Los aranceles complican las renegociaciones de deuda, especialmente a empresas en problemas Leer Los aranceles complican las renegociaciones de deuda, especialmente a empresas en problemas Leer
La moratoria contable incluida por el Gobierno en el Real Decreto de los aranceles ha ‘salvado’ a miles de pequeñas empresas, pero muy concretamente a varias de las rescatadas por el Estado durante la pandemia y que, al menos según sus cuentas de 2023, seguían teniendo fondos negativos como son los casos de Air Nostrum, Plus Ultra o Duro Felguera.
La última ya está en preconcurso de acreedores y las otras dos, así como otras rescatadas de menor entidad también ligadas al turismo tendrán dos años (hasta el ejercicio de 2027) para reponerse de sus pérdidas, probablemente incorporando socios en un ambiente que se ha vuelto mucho más hostil por las políticas de Donald Trump y la guerra comercial desatadas por los aranceles.
Con todo, estas empresas se enfrentan a otro problema directamente relacionado con el Gobierno: el aumento de coste de los préstamos otorgados por la Sepi. Mientras los préstamos ordinarios tienen un interés fijos del 2% y están muy por debajo del precio de mercado, los préstamos participativos otorgados por el holding público presidido por Belén Gualda cuentan con una cláusula por el que desde el tercer aniversario del préstamo, y hasta el quinto, el pago de intereses pasa a ser de un 5% más Ibor a un año, desde el 3,5% que pagaban antes. En el caso de Duro Felguera, el coste efectivo fue del 7,5%.
Si miramos las condiciones del Fondo de Recapitalización de Empresas afectadas por la Covid-19 (Fonrec) de Cofides, estas son similares. El pago aumenta en el tercer año al 4% más euribor a 12 meses, lo que eleva el coste por encima del 6%. Esto afecta ya casi a la totalidad de cartera de rescatadas, aunque hubo operaciones formalizadas en junio de 2022 como los rescates a Imasa y Vivanta que no verán registrado este aumento de costes hasta junio.
Varias empresas, las que cuentan con mayor solvencia, vienen amortizando por anticipado la deuda que tienen contraída con la Sepi para aligerar sus cargas de intereses. La última de ellas fue Hotusa, que pagó esta misma semana otros 20,5 millones de euros y ya ha devuelto la mitad de los 240 millones de euros de préstamos públicos.
La llegada de la moratoria contable puede sobre el papel ayudar de forma indirecta a estas empresas. Esta deuda ‘cara’ que tienen contraída con Sepi y Cofides es esencial porque en sus libros de contabilidad no ‘cuenta como deuda’, sino que contribuye a su patrimonio y fondos propios, ya que la Sepi podría convertirla en capital de la compañía, pero La empresa pública, como se está viendo en Duro Felguera, no está especialmente dispuesta a entrar en el capital de empresas con problemas.
Ahora, la moratoria contable rebaja los requisitos de fondos propios, lo que puede animar a alguna de estas a buscar una refinanciación de deuda corporativa que le permita pasar a depender de un préstamo privado en unas condiciones que mejoren a las de la Sepi, que por ejemplo se ha mostrado flexible a la hora de aplazar o extender vencimientos. Un ejemplo es Ferroatlántica, que debe devolver en junio 17 millones de préstamo participativo. En el horizonte, figuran vencimientos lejanos como los 200 millones de euros de Volotea en 2029 o los 119 para Tubos Reunidos un año antes, que también en función de la evolución de la compañía pueden terminar en una mesa de negociación.
Claro está, esto era mucho más fácil de plantearlo hace dos semanas que ahora, ya que los aranceles y su posible impacto ya están elevando en el mercado los costes de contraer deuda corporativa, especialmente a las empresas menos solventes, y habrá que ver su impacto en la senda de bajada de tipos de interés.
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