La insólita toma de posición como oposición política de una parte del episcopado ha enervado a obispos catalanes, disconformes con que la cúpula de la Iglesia rompa su neutralidad política.
El arzobispo de Tarragona: “No compartimos el mensaje dado”
La insólita toma de posición como oposición política de una parte del episcopado ha enervado a obispos catalanes, disconformes con que la cúpula de la Iglesia rompa su neutralidad política.
Ha sido el arzobispo de Tarragona, Joan Planellas, que es además presidente de la Conferencia Episcopal Tarraconense, el primero en dar un paso al frente para desmarcarse del presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y del secretario y portavoz de la misma. “No podíamos permanecer callados” fue la frase con la que Planellas se dirigió ayer por la tarde a La Vanguardia.
La crisis política no se trató en la permanente de la CEE, pero Magán creó la apariencia de que sí y fijó posición
En días previos, Luis Argüello primero, el domingo para el diario ABC , y César García Magán, este viernes, tras la reunión de la comisión de la permanente de la CEE, pidieron un adelanto electoral ante la crisis por el caso Cerdán-Ábalos-Koldo. García Magán sugirió incluso que el Rey intervenga para propiciar esos comicios.
“No compartimos en absoluto esas declaraciones”, manifiesta rotundo Planellas a este diario. El arzobispo de Tarragona precisa que daba su opinión a título personal, aunque otras fuentes eclesiales señalan que se trata de un sentimiento ampliamente compartido dentro del episcopado catalán.
Según insiste, la crisis política que atenaza al PSOE y al Gobierno de Pedro Sánchez no fue discutida formalmente en la última reunión de la permanente de la CEE, celebrada esta semana en Madrid. A este encuentro asistió Joan Planellas, y también el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella.
Ese punto, el de la situación política, no figuraba en el orden del día. No se trató. Sin embargo, una vez fuera de la reunión, el portavoz y secretario García Magán creó la apariencia contraria, volviendo sobre lo afirmado por Argüello el domingo. A nivel de opinión pública el efecto resultó inequívoco: pareció que esa reclamación de elecciones generales era una posición consensuada y compartida por toda la cúpula de los prelados, cuando en realidad no era así. “En este punto (el del adelanto electoral), García Magán no podía hablar en nombre de todos los obispos porque ni siquiera lo habíamos tratado en la permanente”, asegura Planellas. Y añade: “Es importante que quede muy claro que Luis Argüello ha hablado siempre a título personal, como arzobispo de Valladolid, y que sus declaraciones no representan al conjunto de obispos”.
No existe, por tanto, una posición oficial del episcopado español sobre qué hacer ante el caso de presunta corrupción que toca de lleno al PSOE. “Solo hay opiniones personales”, señalaban ayer a La Vanguardia otras fuentes eclesiásticas conocedoras de la última reunión del episcopado. “Se puede estar o no de acuerdo con la opción defendida por Argüello, pero es una opinión respetable que algunos obispos no compartimos”.
Lo que resulta más sorprendente es que al cabo de unos días y teniendo en cuenta el actual ambiente de tensión política, el presidente de la CEE participase en la presentación de un libro en Madrid al lado del presidente de Vox, Santiago Abascal, añaden las fuentes consultadas.
Más sorpresas. Las palabras del portavoz García Magán, pronunciadas en la propia sede de la CEE, han provocado estupefacción en sectores eclesiásticos además por otro motivo. Resulta que García Magán no participó en la reunión de la permanente, ya que debía viajar a Turquía para participar en un encuentro de secretarios de conferencias episcopales. César García Magán emitió una opinión personal, cuando les periodistas le preguntaron sobre las declaraciones de Argüello en ABC.
Según el arzobispo Planellas, la Iglesia no debe encuadrarse en ninguna línea política, y mucho menos señalar una tendencia, en alusión velada a la extrema derecha “Su misión no es la de entrar en el combate político”, concluye. Esto no significa, agrega, que el episcopado y la comunidad eclesial en su conjunto dejen de emitir una condena enérgica contra “todo tipo de corrupciones”.
“La Iglesia católica no está para hacer caer gobiernos”, apuntan las fuentes consultadas, recordando una frase pronunciada por el anterior presidente de la CEE durante su mandato.
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