El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, se ha convertido en una figura destacada para los medios especializados en crónica social. El dirigente político ha protagonizado distintas portadas, titulares, tertulias y conversaciones debido a sus quehaceres detrás del atril. Uno de los momentos más destacados del último año fue su boda, catalogada como sorpresiva por varias fuentes, con la economista Teresa Urquijo.
El alcalde de Madrid ha contado varias anécdotas y manías de su jornada diaria
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, se ha convertido en una figura destacada para los medios especializados en crónica social. El dirigente político ha protagonizado distintas portadas, titulares, tertulias y conversaciones debido a sus quehaceres detrás del atril. Uno de los momentos más destacados del último año fue su boda, catalogada como sorpresiva por varias fuentes, con la economista Teresa Urquijo.
El matrimonio ha sido uno de los principales temas de conversación del mandatario del PP en su visita a El Hormiguero, el programa nocturno de Antena 3 presentado por Pablo Motos. “La última vez que hablamos eras soltero, ¿qué tal la vida de casado?”, le preguntaba el de Requena, después del enlace producido el pasado 6 de abril en la parroquia de San Francisco de Borja. El alcalde no tuvo problemas en sincerarse.
“Muy bien y tenía dudas, no por ella, sino por mí. 49 años de soltero son muchos y conseguir estar a la altura de alguien como Teresa me está costando, pero voy poco a poco. También estoy aprendiendo cosas como vestirme a oscuras, ya que madrugo más que ella”, replicaba Almeida, entre las risas de Motos y los asistentes al plató de la calle Alcalá. El madrileño también hacía hincapié en el momento en que ambos se conocieron.
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“Sí, nos conocimos en una feria de arte. Luego nos encontramos un par de veces por casualidad en eventos, hasta que un día me pidió el contacto, y yo, en vez del teléfono, le di mi correo electrónico”, explicaba ante la atenta mirada del conductor del programa. “La última vez que viniste me contaste que tenías la nevera siempre vacía, ¿eso ha cambiado desde que eres un hombre casado?”, preguntaba de nuevo Pablo Motos.
Una combinación particular
“No, en absoluto. Entre mi mujer y yo no juntamos ni un huevo frito, somos un desastre. Mi suegra nos regaló un robot de cocina, pero sirve lo mismo que un jarrón, de objeto decorativo”, aclaraba, antes de indagar también en sus manías: “Por ejemplo, yo llego a una mesa puesta y tengo siempre que colocar los cubiertos y los vasos a mi manera, en línea. Me pasa hasta cuando voy a cenas de palacio que está todo milimetrado”.
“Esta manía me viene de cuando estudiaba y tenía que prepararme la mesa de estudio con los bolis, los folios y los libros perfectamente ordenados, si no no podía empezar a estudiar. También si voy a un partido de fútbol y el Atleti pierde me tengo que cambiar la bufanda, esa ya no la vuelvo a usar. Hay temporadas que gasto mucho en bufandas. Es una manía que no sirve para nada, pero tampoco le hago daño a nadie”, añadía.
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