El actor ha muerto en Roma a los 75 años tras días hospitalizado por una neumonía Leer El actor ha muerto en Roma a los 75 años tras días hospitalizado por una neumonía Leer
Jaimito. El héroe popular de los chistes, la risa repetida, el sombrero de burro indisciplinado, capaz de surfear entre lo tonto y lo inteligente. Y también el rostro del destape italiano. Entre este cine popular y populista se ha movido la carrera de Álvaro Vitali, un rostro reconocido por todos, ha muerto a los 75 años en Roma. Había sido hospitalizado hacía quince días «por una bronconeumonía recidivant», según había explicado su ex mujer Stefania Corona en una entrevista hace unos días.
Nacido el 3 de febrero de 1950, a los ocho años, debido a las frecuentes peleas con su madre, se fue a vivir con su abuela («cómo me mimó… no volví a mudarme hasta los 32», dijo). Al terminar octavo abandonó los estudios y, tras trabajar un tiempo como electricista, tuvo la oportunidad que dio un vuelco a su carrera: conocer a Fellini, aunque confesó con franqueza que no sabía quién era. Así recordaba aquella primera audición: «Federico estaba en lo alto, en una escalera enorme, yo sólo oía una vocecita que preguntaba: ¿quién de vosotros sabe hacer silbar un mirlo? Empecé a silbar como un loco, lo más alto que pude. En ese momento, Federico se rió y me dijo que me llevara a mí, que el otro seguía esperando al mirlo».
Esto dio lugar a cuatro películas, (Satyricon, I clowns, Roma y Amarcord), pequeños papeles, pero cada año Fellini se acordaba de él y le llamaba.
La serie sobre Jaimito fue para él un gran éxito, pero también una condena. Su queja habitual era que, desde entonces, era «Jaimito para siempre». «En Italia no es como en Estados Unidos, donde puedes hacer cualquier cosa. Yo sufrí allí. Veo a otros amigos a los que les ofrecen diferentes papeles, pero a mí nunca me ofrecieron nada. Para ellos sólo podía ser Jaimito», llegó a decir.
Vivió años dorados en los que cambiaba de coche y de mujer cada tres meses. Sólo por una película ganó 90 millones de liras, que en 1983 era mucho dinero. Ganancias dilapidadas, como siempre admitió con franqueza, ahora que vivía de una pensión de 1.400 euros.
En su vida amorosa destacó su historia de amor de 27 años con Stefania Corona, de la que se había separado recientemente.
Cultura // elmundo