Los chilenos votan hoy en unas presidenciales que pueden llevar al gobierno al ultraconservador José Antonio Kast gobierno. Todas las encuestas le dan como virtual ganador de unos comicios en los que se enfrenta a Jeannette Jara, la candidata progresista designada por el gobierno saliente de Gabriel Boric.
José Antonio Kast probable vencedor de estas elecciones en las que compite por la presidencia con la progresista Jeannette Jara
Los chilenos votan hoy en unas presidenciales que pueden llevar al gobierno al ultraconservador José Antonio Kast gobierno. Todas las encuestas le dan como virtual ganador de unos comicios en los que se enfrenta a Jeannette Jara, la candidata progresista designada por el gobierno saliente de Gabriel Boric.
De vencer Kast, un hombre con estrechos vínculos con Donald Trump y con el argentino Javier Milei, Chile estaría bajo el gobierno más derechista desde que el país abandonara en 1990 la dictadura representada por el militar Augusto Pinochet, que llegó al poder después de un golpe de estado apoyado por la CIA en 1973.
Kast es, de hecho, un hombre con vínculos con una de las etapas más oscuras de la historia de Chile. Su hermano dirigió el banco central durante la era pinochetista, conocida por ser uno de los laboratorios del neoliberalismo triunfante de finales de los 70. Kast se ha interesado también por la suerte de algunos militares condenados por haber cometido crímenes de guerra durante un régimen que fue implacable con la oposición comunista y socialista.
Ha sido, precisamente, la mención del tema de los indultos a jerarcas del viejo régimen -formulada por algunos de sus seguidores en el Partido Republicano- lo que ha enturbiado una campaña que Kast ha manejado con gran facilidad y que ha estado caracterizada por el temor a la inmigración y al aumento de la delincuencia en una de las sociedades que ha sido más pacíficas de la América Latina. La aparición del sicariato en el mundo de los negocios en Santiago de Chile, fundamentalmente vinculado a mafias del narcotráfico vinculadas con la inmigración irregular venezolana, ha sido uno de las consecuencias más impactantes de este cambio de clima en el país austral.

Matias Basualdo/ZUMA Press Wire/ DPA / Europa Press
Frente a ello, Jeanette Jara, militante comunista, que ha sido ministra del gobierno de Boric, del que se distanció posteriormente, tiene pocas cartas, pese a que la sombra de Pinochet se ha proyectado en los últimos días y introducido algo de incertidumbre en estas elecciones.
Otros dos factores alimentan las escasas esperanzas de Jara. Una es adónde se dirigirán los más de 2 millones de votos que optaron por Franco Parisi, candidato populista que quedó en tercer lugar en la primera vuelta. El otro, el destino fial del voto entre los miles de jóvenes que se estrenan en las urnas en un país en el que las elecciones son obligatorias.

Cristobal Olivares / Bloomberg
En cualquier caso, Kast llegará al gobierno con la promesa de recortar en 6.000 millones de dólares el gasto público en solo 18 meses sin eliminar las prestaciones sociales, una hazaña difícil de conseguir. También ha prometido deportar a los más de 300.000 inmigrantes indocumentados que residen en Chile, y para ello pretende dar más poderes al ejército.
Como le ocurrió al presidente de su vecino país, Argentina, el ultraderechista chileno tendrá frente a sí a un Congreso en el que no dispone de la mayoría suficiente, con lo que deberá pactar algunas de estas políticas. Alejado del histrionismo de Milei, Kast deberá avanzar en el estrecho margen de las promesas que ha lanzado y una realidad mucho más compleja.
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