A los 81 años, el alcalde de Sintra, Basílio Horta, siente que su carrera política, tan larga como la actual etapa democrática en Portugal, se puede desmoronar cuando se aprestaba para una plácida retirada. A este antiguo diputado, ministro y embajador, primero del conservador CDS y después como independiente en el Partido Socialista (PS), le angustia la idea de tal vez tener que entregar el poder en otoño en el segundo municipio más poblado de Portugal, con unos 400.000 habitantes, a la extrema derecha de Chega.
Chega tiene a tiro el segundo municipio del país, Sintra, y ciudades del Algarve
A los 81 años, el alcalde de Sintra, Basílio Horta, siente que su carrera política, tan larga como la actual etapa democrática en Portugal, se puede desmoronar cuando se aprestaba para una plácida retirada. A este antiguo diputado, ministro y embajador, primero del conservador CDS y después como independiente en el Partido Socialista (PS), le angustia la idea de tal vez tener que entregar el poder en otoño en el segundo municipio más poblado de Portugal, con unos 400.000 habitantes, a la extrema derecha de Chega.
A la vez edén del romanticismo y populoso suburbio de Lisboa, en Sintra nació en 1983 el líder de esta formación ultra, André Ventura. Supone su pieza de caza mayor ante las municipales que se espera que el Gobierno del conservador Luís Montenegro fije en breve para el 12 octubre, o el 28 de septiembre. Sintra no parece el municipio donde Chega cuente con mayores opciones. Pero sí lo tiene tiro, como ha reconocido implícitamente Basílio Horta y, por la vía de los hechos, la ahora principal fuerza política a la izquierda del PS, Libre, que, para frenar a los ultras, negocia una coalición local con los socialistas. Por todo el país se suceden los movimientos ante el temor al avance de los de Ventura, en especial en la mitad sur.
Las municipales previstas en principio para el 12 de octubre serán las más relevantes desde 1976
Las “autárquicas”, como se les llama en Portugal a las municipales, son muy relevante. Con sólo 308 ayuntamientos, frente a los 8.132 de España, éstos atesoran considerables recursos en un país hipercentralista en el que, salvo en los dos archipiélagos, no hay ninguna instancia intermedia entre los poderes central y local. Sale elegido alcalde el cabeza de la lista más votada y sólo puede permanecer en el cargo un máximo de tres mandatos de cuatro años.
El escenario semeja bastante abierto por la combinación entre el sistema mayoritario, que permitió al conservador Carlos Moedas hacerse con la alcaldía de Lisboa en el 2019 con el 34,3%, con un fin de ciclo, doce años después de que se aplicase por primera vez la limitación de mandatos, y tras la convulsión que supuso el acceso del Chega a la condición de segunda fuerza parlamentaria. La posibilidad de que los ultras toquen poder convierte a estas municipales en las a priori más importantes desde 1976, cuando se celebraron las primeras tras la dictadura.
Un reciente coloquio entre alcaldes organizado por el digital ECO puso de manifiesto dos visiones contrapuestas sobre las expectativas de Chega en las municipales. El conservador Ribau Esteves, de Aveiro, sostuvo que no conseguirá ninguna alcaldía. Se trataría de la repetición, en versión agravada, del pinchazo de las europeas de 2024. Después de en las legislativas de tres meses antes ser terceros, tras conservadores y socialistas, con el 18,1%, los ultras se quedaron en un 9,8%, casi empatados con los liberales, lo que mostró que rinden mucho menos sin Ventura en el cartel.
Frente al categórico augurio del alcalde de Aveiro, su homólogo y compañero de partido Rogério Bacalhau, de Faro, capital del gran bastión ultra, el Algarve, declaró estar convencido de que “va a haber alcaldes de Chega”. Sostiene que se vive un cambio estructural, con la movilización de abstencionistas que expresan un profundo malestar social.
Fue en ese coloquio en el que el alcalde de Sintra, Basílio Horta, contó que se quedó “tristísimo” cuando supuso que Chega venció en las legislativas en su municipio, aunque fuese por poco, tras un ciclo de doce años de victorias socialistas. Considera a los ultras un problema gravísimo y asegura que si hasta ahora tenía ganas de que llegase el otoño para jubilarse, en este momento siente “pena” por ya no poder hacerles frente.
Aún así, las direcciones nacionales de los socialistas y conservadores dicen confiar en ser los que ganen en Sintra, donde Chega presenta a uno de sus pocos rostros conocidos, la joven diputada Rita Matías. Parecen más firmes sus opciones en dos polos turísticos del Algarve, Albufeira y Portimão, así como en municipios del Alentejo y la periferia de Lisboa. En el norte, con la fuerte implantación conservadora, lo tiene más difícil, pero los propios socialistas les atribuyen posibilidades, por ejemplo, en Caminha, pequeña villa de la desembocadura del Miño. Han fichado a un antiguo dirigente local del PS que lanzó su campaña para “hacer que Caminha sea nuevamente grande”. Trumpismo luso de frontera.
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