“La economía les va bien”

“Es el único país que no pagará la totalidad, quieren quedarse en el 2%. Creo que es terrible. Les va muy bien, la economía les va muy bien, y esa economía podría desaparecer de un plumazo si ocurriera algo malo”. Palabras de Donald Trump al concluir la asamblea general de la OTAN en La Haya, el pasado miércoles. El presidente de los Estados Unidos ha amenazado con subir los aranceles a España y con algo más. Ayer volvió a insistir: “España no cumplió, pero lo hará. Garantizo que lo hará. Fue el único país que intentó resistirse a poner el dinero”. No existen antecedentes de un lenguaje tan agresivo desde la guerra de Cuba.

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“Es el único país que no pagará la totalidad, quieren quedarse en el 2%. Creo que es terrible. Les va muy bien, la economía les va muy bien, y esa economía podría desaparecer de un plumazo si ocurriera algo malo”. Palabras de Donald Trump al concluir la asamblea general de la OTAN en La Haya, el pasado jueves. El presidente de los Estados Unidos ha amenazado con subir los aranceles a España y con algo más. Ayer volvió a insistir: “España no cumplió, pero lo hará. Garantizo que lo hará. Fue el único país que intentó resistirse a poner el dinero”. No existen antecedentes de un lenguaje tan agresivo desde la guerra de Cuba.

Al concluir la Segunda Guerra Mundial, el presidente Harry Truman no quiso dar la orden de derrocar al general Franco, aliado de Hitler y de Mussolini. Stalin lo planteó en la conferencia de Potsdam, entre julio y agosto de 1945, y topó con la frialdad de británicos y estadounidenses. Winston Churchill se opuso frontalmente. No quería inestabilidad más abajo de los Pirineos. No veía una alternativa a la dictadura y temía que los comunistas, el grupo de resistencia mejor organizado, con muchos cuadros con diez años de experiencia militar a cuestas, primero en la guerra civil española y después en el maquis francés, se hiciesen con el control del país. Truman fue un poco más sibilino: “Si intervenimos se podría producir otra guerra civil en España. Estados Unidos no quiere más guerras en Europa”. Finalmente acordaron dejar al régimen de Franco fuera de la asamblea fundacional de las Naciones Unidas en San Francisco, sin lanzarle un ultimátum.

Zapatero ganó las elecciones tras haber permanecido sentado durante el paso de la bandera de los EE.UU. en el desfile del 12-O del 2003, en plena guerra de Irak

Ocho años después, en 1953, el Gobierno de los Estados Unidos pactaba con el régimen franquista la apertura de varias bases militares en España: Rota, Morón de la Frontera, Torrejón de Ardoz, Zaragoza… España seguiría fuera de la OTAN pero quedaría bajo la directa protección de los Estados Unidos, que unos años después propiciaría el Plan de Estabilización de 1959 para evitar el colapso de la economía autárquica ideada por los falangistas. El presidente Dwight Eisenhower, ex comandante supremo de las fuerzas aliadas en Europa Occidental durante la Segunda Mundial, viajaba a Madrid ese mismo año 1959 para sellar el protectorado. El hombre que podía haber ejecutado en 1945 la orden de derribar al dictador español, ahora le saludaba calurosamente. Las bases españolas eran de gran utilidad para los grandes bombarderos norteamericanos que debían cruzar el Atlántico. España se había convertido en un gran portaviones. Franco había logrado darle la vuelta a la situación gracias a la Guerra Fría. Moriría en la cama en 1975.

Muerto Franco, el presidente Gerald Ford, sucesor accidental del dimitido Richard Nixon, estuvo de acuerdo con el plan de transición que le presentó el rey Juan Carlos. Legalizar a los comunistas no era un plato del agrado de Washington, pero después de la revolución de Portugal no querían crear un tapón en España. Creyeron que el plan era sólido: el partido reformista surgido del interior del régimen y un PSOE rejuvenecido y tutelado por la socialdemocracia alemana podían garantizar una transición estable, con los comunistas dispuestos a arrimar el hombro, siguiendo el consejo de sus compañeros italianos, que buscaban un gran pacto nacional con la Democracia Cristiana. Santiago Carrillo fue autorizado a viajar a Estados Unidos en 1978.

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En Washington, sin embargo, se enfadaron con Adolfo Suárez en 1980, cuando este, después de su segunda victoria electoral, construyó la fantasía de que podía rivalizar con González por el voto de centro izquierda. Estamos hablando del Suárez progresista que abraza a Yasser Arafat en Madrid y retrasa el ingreso de España en la OTAN. En ese momento se agudizaron sus problemas. Suárez dimitió nueve días después de la elección de Ronald Reagan como nuevo presidente de los Estados Unidos. Un mes más tarde, en la madrugada del 24 de febrero de 1981, la Secretaría de Estado norteamericana emitió un frío comunicado diciendo que la tentativa de golpe en Madrid era “un asunto interno español”.

