Los nacionalistas del Ulster temen que se les escape el tren de la reunificación

R de reconciliación, R de reunificación, R de referéndum, R de república. Hasta hace poco la comunidad nacionalista del Ulster veía la reconciliación como el camino hacia la celebración de un referéndum sobre la reunificación de la isla, que integraría la provincia en la República de Irlanda. Pero ahora muchos temen que ese objetivo, en teoría loable, sea una trampa de los unionistas para mantener el statu quo y que el tren que llevan tanto tiempo esperando se les pase.

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 El Sinn Féin ha perdido impulso político y ya no existe el “factor shock” del Brexit  

R de reconciliación, R de reunificación, R de referéndum, R de república. Hasta hace poco la comunidad nacionalista del Ulster veía la reconciliación como el camino hacia la celebración de un referéndum sobre la reunificación de la isla, que integraría la provincia en la República de Irlanda. Pero ahora muchos temen que ese objetivo, en teoría loable, sea una trampa de los unionistas para mantener el statu quo y que el tren que llevan tanto tiempo esperando se les pase.

Los acuerdos de Viernes Santo contemplan la celebración de una consulta cuando parezca que hay una mayoría clara (sin especificar un porcentaje) en favor de la reunificación. Las condiciones demográficas (mayor índice de natalidad de las familias católicas), el rechazo (también entre muchos protestantes) al Brexit y el avance del Sinn Féin tanto en el norte como en el sur de la isla daban impulso al proceso.

Los dos partidos que integran la coalición en Dublín ven la eventual integración como una bomba financiera

Pero los católicos ya no tienen tantos hijos como solían, el shock por la salida de la UE ha sido asumido y el Sinn Féin obtuvo un resultado peor de lo esperado en las elecciones de noviembre en la República que revalidaron la coalición de los dos partidos del establishment, el Fine Gael y el Fianna Fáil, ninguno de los cuales ve con entusiasmo la reunificación. Más bien como una bomba financiera, y prefieren centrarse en la reconciliación y la cooperación.

Los dos partidos nacionalistas (y esencialmente católicos) partidarios de un referéndum, el Sinn Féin y el SDLP, llevan años estancados en torno a un 40% de los votos en el Ulster, pero en términos de escaños se han visto favorecidos por el declive de sus rivales unionistas (DUP y UUP), descolocados por las consecuencias del Brexit y el hecho de que la provincia siga en gran medida bajo la órbita normativa de Bruselas, mucho más que el resto del país.

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NORTHERN IRELAND. Derry/Londonderry. 1972. Catholic girl mocks a British soldier.,Image: 190260898, License: Rights-managed, Restrictions: , Model Release: no, Credit line: Philip Jones Griffiths / Magnum Photos / ContactoPhoto

La “clara mayoría en favor de la reunificación” que contemplan los acuerdos de Viernes Santo para un referéndum no se vislumbra sin embargo en el horizonte, porque un porcentaje considerable de católicos no lo ve claro y, aunque el Ulster es más pobre, se siente cómodo teniendo como ahora un pie en la República y otro en el Reino Unido, con total libertad de movimiento y la posibilidad de tener los dos pasaportes.

Para unos, la reunificación es el camino a la reconciliación, y poner esta última como requisito previo a un referéndum es una manipulación que se traduce en un derecho de veto de los unionistas, que no tienen más que amenazar con la violencia para decir que las tensiones sectarias y tribales siguen existiendo, y la fruta no está madura como para integrar la isla. Para otros, el hecho de que ya no haya muertos no impide que católicos y protestantes vivan en barrios segregados, se diviertan en espacios de ocio segregados y envíen a sus hijos a colegios segregados, y solo coincidan en el trabajo. Y las “murallas de la paz” (barreras que hay en todo Belfast para separar a los dos grupos) son la mejor demostración de la inquina que sigue existiendo, y que la consulta exacerbaría aún más.

El ex primer ministro irlandés Leo Varadkar dice que si la reconciliación hubiera sido una condición previa, la República no se habría independizado en 1922 y no habría habido los acuerdos de paz. Pero otros piensan que empujar hacia un cambio existencial como la reunificación polarizaría aún más a la sociedad y sería una grave imprudencia.

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