El TNC agota las doce funciones de ‘La mort i la primavera’, la mirada de La Veronal sobre Mercè Rodoreda

A día de hoy, La mort i la primavera, el espectáculo de La Veronal que se inspira en el libro que dejó inacabado Mercè Rodoreda, es el más vendido de la temporada del TNC que ahora empieza. La visión de Marcos Morau de esta novela laberíntica y enigmática con el que el Teatre Nacional abre el curso, con nada menos que doce funciones, del 24 de septiembre al 9 de octubre, ha llamado más la atención en taquilla que otras esperadas obras de teatro que están por venir, como La corona d’espines o Maria Magdalena. Lo cual, tratándose de danza, es algo muy inusual. Y solo se explica por el efecto Morau que está viviendo no solo Catalunya  -también se verá en noviembre en Temporada Alta- sino el mundo entero.

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 “Es la visión de Marcos Morau y nuestra misión con el repertorio”, recuerda Carme Portaceli, directora del Teatre Nacional. “Es dar voz a una mujer desde un punto de vista distinto, a través del alma y de los cuerpos”  

A día de hoy, La mort i la primavera, el espectáculo de La Veronal que se inspira en el libro que dejó inacabado Mercè Rodoreda, es el más vendido de la temporada del TNC que ahora empieza. La visión de Marcos Morau de esta novela laberíntica y enigmática con el que el Teatre Nacional abre el curso, con nada menos que doce funciones, del 24 de septiembre al 9 de octubre, ha llamado más la atención en taquilla que otras esperadas obras de teatro que están por venir, como La corona d’espines o Maria Magdalena. Lo cual, tratándose de danza, es algo muy inusual. Y solo se explica por el efecto Morau que está viviendo no solo Catalunya  -también se verá en noviembre en Temporada Alta- sino el mundo entero.

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Carme Portaceli llevaba años persiguiendo al director de escena y coreógrafo valenciano para que abriera temporada, cosa arduo complicado dada la agenda internacional que maneja el artista. Hace dos años fijaron fecha. “Lo suyo era que pudiera abordar un texto, una novela que si era de nuestro repertorio, mejor aún. Porque sabía que sería bellísimo y brutal poema visual”, apunta la también valenciana directora del TNC. Fue Morau quien le propuso La mort i la primavera, una novela que le impactó cuando la leyó de adolescente y cuya naturaleza, nada lineal ni realista, podía entroncar con su propio discurso, alejado de toda narrativa lógica.

Portaceli asistió a su estreno en la Bienal de Venecia: “El corazón no para de latirte. Es de una dureza y una poética que te mantiene alerta”

La pieza, que clausuró la Bienal de Danza de Venecia, el pasado 1 de agosto, no le defraudó en absoluto a Portaceli cuando la vio en el Teatro Malibran de la ciudad de los canales. “Es la visión de Marcos y nuestra misión con el repertorio: dar voz a una mujer desde un punto distinto, a través del alma y los cuerpos. Y quedé completamente atrapada -reconoce-: Rodoreda está ahí, completamente.  Es la experiencia de una mujer que vivía aquí durante la República y que tuvo que irse, refleja aquel mundo represivo, sin luz. Y Maria Arnal acompaña a Marcos haciendo en escena unas piezas musicales brutales. El corazón no para de latirte. Es de una dureza y una poética que te mantiene alerta toda la obra”.

Un momento de ensayos en el escenario del TNC
Un momento de ensayos en el escenario del TNC
Silvia Poch

Es la primera vez que La Veronal se inspira en una novela, y también a primera que lo hacen en un creador catalán. “Tenía que ser ella y no otra, y tenía que ser este libro y no otro, en la que hay la poética y el imaginario que Rodoreda construye y dibuja, y que es lo que más se acerca a mi imaginario y al de La Veronal”, advierte Morau, abocado en los ensayos de la pieza en el TNC antes de regresar al Staatsballet Berlin donde ultima otra obra. 

Este es su regreso al Teatre Nacional después del sonado éxito de Opening Night, inspirada en la película de John Cassavetes, que tuvo que reponerse debido a la demanda de público. Llega feliz, asegura, y con la certeza de que “la única manera de presentar La mort i la primavera en el mundo actual en que vivimos es no intentar representarla sino destilarla y convertirla en una imagen, unas sensaciones, una especie de concierto, que no musical, sobre lo que ella intenta presentar de su exilio y de su figura como mujer, catalana, artista, madre… pues todo está en la novela no de manera explícita”.

Carme Portaceli junto a Maria Arnal, Marcos Morau y el bailarín de La Veronal Fabio Calvisi
Carme Portaceli junto a Maria Arnal, Marcos Morau y el bailarín de La Veronal Fabio Calvisi
TNC

Porque Rodoreda, como apunta Morau, se permite ser opaca, “no tratar de explicar sino intentar expresar, no contar sino sugerir. Y en este juego de espejos genera una metáfora de su visión, triste y esperanzadora, pero también crítica con el exilio y con su papel como mujer. Eso es lo que queremos transmitir en un espectáculo de danza”, añade.

El artista valenciano se disculpa por adelantado con aquel público que espera poder disfrutar de la oralidad de Rodoreda al describir este mundo y esos paisajes. “Quien quiera el texto tendrá que comprar la novela. Nosotros la hemos digerido y transfigurado en otra cosa. Y creo que ella estaría satisfecha. Porque siempre será mejor la autora que lo que queramos hacer de ella a la hora de presentar la angustia que vivió y la libertad que suponía la muerte. Así que ¡viva la inspiración creativa y la libertad que siempre me he tomado!”.

En las composiciones de Maria Arnal , la palabra es un espacio sonoro, pues la pieza pone el acento en lo sensorial del sonido de la palabra más que en su semántica

El trabajo de Maria Arnal a nivel compositivo ha consistido en trabajar al servicio del imaginario de Morau. “Es algo que no suelo hacer pero con él quiero seguir haciéndolo muchas veces, porque me inspira. La composición final que también interpreto en escena es algo al servicio de él, de La Veronal y de Rodoreda”, admite la artista. Y la palabra es aquí un espacio sonoro, musical. La pieza pone el acento en lo sensorial del sonido de la palabra más que en su semántica. Incluso se ha pedido -por primera vez- a los bailarines que canten, y así lo hacen Fabio Calvisi, Ignacio Fizona Camargo, Valentin Goniot, Jon López, Núria Navarra, Lorena Nogal y Marina Rodríguez.

El TNC comienza así la nueva temporada tras cerrar una 2024/2025 con cifras notables: 134.257 espectadores y un 87,5% de ocupación. La 2025/2026 supera las 60.000 butacas ocupadas y cuenta con 4.782 abonados. La mort i la primavera ha vendido todo el aforo, unas 10.500 localidades.

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