Lo primero que hizo Leopoldo Calvo Sotelo después de ser investido presidente en sustitución de Suárez, fue acelerar el ingreso de España en la OTAN, que se materializó el 30 de mayo de 1982. Felipe González supo desde el primer momento –desde el primer momento- que el PSOE ni en broma podía defender la salida de España de la Alianza Atlántica en el prometido referéndum. Y así fue. González se llevó bien con Reagan y no dudo en enviar tres barcos de guerra al mar Rojo (una fragata y dos corbetas) cuando Goerge Bush padre activó la primera guerra del Golfo para echar a los iraquíes de Kuwait.

Durante la crisis catalana de otoño del 2017, Trump no dudó en dar un rápido apoyo a la integridad territorial de España

José María Aznar pudo plantearse que tropas españolas entrasen en Bagdad en 2003, junto con el contingente militar norteamericano, pero se frenó en el último momento porque la presión en la calle era muy fuerte. Aznar estableció una relación de gran complicidad con George Bush hijo. Su plan era convertir España en una segunda Gran Bretaña, cultivar una relación especial con Estados Unidos, alejándose del eje franco-alemán. Más Atlantis que Carolingia. Lo que vino después es conocido por todos.

José Luis Rodríguez Zapatero ganó las elecciones después de haber permanecido sentado durante el paso de la bandera de los Estados Unidos durante el desfile del 12 de Octubre del 2003, en plena guerra de Irak. Después de ganar las trágicas elecciones de marzo del 2004, su primera decisión fue retirar las tropas españolas destacadas en territorio iraquí. El enfado en Washington fue monumental, pero no hubo represalias inmediatas.

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A modo de compensación, Zapatero envió efectivos de la Guardia Civil a Haití, para ayudar a poner orden en aquel maltrecho país. En mayo del 2010, sin embargo, recibió una llamada telefónica de Barack Obama, presidente ‘amigo’. El campeón de la oratoria demócrata le pedía que cambiase urgentemente de política económica, puesto que la deuda pública española podía poner en riesgo la estabilidad de la zona euro y de todo el cuadro financiero internacional. Zapatero concluyó su segundo mandato en 2011 pactando con Estados Unidos la ampliación de la base de Rota, pacto que fue ratificado y asegurado posteriormente por Mariano Rajoy. (El ex ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, sostiene que la secretaria de Estado de Obama, Hillary Clinton, llegó a amenazar con el traslado de las bases de Rota y Morón a Marruecos como consecuencia de los enfados acumulados).

Rajoy no tuvo problemas con el primer Trump. Durante la crisis catalana de otoño del 2017, el Gobierno de Estados Unidos no dudó en dar un rápido apoyo a la integridad territorial de España. Algún independentista catalán despistado llegó a creer que el ‘disruptivo’ Trump podía apoyar la independencia catalana. Ni en sueños fue así. Rota y Morón son los nombres más visibles que aparecen en la sala de mapas del Pentágono cuando la mirada busca la Península Ibérica.

Las furias del mundo se han desatado y Sánchez, ya con siete años de gobierno a cuestas, se ha convertido en el “villano”

Con Rota y Morón no se juega. Por ello, la Administración Biden planteó una nueva ampliación de Rota, que finalmente Pedro Sánchez tuvo que atender en 2022. A la gente de Joe Biden no le gustaba la presencia de Podemos en el Gobierno y quería un mayor alineamiento español con Marruecos. El secretario de Estado Anthony Blinken, un diplomático versallesco si lo comparamos con el actual equipo de la Casa Blanca, se puso de perfil cuando estalló la crisis de Ceuta en mayo de 2021. Sánchez captó el mensaje: cesó a la ministra de Asuntos Exteriores (Arancha González Laya), aceptó la propuesta marroquí de convertir el Sáhara Occidental en una provincia autónoma (bajo supervisión de la ONU) y pactó la segunda ampliación de Rota. Ello explica el éxito de la asamblea general de la OTAN celebrada en Madrid a finales de julio del 2022, que concluyó con una placida velada en la pinacoteca de El Prado. Podemos protestó, pero poco. ¡Qué tiempos!

El mundo es ahora otro. Las furias del mundo se han desatado y Pedro Sánchez, ya con siete años de gobierno a cuestas, se ha convertido en el “villano” de la asamblea general del 2025 por negarse a regresar a Madrid con el 5% tatuado en el brazo. Sánchez se juega estos días la estabilidad de su gobierno en un momento de gran fragilidad. El presidente español no estaba en condiciones de participar activamente en la fenomenal comedia que se ha interpretado estos días en La Haya.

