Muere Kris Kristofferson, leyenda de la música country y premiado actor de Hollywood

Marcó una etapa en la música estadounidense extendiendo la música country. También ganó un Globo de Oro gracias a su papel en ‘Ha nacido una estrella’ Leer Marcó una etapa en la música estadounidense extendiendo la música country. También ganó un Globo de Oro gracias a su papel en ‘Ha nacido una estrella’ Leer  

Kris Kristofferson ha muerto este sábado en su casa de Maui (Hawái), según ha comunicado una portavoz de la familia. Tenía 88 años y fue una leyenda, una leyenda de verdad, de la cultura de EEUU de los años 70, 80 y 90.

Dotado con una visión especial para la composición, escribió varias canciones abrazadas como grandes clásicos en su tiempo que trascendieron los géneros musicales, especialmente Me and Bobby McGee, pero también For the Good Times, Sunday Mornin’ Comin’ Down y Help Me Make It Through the Night.

Hombretón guapo de barba rebelde, voz grave y mirada azul, fue también un actor premiado cuyo gran talento fue confiar en su carisma. Ganó el Globo de Oro por su fantástico dueto con Barbra Streisand en Ha nacido una estrella (1976) y fue protagonista de la monumental y al mismo tiempo catastrófica La puerta del cielo, de Michael Cimino (1980).

Nació en Texas cuando nacía el verano de 1936, un 22 de junio. Su padre era militar y soñaba con que su hijo también lo fuera, aunque el joven Kristoffersson tenía otras aptitudes. En la adolescencia destacó en deportes en los que se derrocha la testosterona como el rugby o el boxeo y, sobre todo, mostraba grandes dotes para la literatura.

La familia fue cambiando de residencia por varios estados hasta que se asentó en California. El extraordinario expediente académico de Kristoffersson en el Bachillerato de Letras fue coronado con unsumma cum laude en el instituto de Pomona (sí, la ciudad de Tom Waits, 13 años más joven). Eso le valió en 1958 una beca Rhodes para estudiar Literatura en la universidad británica de Oxford.

Fue en Inglaterra donde empezó a componer música y a transformar sus narraciones literarias en canciones.

Volvió a Estados Unidos en 1960, pero pronto regresaría a Europa. Se enroló en el ejército, donde fue piloto de helicópteros destinado en Alemania. Allí vivió hasta 1965, cuando fue destinado a la célebre academia de West Point para enseñar literatura. Sin embargo, el rebelde capitán Kristofferson abandonó la carrera militar. Eso provocó que su familia lo abandonara a él, y poco después también se divorció.

Johnny Cash y Kris KristoffersonAP

Kris Kristofferson tenía más de 30 años cuando trabajaba fregando suelos en Nashville, la capital de la poderosa industria discográfica del country, donde perseguía infructuosamente su sueño de dedicarse a la música.

¿Que hizo que aquel extraño personaje oscurecido bajo la sombra del fracaso se convirtiera en unos pocos años en el compositor de country más innovador y exitoso de su generación? La primera respuesta es su propia capacidad distintiva, desde luego, que le permitió ser un renovador y al mismo tiempo un arquetipo del género. La segunda respuesta no es anecdótica: el padrinazgo de un tótem como Johnny Cash, que impulsó la carrera de un espíritu determinado e independiente en el que probablemente se identificaba.

Al principio Kris Kristofferson fue compositor, no intérprete de sus canciones de aliento literario, preocupación social, subtexto progresista y tensión sexual. Especialista en baladas emocionantes, trasladaba en sus vívidas historias un espíritu idealista y el carácter de buscavidas romántico que le acompañó toda su vida.

Jerry Lee Lewis fue el primer cantante popular en grabar una de sus creaciones, One More With Feeling. Poco después, en 1969, Roger Miller grabó Me and Bobby McGee, que rápidamente saltaría a standard de rock vía Janis Joplin, su pareja entonces, The Grateful Dead y cientos de artistas más que cantaron su melodía agridulce y que ascendieron por el impetuoso crescendo. Aquello impulsó su carrera solista, pese a sus limitadas capacidades como cantante: llegaron los discos y las giras.

En 1970 Johnny Cash hizo suya Sunday Mornin’ Comin’ Down , premio a mejor canción del año en los premios de Country Music Association, y la bola de nieve de los éxitos encadenados ya rodaba cuesta abajo a 100 millas por hora: Gladys Knight logró fenomenales hits de rhythm and blues con Help Me Make It Through The Night yFor The Good Times, mientras que el último Elvis Presley incorporó a su repertorio de directo habitual Why Me. Fue en 1973, el año en que Kristofferson se casó con la cantante Rita Coolidge (con la que grabaría varios álbumes) y en el que participó en la película Pat Garrett y Billy The Kid, donde coincidió con Bob Dylan, cinco años más joven que él, que le integró en su estrecho círculo de amistades.

Eran los locos años 70 y Kris Kristofferson era una estrella, una estrella diferente a las demás, tan original, tan rompedor, tan auténtico, tan poderoso.

En la segunda mitad de los 70 se concentró en su carrera en Hollywood con hitos como las citadas Ha nacido una estrella y La puerte del cielo, que no son en absoluto poca cosa, y Alicia ya no vive aquí (1974), de Martin Scorsese, en la que también actuó como protagonista.

Tras el monumental fracaso comercial, que no artístico, de La puerta del cielo, retomó su carrera en la música en los años 80 (nunca dejó el cine y tuvo papeles recordados como el mentor de Wesley Snipes en la saga Blade). Cuando la relevancia del country declinaba y la pujanza de los forajidos del género como Kristofferson perdía relevancia, en 1985 formó el supergrupo Highwaymen con Willy Nelson, Johnny Cash y Waylon Jennings. Tuvieron un gran éxito tanto con su álbum como con la gira, lo que abrió un ciclo de una década de colaboraciones intermitentes entre los cuatro gigantes.

Desde los años 90 Kris Kristofferson mantuvo una carrera alimentada por la nostalgia, los premios honoríficos y los viejos éxitos. Fue justo cuando una nueva generación de músicos de rock se lanzó a una renovación del country que se denominó country alternativo. Para ellos y para tantos otros en EEUU, Kris Kristofferson ya era una leyenda, una leyenda de verdad.

Epitafio: en más de una ocasión Kris Kristofferson dijo que deseaba que se inscribieran en su lápida los tres primeros versos de la canción Bird on the Wire de Leonard Cohen:

«Como un pájaro en el alambre

Como un borracho en un coro de medianoche

He intentado a mi manera ser libre»

(«Like a bird on the wire/ Like a drunk in a midnight choir/ I have tried in my way to be free»).

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