El Real Madrid de Mbappé, Vinicius y Bellingham ha encontrado en Estados Unidos, en un Mundial de Clubs que ya lo ve en semifinales, un invitado inesperado capaz de comer en la mesa de cualquier galáctico. O, al menos, y con la prudencia de los asteriscos que hay que colocarle, Gonzalo García sigue siendo la sensación de un torneo que ya lo ve como pichichi.
El delantero marcó el 1-0 y fabricó la jugada del 2-0 en otra demostración de su impacto en el equipo de Xabi Alonso. La roja a Huijsen puede marcar la semifinal
El Real Madrid de Mbappé, Vinicius y Bellingham ha encontrado en Estados Unidos, en un Mundial de Clubs que ya lo ve en semifinales, un invitado inesperado capaz de comer en la mesa de cualquier galáctico. O, al menos, y con la prudencia de los asteriscos que hay que colocarle, Gonzalo García sigue siendo la sensación de un torneo que ya lo ve como pichichi.
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El delantero demostró de nuevo ante el Borussia Dortmund que es un elegido, la joya de Valdebebas que ha derribado la puerta, algo excepcional que se ve pocas veces junto al Bernabéu.
A los nueve minutos, Gonzalo ya había perforado la portería de Gregor Kobel. El Real Madrid encontró una autopista en el carril izquierdo y Fran García ya había sacado dos centros de gol. La asistencia fue a cargo de Arda Güler, omnipresente desde la llegada de Xabi Alonso, quien le puso el balón en la cabeza de Gonzalo. No es Santillana o Morientes, pero remata igual de bien. E incluso es un ratón como Raúl que sabe dónde caerá el balón en el área sin que su marca le persiga.
Pero el mejor Gonzalo, el que lo eleva, llegó en el 2-0, obra de Fran García. Alejado del área, entendió el juego con calma y precisión. Le devolvió la pared a Bellingham y luego asistió a Alexander-Aronold, quien asistió al zurdo. Al Borussia Dortmund solo le faltó el bañador, la sombrilla y un San Francisco. Apenas se habían jugado 20 minutos.
Utilizó un 5-3-2, le ordenó a Tchouameni marcar a Brendt y sentó a Mbappé
Un gol de lateral a lateral que explica también porque Xabi Alonso no es Carlo Ancelotti. Si al segundo se le achacaba su falta de intervencionismo en los partidos, especialmente el último curso, el tolosarra tiene una tienda de disfraces. Conocedor del Borussia Dortmund -fue su pesadilla en Alemania cuando dirigía al Bayer Leverkusen-, dispuso un 5-3-2 con una marca individual: Tchoameni se convirtió en la sombra de Brendt. Sin ideas, el Borussia pudo recibir algún gol más en una primera parte en la que demostró estar a merced de los blancos, varias marchas por detrás.
Con el partido casi resuelto, Mbappé salió al campo en el segundo acto. Xabi Alonso, en una decisión que explica su gestión democrática, prefirió al canterano que al francés, gris en un segundo tiempo de bostezo: un larguero de Tchouameni, dos paradas de Courtois y un carrusel de cambios; entre ellos, Rodrygo, que reapareció tres partidos después, y Asencio, señalado en las dos primeras jornadas.
La locura llegó en el añadido. Beier marcó en el 92’. La emoción duró un minuto: Mbappé hizo el 3-1. Pero, en la última jugada del partido, Huijsen vio la roja por agarrar a Guirassy, quien anotó el 3-2 en el 98’. Y Courtois, con un paradón, salvó el empate en la última acción del partido. Madrid style.
El miércoles, en un encuentro marcado por las bajas en defensa de los dos equipos, Xabi Alonso se mide a Luis Enrique en una final anticipada en este Mundial de Clubes.
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