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Pancarta de las protestas contra el ingreso de España en la OTAN en los 80.

Trump debía obtener un gran triunfo escénico, y a cambio no retirará tropas de Europa. Se supone que no lo hará. Los europeos aceptan nominalmente aumentar su gasto militar al 5% del PIB en un plazo de diez años y una vez acordado, que cada uno espabile. Se debería reorganizar toda la industria militar europea pero nadie explica muy bien cómo. Buena parte de los gobiernos europeos no pueden cumplir el compromiso del 5%, sin exponerse a graves recortes del gasto público. No creen que puedan cumplir ese compromiso, pero no se trataba de fastidiarle la fiesta a Trump. Mark Rutte, secretario general de la OTAN, lo dejó bastante claro. Lo importante para Trump era poder comunicar a sus electores de la América profunda que los europeos van a pagar más. Rutte le envió un mensaje adulador de ribetes obscenos que Trump hizo público de inmediato: “Europa pagará a lo grande, como debe ser, y será tu triunfo”.

Al borde del abismo en España, Sánchez no se podía permitirse ese guión y arrancó a Rutte una carta que puede leerse como un cierto certificado de flexibilidad. Con esa carta, Sanchez salio a la palestra el pasado domingo anunciado que España elevará su gasto militar al 2,1%, ‘ni más ni menos’. Y después pasó lo que pasó. ¿Por qué concedió esa carta Rutte a Sánchez, en vez de negársela? Esa pregunta creo que es clave. ¿Por qué Rutte acepta redactar una carta que puede leerse como una concesión a la ‘flexibilidad’? España amenazó con vetar la resolución final de la asamblea. Y hay otro motivo: las bases de Morón y Rota han tenido estas semanas un activo papel en el despliegue militar norteamericano en Oriente Medio y el Gobierno español no ha puesto ninguna pega.

Meloni, del partido Hermanos de Italia, heredero del antiguo posfascista Movimiento Social Italiano, prepara una carga de caballería contra Sánchez

Sánchez no ha roto la OTAN, ni ha bloqueado las bases Rota y Morón en un momento decisivo, pero ha alterado el montaje escénico de Trump en La Haya. El presidente de los Estados Unidos se muestra ahora colérico. Van a pasar cosas. Es probable que reaparezca la ‘amenaza’ de trasladar las bases de Rota y Morón a Marruecos. Ayer mismo, Robert Greenway, director del centro Allison para la Seguridad Nacional, división de la Fundación Heritage, escribía en la red X: “Es tiempo de recolocar las bases de Rota y Morón en Marruecos”. La Fundación Heritage, de orientación ultraconservadora, es autora del Programa 2050 que en buena medida inspira el programa de la presidencia Trump. Greenway no es un personaje menor. Trabajó en el Consejo de Seguridad Nacional y cooperó en la puesta en marcha de los pactos de Abraham entre Israel y algunos países árabes sunitas. Realizó labores de inteligencia en Afganistán y estuvo al mando de unidades de operaciones especiales en Irak.

Hoy también tendremos noticias desde Italia. El partido de Giorgia Meloni, Hermanos de Italia, heredero del antiguo Movimiento Social Italiano (partido postfascista fundado en 1946), prepara una carga de caballería contra Sánchez, informa Francesco Olivo desde Roma. Trump amenaza, y la derecha italiana señala a Sánchez como un riesgo para Europa en un argumentario remitido a sus parlamentarios. Intentan atajar el acalorado debate que se está abriendo en ese país sobre el gasto en defensa.

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GRANADA, 06/10/2023.- El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez (d), que actúa como anfitrión en la reunión de los Veintisiete este viernes en Granada, saluda a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. La cumbre informal se produce en el marco de la presidencia española del Consejo de la UE con tres claves en la agenda: la ampliación a nuevos socios, la autonomía estratégica y la migración. EFE/ Miguel Angel Molina

La gente cada vez es más consciente de la gran cantidad de dinero que va a los bolsillos de los mercaderes de la muerte. Con ese dinero se podrían construir escuelas y hospitales, en vez de destruirlos”. ¿Quién ha pronunciado esas palabras? ¿Quién es el ‘demagogo’ que osa cuestionar de esa manera el rearme? El papa León XIV. Discurso pronunciado el pasado jueves en el Vaticano en una reunión con las iglesias orientales, mientras Trump, iracundo, señalaba a España en La Haya: “Vais a pagar, vais a pagar, vais a pagar…”

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