Las horas críticas de Carlos Mazón

Carlos Mazón es plenamente consciente de la gravedad de su situación política y de que, en pocos días, se ha producido una acelerada erosión en su imagen pública, con abundantes riesgos para su Consell. No se trata solo de la ofensiva del Gobierno para culparle de la tardanza en lanzar las alarmas el día de la DANA o de no requerir a tiempo los recursos del Estado para socorrer y ayudar a las víctimas. Eso forma parte de la previsible batalla institucional entre contrarios, en la que cada uno da su versión para eludir responsabilidades: centenares de muertos y decenas de miles de damnificados.

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 El president ve cuestionada su gestión al frente de la tragedia valenciana  

Carlos Mazón es plenamente consciente de la gravedad de su situación política y de que, en pocos días, se ha producido una acelerada erosión en su imagen pública, con abundantes riesgos para su Consell. No se trata solo de la ofensiva del Gobierno para culparle de la tardanza en lanzar las alarmas el día de la DANA o de no requerir a tiempo los recursos del Estado para socorrer y ayudar a las víctimas. Eso forma parte de la previsible batalla institucional entre contrarios, en la que cada uno da su versión para eludir responsabilidades: centenares de muertos y decenas de miles de damnificados.

El problema entronca con las complicidades políticas. Una de estas, la que enlaza Génova con la Generalitat Valenciana, se ha deteriorado. Nunca hubo entre Feijóo y Mazón un afecto objetivo, como tampoco lo hubo entre Pedro Sánchez y Ximo Puig. Los hechos que justifican cada caso son ya conocidos. Pero la DANA ha instalado la relación entre el president y el presidente del PP en el terreno del más frío pragmatismo: cada uno que afronte su problema.

La DANA ha instalado la relación entre el president y el presidente del PP en el terreno del más frío pragmatismo

Lo expresó ayer Miguel Tellado con crudeza: “Debe ser Mazón quien dé explicaciones sobre su agenda”. Se refería a un momento, y a una secuencia, sobre el tiempo en el que el president estuvo ausente el día de la DANA y tardó en incorporarse hasta cinco horas al centro de emergencias que debía adoptar las decisiones urgentes. En parte, por una comida que el president justificó ayer “por trabajo”.

Y aún sigue provocando malestar que Feijóo pidiera al Gobierno asumir toda la dirección de la gestión de la crisis, lo que suponía quitarle el mando a Mazón. Una segunda complicidad, no menor, necesaria para su estabilidad parlamentaria, también se ha visto afectada. Se trata de Vox, que pide una comisión de investigación en las Corts sobre la gestión del Consell porque intuyen “responsabilidades políticas”.

Aún sigue provocando malestar que Feijóo pidiera al Gobierno asumir toda la dirección de la gestión de la crisis

En su entorno, afirman que Carlos Mazón sigue fuerte y que no va a perecer en esta batalla, a pesar de las acusaciones. Que no se le pasa por la cabeza dar un paso atrás. Pero, en su Consell, varias piezas están, de facto, amortizadas ante la opinión pública; en unos casos, por participar directamente en la gestión de la crisis, como la de la consellera Salomé Pradas; y, en otros, por sorprendentes errores de comunicación y por falta de empatía con los damnificados. Hay vídeos en las redes sociales que se han convertido ya en una pesadilla para el PP.

De alguna manera, sobre Mazón se ha desatado una “tormenta perfecta”, en la que el líder del PP valenciano sufre una inevitable soledad, mientras lucha para poder restablecer el orden con una colaboración con el Gobierno que funciona razonablemente bien: la prioridad son las víctimas. Pero la gestión de la crisis aún no ha sido auditada y se intuyen consecuencias no solo políticas, sino también, posiblemente, judiciales. Cada día se van conociendo hechos que obligan a su Consell a defenderse, y la presión sobre él se intensifica. Carlos Mazón sabe que está en sus horas más críticas, pero su entorno advierte: “Nadie lo va a tumbar”.

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