.
Los Cachorros de Chicago (Chicago Cubs), el equipo del norte de la urbe cuyo hogar es el mítico Wrigley Field, no tardó en intentar apropiarse la fidelidad de León XIV, poniendo una foto suya en el marcador electrónico que indica los hits y las carreras, y dándole la enhorabuena por su elección. Pero el Papa lo tiene claro. Cuando un aficionado de ese equipo gritó hace unos días “Go Cubs!” en dirección al papamóvil, Su Santidad se revolvió y le dijo “Han perdido. They lost!”.
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Aunque su deporte favorito para practicar es el tenis, al que se aficionó en Perú, a León XIV le gusta lo suficiente el béisbol como para seguir los resultados de las Grandes Ligas y saber que los Cubs fueron eliminados por los Milwaukee Brewers en los playoffs. Sus Medias Blancas, sin embargo, ni eso. De hecho han protagonizado una temporada desastrosa, perdiendo 102 partidos y ganando tan solo 60 (el 2024 fue aún más lamentable, con 121 derrotas y 41 victorias, la peor marca en el actual formato del torneo). Vamos, que necesitarían una indulgencia plenaria, improbable porque podría ser considerada como conflicto de interés dadas las simpatías del Sumo Pontífice.
El fútbol americano (NFL) no le gusta tanto como el béisbol, pero siente afinidad por los Bears como el equipo de su ciudad, en la que no tiene competencia (otras grandes metrópolis como Nueva York y Los Ángeles tienen dos equipos pero Chicago solo uno, con los máximos rivales en Green Bay, Detroit y Minnesota). Los Muñoz, una familia de Illinois que estaba de vacaciones en Italia, se acercaron al Papa después de una misa en la catedral de Albano, cerca de Castelgandolfo, y le regalaron una camiseta con la inscripción “DA POPE” (mucha gente pronuncia. en los Estados Unidos “the” como “da”, y ello se ha trasladado a la forma escrita).
Un artista conocido como TV Boy (el Banksy italiano) pintó cerca de la Piazza Navona un mural como si León XIV fuera Michael Jordan, con la indumentaria de los Bulls. Mucho más polémico es cuál es su equipo de fútbol, y en una ocasión respondió a un fan gritando “Forza Roma!”. Pero eso sí es secreto de confesionario…
Pecado mortal
Los White Sox, el equipo de béisbol del Papa, protagonizaron el mayor escándalo en la historia de ese deporte, cuando ocho de sus jugadores fueron acusados de ser pagados por apostadores para perder las Series Mundiales de 1919 ante los Cincinnati Reds. Dos años después quedaron absueltos en un juicio, pero no se les permitió volver a jugar. Desde entonces, como si fuera una maldición, solo han llegado dos veces a la final de las Grandes Ligas, la primera en 1959, cuando perdieron ante los Dodgers de Los Ángeles, y la segunda en el 2005, derrotando en solo cuatro partidos a los Houston Astros.
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