Gonzalo Miró es hijo de la transición. Su madre fue Pilar Miró, cineasta y directora general de RTVE. Su padre, periodista muy relevante de la transición. Le conocí. Pero ni él, ni ella, ni Gonzalo han querido desvelar la identidad de esa paternidad. Gonzalo Miró es hoy un tertuliano político muy valioso. Y cada día más.
Gonzalo Miró es hijo de la transición. Su madre fue Pilar Miró, cineasta y directora general de RTVE. Su padre, periodista muy relevante de la transición. Le conocí. Pero ni él, ni ella, ni Gonzalo han querido desvelar la identidad de esa paternidad. Gonzalo Miró es hoy un tertuliano político muy valioso. Y cada día más.Seguir leyendo…
Gonzalo Miró es hijo de la transición. Su madre fue Pilar Miró, cineasta y directora general de RTVE. Su padre, periodista muy relevante de la transición. Le conocí. Pero ni él, ni ella, ni Gonzalo han querido desvelar la identidad de esa paternidad. Gonzalo Miró es hoy un tertuliano político muy valioso. Y cada día más.
Le veo en tertulias de Atresmedia, hipercríticas con Pedro Sánchez desde antes de la campaña electoral de julio del 2023 (señalaban la fecha de votación como maquiavelismo sanchista y enredaban maliciosamente sobre el voto por correo). Ahí la de Gonzalo Miró era una voz resistente a la oleada facilona. Se agradece la voz discrepante, una voz crítica con la crítica, alguien que rasgue la uniformidad y el pensamiento único. Eso hace Gonzalo Miró con serenidad, templanza, aplomo.
Como tertuliano, no se apunta al gregarismo del “todo está podrido” y “arrojemos el agua sucia con el niño dentro”
Es meritorio mantener tal moderación en estos días en que cuesta no sumarse al discurso tremendista de que todo está podrido y al “arrojemos el agua sucia de la bañera con el niño dentro”. Gonzalo Miró no se apunta a este gregarismo, es el saludable contrapunto de la obvia linea editorial de Espejo público , y de La Roca , y de (algo más balanceado) Más vale tarde , por mucho que Cristina Pardo se despepite por arrastrarle a donde ella pretende. Gonzalo Miró sonríe ante las enormidades que escucha en estas mesas y entiende que quizá en esta hora sea posible todavía salvar al niño (el Estado de bienestar, la solidaridad, la socialdemocracia) de este impostado higienismo supuestamente apolítico… que oculta en verdad mero oportunismo partidista.
Particularmente difícil lo ha tenido Gonzalo Miró esta semana: su padrino de nacimiento, Felipe González, que lo fue por deseo de su madre, Pilar Miró (de la que quedó huérfano con 16 años), su padre sustitutivo, se ha roto como jarrón chino al saltar violentamente de su estantería para unirse al coro de expolíticos como Redondo Terreros, que dice ser menos peligroso un terrorista etarra que Sánchez y políticos democráticos pactando esta ley de Amnistía. Gonzalo Miró, solicitada su opinión en sus tertulias televisivas sobre Felipe González, ha dicho, templado, moderado, sensato y calmo, inteligente y bondadoso: “Respeto su opinión, pero si no fuera Felipe estaría dispuesto a discrepar en público”. Ojalá oír más voces centradas como las de Gonzalo Miró, ojalá, y cada día más. – @amelanovela
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