Con el viaje a Estados Unidos de Kiril Dimítriev, enviado especial de Vladímir Putin, se establece una línea directa en las negociaciones entre el Kremlin y la Casa Blanca de Donald Trump. El mismo Dimítriev anunciaba ayer que ya estaba en la capital estadounidense y que iba a reunirse con representantes de la administración americana. Es la primera visita de un alto responsable ruso a Washington desde que en febrero del 2022 Putin metió su Ejército en Ucrania.
Kiril Dimítriev es el primer enviado del Kremlin que visita Washington en tres años
Con el viaje a Estados Unidos de Kiril Dimítriev, enviado especial de Vladímir Putin, se establece una línea directa en las negociaciones entre el Kremlin y la Casa Blanca de Donald Trump. El mismo Dimítriev anunciaba ayer que ya estaba en la capital estadounidense y que iba a reunirse con representantes de la administración americana. Es la primera visita de un alto responsable ruso a Washington desde que en febrero del 2022 Putin metió su Ejército en Ucrania.
Coincide en el tiempo con la guerra comercial que el presidente de EE.UU., Donald Trump, ha desatado contra la UE, China y decenas de países. Pero no contra Rusia, que ya es blanco de sanciones por su ataque a Ucrania y, según Washington, ya no es un socio comercial importante.
La “comprensión real” de la posición rusa posibilita mejorar las relaciones, dice el emisario de Moscú
Eso es lo que se propone cambiar Dimítriev. “La comprensión real de la posición rusa abre nuevas posibilidades para una cooperación constructiva, incluido el ámbito económico-inversor”, escribió ayer en su cuenta de Telegram. Paralelamente a los esfuerzos para solucionar la guerra entre Rusia y Ucrania, Moscú y Washington quieren recomponer sus relaciones bilaterales.
El principal interlocutor de Dimítriev en la capital estadounidense es Steve Witkoff, enviado especial de Trump para Oriente Medio y que ha participado en las negociaciones con Rusia, entrevistándose varias veces en los últimos meses con Putin en el Kremlin.
Dimítriev, quien este mes cumple 50 años, dirige también el Fondo soberano ruso. El 18 de febrero participó en el encuentro entre delegaciones de Rusia y EE.UU. en Arabia Saudí, la primera reunión de alto nivel en tres años. Allí insinuó la posible cooperación de ambos países en el desarrollo del Ártico. Luego, sugirió que Rusia podría unirse al multimillonario Elon Musk para explorar Marte. Y esta semana ha dicho que ya han empezado a hablar para llevar a cabo proyectos sobre tierras raras.
Antes de viajar a EE.UU., escribió en X que esos contactos se están encontrando con “resistencia” desde “intereses arraigados y viejas narrativas”. Sin embargo, contraatacó: “¿Pero qué pasaría si lo que realmente necesita el mundo para una seguridad global y paz duraderas son unas relaciones mejoradas?”.
Ayer admitió que el restablecimiento de los puentes es un proceso arduo. Pero “cada reunión, cada conversación franca permite avanzar. Se trata de construir un mundo más seguro y floreciente para todos”, dijo.
Entre los hombres de Putin, es uno de los que más conocen Estados Unidos. Nacido en Kyiv en tiempos de la URSS, luego se formó e hizo carrera en EE.UU. Trabajó en la banca Goldman Sachs en Nueva York, y para la consultora McKinsey. En el país de Trump se diplomó en la Universidad de Stanford y en la prestigiosa Escuela de Negocios de Harvard.
En los años 2000 dirigió una división de fondos de inversión Estados Unidos-Rusia, creados en 1995 durante la presidencia estadounidense de Bill Clinton para dinamizar la economía rusa, en ese momento agonizante tras la desintegración de la Unión Soviética.
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