Dani Benítez tenía el sueño de muchos: llegó a la élite del fútbol, jugó en Primera División y fue una estrella en el Granada. Incluso llegó a sonar para varios equipos de la Premier League. Sin embargo, detrás de esa vida de éxito, algo no cuadraba. Tras años de esfuerzo, el balear perdió la ilusión, que ara lo único que le llevaba a jugar.
Actualmente juega en Tercera RFEF y tiene un proyecto con un amigo en el que elaboran productos naturales
Dani Benítez tenía el sueño de muchos: llegó a la élite del fútbol, jugó en Primera División y fue una estrella en el Granada. Incluso llegó a sonar para varios equipos de la Premier League. Sin embargo, detrás de esa vida de éxito, algo no cuadraba. Tras años de esfuerzo, el balear perdió la ilusión, que ara lo único que le llevaba a jugar.
En una entrevista en Salvados, reconoció que el fútbol, en algún momento, dejó de hacerle feliz. Aquel vacío le empujó a buscar una salida rápida, a “evadirse” con el alcohol y, finalmente, con la cocaína. Esta droga la usó para pasar una resaca y poder entrenar con el Granada.
El resultado de esa decisión fue devastador: el positivo en cocaína tras un partido contra el Betis lo sacó de los terrenos de juego y de su vida como futbolista profesional. Ese escándalo le dejó, según él mismo relató, “sin respiración” porque lo perdió “todo” en un momento.
Tocó fondo
La caída por su positivo en cocaína
La presión mediática lo rodeaba: cámaras en su puerta, mensajes de decepción y una sensación de soledad que le hizo plantearse el futuro en términos duros. “Llega un día en que o me quito de en medio, o me suicido… o cambio de forma radical”, confesó a Gonzo.
Era consciente de que el problema no se resolvía solo con apartarse de la droga; el verdadero reto era aprender a perdonarse, algo que reconoció como “lo más importante”. Sin ese perdón propio, sentía que “los demonios llaman a tu puerta todas las noches”.
Las reacciones a su caída tampoco ayudaron. Entre sus compañeros del Granada, los mensajes de apoyo fueron escasos, y aunque lo entendía, no dejaba de dolerle. “Algún compañero cercano me escribió en plan la que has liado, pero poco más. Era un apestado”, compartió en Salvados. Esa indiferencia le hizo ver su error de forma aún más cruda, pero no echaba culpas. Al final, se dio cuenta de que estaba solo frente a sus decisiones.
Nuevos proyectos
El perdón ha sido clave para avanzar
Con el tiempo, Benítez logró dar un cambio a su vida. Aunque aseguró que no fue fácil, ha aprendido a convivir con sus errores y a construir un nuevo propósito lejos del fútbol de élite. “Puedo tener un día de bajón, pero al día siguiente me levanto y sigo otra vez”, explicó.
Hoy en día, tras años de reconstrucción personal, afirma sentirse “orgulloso de la persona” en la que se ha convertido, y de haber dejado atrás aquella etapa de autodestrucción. Su tiempo ahora lo invierte entre el Arenas de Armilla de la Tercera RFEF y un proyecto elaborando productos naturales con un amigo.
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