El Reino Unido reabre la final de la Copa del América tras dos victorias consecutivas

Por la mañana del miércoles, la pregunta en el pantalán de la Copa del América era cuándo Nueva Zelanda iba a ganar el primer set (y poner el marcador con 6 victorias a 0).

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 Ineos se beneficia de la mar gruesa y fuerza a Emirates a caer de los alerones: el marcador es de 2 a 4  

Por la mañana del miércoles, la pregunta en el pantalán de la Copa del América era cuándo Nueva Zelanda iba a ganar el primer set (y poner el marcador con 6 victorias a 0).

Ineos se beneficia de las olas y aprovechó el día de descanso para recoger datos

El ambiente era festivo. Se pudo ver antes del mediodía al barco neozelandés soltar amarras desde el Port Vell hacia el campo de regata, escoltado por decenas de barcos, acompañados con por un ritmo casi ancestral (y patriótico) de la canción Poi E de Patea Maori Club. Salió al mar la canoa con los remeros maoríes con sus gritos de batalla según el ritual de las antiguas tribus del Pacífico. Las caras de la tripulación del Emirates relajadas y sonrientes.

Sin embargo, por la tarde, la pregunta era si no estábamos ante el inicio de una remontada histórica tras la doble e inesperada victoria del Reino Unido. Los neozelandeses todavía tienen ventaja (4 a 2), pero ésta se ha reducido.

Los neozelandeses cometieron un error impropio de ellos al caer de los’ foils’

Ocurrieron dos hechos inéditos en esta final. La tripulación neozelandesa, hasta ahora perfecta, cometió un error no forzado en ocasión de la primera regata. El barco se cayó de los alerones tras una torpe maniobra de los kiwis, propiciada también por el Ineos, que le tapó el viento para poder despegar. Lo nunca visto. A los del Emirates les costó arrancar y salieron con 1.000 metros de retraso.

“Hicimos un gran error. Tuvimos dos olas bastante grandes y llegamos un poco rápidos, así que tuvimos que reducir la velocidad y no pudimos acelerar para pasar por encima de ellas y luego ponernos delante del Ineos. Fue una pena. No deberíamos haberlo hecho. Estamos viviendo un momento de decepción”, ha dicho Blair Tuke, la mano derecha de Peter Burling en el Ineos.

El marcador sigue dando ventajas a los kiwis, con un 4 a dos al mejor de siete

En la segunda, tras una buena salida de los británicos capitaneados por Ben Ainslie, el Ineos Britannia se puso delante. Acertó el lado bueno del campo de regata. Y por primera vez controló a su rival desde el espejo retrovisor. Un golpe de autoridad que puede suponer por lo menos un punto de inflexión.

En este caso el tema de las olas es clave. Emirates New Zealand no está configurado especialmente para estas condiciones, mientras que Ineos sí. Hasta recortaron el casco de sus primeras versiones del AC75 para mejorar el paso con la mar más gruesa. Parece que esto les está funcionando. “Sí, creo que podemos sacar un buen rendimiento en estos mares más grandes y confusos, especialmente cuando el viento no es tan fuerte. Ya lo vimos con el Luna Rossa en la final de la Louis Vuitton. Y sí, creo que lo disfrutamos cuando es un desafío como el de hoy”, explicaba el controlador de vuelo británico, Bledyn Mon.

Luego hay que tener en cuenta el tema de los datos. La mitad del equipo está en el Reino Unido analizando la información a diario. Ineos Britannia salió a navegar el martes. Que teóricamente era día de descanso. Como cuenta Jann Schüpbach, que es patrón del equipo juvenil del Alinghi a bordo de los AC40, “cuando entrenas puedes recoger muchos más datos que cuando regateas. Por ejemplo, puedes ensayar una virada al infinito hasta recoger toda la información que necesitas y así mejoras la maniobra”. Los británicos han apurado todas las horas disponibles con el objetivo de mejorar las prestaciones de su embarcación. “Tenemos muchos ajustes que podemos hacer todavía. La naturaleza de estos barcos es que siempre estás aprendiendo. Hasta la última carrera. Así que sí, sin duda habrá más cambios de cara al viernes”, ha añadido Mon.

La remontada es difícil. Pero Ben Ainslie sabe qué significa. En el 2013, en San Francisco, cuando él subió a bordo del Oracle como táctico el marcador estaba en 1-8. Los estadounidenses, con el sir en la tripulación, dieron la vuelta y acabaron ganando 9-8, justo a los neozelandeses. La historia nunca se repite. Pero…

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