Orbán, desgastado en los sondeos, radicaliza su búsqueda de enemigos: el colectivo LGTBIQ+, Bruselas y Ucrania en la UE

El primer ministro de Hungría, el ultranacionalista Viktor Orbán, que el sábado tuvo que encajar el éxito rotundo de la marcha del Orgullo LGTBIQ+ de Budapest, celebrada al amparo del Ayuntamiento pese a la prohibición policial, presenta claros signos de desgaste político tras quince años en el poder, y por eso está radicalizando su retórica sobre enemigos para galvanizar así a sus votantes.

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 El primer ministro ultranacionalista acusa a Bruselas de incitar el “repugnante y vergonzoso” desfile del Orgullo de Budapest  

El primer ministro de Hungría, el ultranacionalista Viktor Orbán, que el sábado tuvo que encajar el éxito rotundo de la marcha del Orgullo LGTBIQ+ de Budapest, celebrada al amparo del Ayuntamiento pese a la prohibición policial, presenta claros signos de desgaste político tras quince años en el poder, y por eso está radicalizando su retórica sobre enemigos para galvanizar así a sus votantes.

Ahí se inscribe la escalada legislativa en el acoso a la comunidad LGTBIQ+, y ahí se inscribe su primera reacción conocida al feliz desenlace del desfile del Orgullo en la capital húngara. En un mensaje en un grupo cerrado de Facebook solo para simpatizantes, Orbán acusó a Bruselas –un enemigo clásico de su Gobierno– de orquestar la marcha al pedir a políticos de la oposición que llamaran a sus votantes a participar, según informan los portales de noticias húngaros 444.hu e Index. El primer ministro y líder del partido Fidesz escribió también que en el desfile hubo eventos “repugnantes y vergonzosos, como un espectáculo de drag queens en el escenario, hombres con tacones altos, y folletos de terapia hormonal”.

Lee tambiénMARÍA-PAZ LÓPEZ | BUDAPEST. enviada especial

A participant in the Pride march cheers in Budapest, Hungary, Saturday, June 28, 2025. (AP Photo/Rudolf Karancsi)

También cargó contra la oposición, de la que forma parte el alcalde ecologista de Budapest, Gergely Karácsony, que proporcionó cobertura municipal a la marcha para que pudiera celebrarse. “Estamos aún más convencidos de que a estas personas no se les debe permitir acercarse al gobierno, y no lo permitiremos”, declaró Orbán.

En la primavera del 2026, Hungría celebrará elecciones y Orbán, que lleva quince años gobernando, afrontará a un rival muy crecido. Se trata del eurodiputado Péter Magyar, surgido de su propio entorno y ahora al frente del pequeño partido conservador Tisza, que le supera ampliamente en los sondeos de intención de voto, con hasta 15 puntos de ventaja.

“La situación de Orbán se ha deteriorado en el último año y medio, y cuando un partido autocrático pierde poder, normalmente se radicaliza; para mantenerse, toma medidas más drásticas –arguye la exdiputada húngara Zsuzsanna Szelényi, directora de programas del CEU Democracy Institute–. Antes de cada elección, Orbán debe crear un nuevo enemigo; si miramos atrás en estos quince años, primero los enemigos fueron las multinacionales y los inversores extranjeros; George Soros como ejemplo de élite cosmopolita liberal; también los comunistas; luego los migrantes; después, las personas LGTBIQ+; y por supuesto Bruselas, entendida como burócratas europeos que recortan la soberanía húngara”.

Cartel de la consulta nacional del Gobierno de Hungría sobre el ingreso de Ucrania en la UE en la que se fomentó el no, con fotos del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; y el jefe de los populares europeos, Manfred Weber (en el lado del pilón que no se ve), y la frase: “¡Ellos incorporarían Ucrania a la UE, pero pagaríamos el precio! ¡Votemos no!”. Foto tomada en Budapest el 29 de junio del 2025
Cartel en Budapest de la consulta nacional sobre el ingreso de Ucrania con fotos de Zelenski y Von der Leyen y la frase: “¡Ellos incorporarían Ucrania a la UE, pero pagaríamos el precio! ¡Votemos no!”
MARÍA-PAZ LÓPEZ

Viktor Orbán recurre a la baza bruselense para intentar paliar el fracaso de la prohibición del Orgullo de Budapest, que según medios locales congregó a unas 100.000 personas. También la ha jugado en la recién concluida consulta nacional sobre el ingreso de Ucrania en la UE, que en su promoción del no incluyó una campaña de vilipendio ad hoc. 

Aún se ven en Budapest carteles con fotos del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; y el jefe de los populares europeos, Manfred Weber –los tres con aspecto siniestro–, bajo la frase: “¡Ellos incorporarían Ucrania a la UE, pero pagaríamos el precio! ¡Votemos no!”.

Que Ucrania esté en guerra de defensa contra Rusia –un aspecto incómodo para Orbán, que tiene buenas relaciones con Putin– no ha figurado en la narrativa de esta consulta, que se hizo mediante cuestionarios enviados a la ciudadanía por correo postal y con formularios en línea. Orbán habló siempre de peligros de la posible adhesión ucraniana para la economía, la agricultura y la soberanía de Hungría.

“Ahora Fidesz apunta a Zelenski, lo cual no solo es increíblemente inmoral, sino que además está lleno de mentiras; ellos sugieren que el dinero húngaro va a Ucrania, un país complicado, con corrupción, inseguridad, etcétera –dice la politóloga Szelényi–. Necesitan nuevos enemigos constantemente; crear enemigos es la principal herramienta para recuperar su base electoral”.

Ante la popularidad del opositor Péter Magyar, el partido de Orbán habla de peligros para movilizar a sus votantes

Según el Gobierno, en la consulta participaron 2.278.000 personas (el país tiene 9,6 millones de habitantes) y el 95% se decantó por el no. Pero el opositor Péter Magyar asegura, citando fuentes internas del servicio de Correos, que respondieron al cuestionario apenas 600.000 personas.

Contra la figura al alza de Magyar apunta Orbán con los enemigos elegidos. Según analistas húngaros, tanto la prohibición del Orgullo como el veto a Ucrania en la UE buscan obligar a Magyar a pronunciarse públicamente al respecto, una estrategia de provocación que a Fidesz siempre le ha funcionado con la oposición. Pero el astuto Magyar se guarda bien de mojarse, y no se ha alineado claramente ni en defensa de la comunidad LGTBIQ+ ni en defensa de una Ucrania en la UE.

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