A ver quién da más. Donald Trump repite una y otra vez que es el candidato de los trabajadores, el enemigo de las élites y los acaudalados. Eso dice en sus mítines populistas un multimillonario que, sin embargo, recibe donaciones de las mayores fortunas de EE.UU. como si fuera una competición que se resume en el “y yo más”.
El expresidente se queja por la falta de donaciones
A ver quién da más. Donald Trump repite una y otra vez que es el candidato de los trabajadores, el enemigo de las élites y los acaudalados. Eso dice en sus mítines populistas un multimillonario que, sin embargo, recibe donaciones de las mayores fortunas de EE.UU. como si fuera una competición que se resume en el “y yo más”.
En la lista de máximos donantes de la campaña del candidato conservador figuran Elon Musk, el empresario de Tesla, SpaceX o la red X; la magnate de los casinos Miriam Adelson; el empresario de Wyoming Timothy Mellon o el empresario del embalaje y el transporte Dick Uihlein.
Sus cuentas corrientes no guardan mucha relación con los hombres blancos y sin estudios que predominan en los actos políticos de Trump, que prometió limpiar la ciénaga.
El empresario Timothy Mellon donó hace unos meses la sorprendente suma de 125 millones
No deja de ser una más de las múltiples contradicciones del candidato republicano que Musk, el hombre más rico del mundo, se haya colocado en la cima como uno de los máximos donantes de Trump.
En el trimestre que va de julio a septiembre, el millonario aportó unos 75 millones de dólares mediante su comité de acción política (PAC), el llamado America PAC, según los datos entregados esta semana a la Comisión Electoral Federal (FEC). Esta infusión de cash subraya cómo este multimillonario se ha vuelto determinante para conseguir el objetivo del Partido Republicano de ganar en noviembre.
También es un reflejo de cómo Musk, con intereses cruzados con la administración, trata de influir en el resultado en beneficio de sus intereses empresariales y negocios.
Sus donaciones se desglosan en 15 millones en julio –mes en el que declaró públicamente su apoyo a Trump, tras el intento de asesinato–, 30 millones en agosto y otros 30 en septiembre. Musk es el único donante de ese superPAC, considerado uno de los esfuerzos más ambiciosos de un megadonante en este ciclo electoral.
Además de su generosidad, que no deja de ser apenas una muesca en su fortuna personal, el emprendedor de origen sudafricano se ha convertido en confidente, consejero y uno de los activos de Trump. Está dispuesto a ir puerta a puerta en Pensilvania, estado clave, y ya ha anunciado una especie de gira en autobús para ir haciendo charlas pro Trump.
Miriam Adelson, que tomó el testigo al morir su marido Sheldon Adelson (2021), el empresario del juego en Las Vegas y más allá, sigue su estela.
A pesar de una relación enrevesada con Trump, su compromiso con el trumpismo queda claro en los documentos entregados a la FEC, donde registra una aportación de 100 millones a través de su grupo Preserve America. Hizo entregas de 25 millones en cada uno de los tres meses de julio a septiembre, cuando añadió otros 20 millones. Durante el año ya había entregado otros cinco.
Los grandes donantes son claves para Trump porque su recaudación propia de fondos ha caído
Además del empresario Timothy Mellon que sorprendió hace unos meses al anunciar una aportación de 125 millones, en la lista emerge el empresario Dick Uihlein, uno de los más ricos en el medio oeste, con una donación de 49 millones al Restoration PAC y subvencionando publicidad.
La constelación de los llamados Súper PAC se ha vuelto cada vez más importante para las posibilidades electorales de Trump a medida que la propia recaudación de fondos del expresidente ha disminuido.
Mientras que su rival Kamala Harris, a la que definió de “retardada” ha recaudado unos 1.000 millones en menos de tres meses, Trump ha visto como muchos donantes han secado su fuente y por eso se queja de falta de dinero.
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