El Alcaraz-Sinner de Roland Garros es uno de los partidos más históricos que he visto nunca
Infatigable, el serbio vuelve a la carga: en Londres se exprimirá por su 25.º grande, el desempate con Margaret Court
El Alcaraz-Sinner de Roland Garros es uno de los partidos más históricos que he visto nunca
Novak Djokovic
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Al final, Novak Djokovic (38) tiene que admitirlo: la época del Big Three , es decir la suya, ha sido magnífica. Pero el tenis del presente tampoco se queda atrás.
Lo admite él y se lo recuerda su familia: Jelena, que es su mujer, y también sus dos criaturas.
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Esta escena se registraba semanas atrás, el 8 de junio.
En la Philippe Chatrier, la parroquia parisina se estremecía. Carlos Alcaraz y Jannik Sinner combatían por el título de Roland Garros y en el ínterin, el serbio le decía a su familia:
–No quiero ver esto. Vayámonos a comer fuera.
La familia respetó su decisión. Jelena y los niños habían recogido móviles y llaves para irse tras el paterfamilias. Lo que pasa es que la comida familiar había durado lo que duró y la final había durado lo que no está escrito.
Así que cuando los Djokovic volvían a casa, el partido seguía bien vivo (“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”, que diría Monterroso): los niños encendieron la televisión, se teletransportaron a Roland Garros y el paterfamilias les acompañó en el viaje sensorial.
–Yo no sabía si quería verlo pero al final pasamos un montón de horas delante del partido –contaba Djokovic en estos días, en Wimbledon.
Y sí, admitía el hombre, el espectáculo había valido la pena (en total, 5h29m, la final más larga de la historia del torneo, la segunda más larga en la historia de los Grand Slams).
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Olvidamos pronto.
La memoria es selectiva y de corto alcance. Algunos analistas interpretan que París había presenciado la mejor final de la historia. Son los mismos que se preguntan cuánto tardarán Alcaraz y Sinner en colocarse a la altura del Big Three. Si ganarán veinte Grand Slams, o más.
Sí, olvidamos pronto.
Porque Roger Federer y Rafael Nadal ya han salido de escena, pero Djokovic dice que no.
Él aún no se marcha. Djokovic lucha contra el olvido.
Probablemente, Wimbledon sea mi mejor oportunidad para alcanzar los 25 grandes títulos”
Novak DjokovicTenista
Nemanja Stanojcic, redactor de Mondo web, me recuerda esta otra escena. También se produjo en Roland Garros, en los días en los que Djokovic aún seguía en liza. En el vientre de la pista central, el serbio había convocado a media docena de cronistas balcánicos. Sentado en una butaca, con el gentío arrullándole, Djojkovic accedía a responder a todo lo que le preguntaban:
–¿Cuándo piensa retirarse?
–No lo haré mientras me siga viendo capaz de competir con cualquiera. Y ahora mismo, aún me veo competitivo.
–¿No lo hará en este 2025?
–Mi sueño va más allá del 2025 y del 2026, me proyecta incluso hasta el Open de Australia del 2027.
Melbourne, pues, es su tierra prometida: allí ha recogido diez de sus 24 Grand Slams, más que nadie. Melbourne es la tierra que le adora y le demoniza a partes iguales (¿cómo olvidar el episodio del 2022, cuando había sido expulsado del torneo y deportado de Australia por haber entrado sin vacunarse?).
Melbourne y sus diez títulos son para Djokovic como Roland Garros para Nadal o Wimbledon para Federer, pero ojo, que al serbio no le basta con ello.
El serbio sigue siendo el tipo que llega tarde a la fiesta a la que nunca le invitaron, y se pone a servir las copas y a bebérselas, y ahora pincha la música y la baila, y cuando quiere clausura el bar, apaga el mezclador y la luz y se lleva a los invitados a otra guateque, dejando solo al anfitrión.

Hannah Peters / Getty Images
En Wimbledon, el otoñal Djokovic aspira a su octavo título, aspira a pisotear el jardín de Federer y también aspira a alcanzar el 25.º grande, el desempate con Margaret Court (Serena Williams se clavó en 23; Rafael Nadal y Steffi Graf, en 22; Roger Federer, en 20).
Djokovic quiere el trono para él y solo él.
Y por eso, si le preguntan como le preguntaban este sábado en el Media Day en Londres, responde:
–Si este será mi último baile, no lo sé, como tampoco lo sé si lo fue en Roland Garros o en donde sea. Mi deseo es jugar varios años más si estoy motivado física y mentalmente (…) Eso sí: en tierra batida seguramente tenga menos oportunidades que en hierba. Si quiero llegar a los 25 grandes, probablemente Wimbledon sea la mejor opción.
El juego le acompaña relativamente. En estos días, perdía en una exhibición ante Karen Khachanov en Hurlingham (7-6 (4) y 6-4) y luego, empataba 5-5 en un entrenamiento ante Alcaraz. Otra cosa es la mente: la suya, su resiliencia, es su fortaleza.
Djokovic debuta el martes ante Alexandre Muller.
Cuatro asuntos importantes
1. El cuadro. Carlos Alcaraz, campeón del 2024, y Novak Djokovic solo se cruzarían en una hipotética final.
2. Sinner. El líder del circuito llega entre cuitas tras perder ante Alcaraz en la final de Roland Garros y Alexander Bublik en octavos en Halle. En estos días ha cambiado de preparador físico y fisioterapeuta.
3. Alcaraz. El murciano está pletórico: suma 18 victorias seguidas, las que corresponden a tres títulos: Roma, Roland Garros y Queen’s; el lunes abre la Centre Court frente a Fognini.
4. Badosa. Novena en la WTA, Paula Badosa se estrena este lunes ante la local Katie Boulter. Su recorrido es complejo: en octavos podría verse con Madison Keys, y en cuartos, con Aryna Sabalenka.
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