Todo estaba perdido hasta el minuto 84, cuando la expulsión por roja directa de Blanuta, por una violenta entrada a Mosquera, activó el acierto de una selección española sub-21 gris y vulnerable ante Rumanía, pero que despertó a tiempo para coger el billete para los cuartos de final del Europeo de Eslovaquia (2-1). Un misil de Jauregizar y la astucia de Roberto Fernández le dieron la vuelta al 0-1 inicial de Munteanu. Rumanía lo tuvo cerca, España se jugará el liderato del grupo ante Italia en la última jornada tras ganar sus dos encuentros, ambos al límite y con épica.
Tras el 0-1 del minuto 4, España remó contracorriente hasta que Jauregizar y Roberto, en el 85′ y el 87′, le dieron la vuelta al segundo partido de la fase de grupos ante Rumanía
Todo estaba perdido hasta el minuto 84, cuando la expulsión por roja directa de Blanuta, por una violenta entrada a Mosquera, activó el acierto de una selección española sub-21 gris y vulnerable ante Rumanía, pero que despertó a tiempo para coger el billete para los cuartos de final del Europeo de Eslovaquia (2-1). Un misil de Jauregizar y la astucia de Roberto Fernández le dieron la vuelta al 0-1 inicial de Munteanu. Rumanía lo tuvo cerca, España se jugará el liderato del grupo ante Italia en la última jornada tras ganar sus dos encuentros, ambos al límite y con épica.
La victoria fue un largo parto. Rumanía incomodó a España desde el comienzo. A los cuatro minutos, un balón largo a la espalda de Mosquera lo recibió Munteanu, quien de un lanzamiento violento con la derecha adelantó a su selección. El golpeo fue tan inesperado como certero, imposible para Iturbe, que se estiró todo lo que pudo, pero ya vio cómo el balón entraba en la red. El guion de partido cambió. Rumanía podía pertrecharse en su campo, juntar líneas y salir al contrataaque mientras desesperaba a España.
No estaban asentados los de Santi Denia. Sin capacidad de jugar por dentro ni de desequilibrar por las bandas, las ocasiones llegaron a cuentagotas, pero ciertamente fueron muy claras. Diego López, casi a puerta vacía, no atinó primero; Mateo Jhosep falló un penalti –quiso ajustar tanto que se fue lejos del palo- cometido sobre Tàrrega con revisión en el VAR; y Marc Pubill remató al larguero un córner. Fueron fogonazos en medio de una primera parte en la que Rumanía sorprendió a España.
La roja de Blanuta fue el preludio de los dos goles de Jauregizar y de Roberto
Denia empezó a mover el banquillo. Salieron Roberto Fernández y Raúl Moro, activo por la derecha como en toda la Liga con el Valladolid, autor de un remate que desvió Sava con la ayuda del larguero a córner. Joseph seguía negado mientras que Iturbe y Tàrrega salvaron el 0-2 en una doble ocasión clarísima cuando el partido entraba en la fase determinante. Munteanu siguió siendo una amenaza y la selección de Denia se estrellaba con el meta rival, poco ortodoxo pero efectivo.
Más allá del resultado y de la espesura en el juego ofensivo, la mala noticia de España fue su vulnerabilidad cada vez que Rumanía pasaba de mediocampo con algún jugador y espacio. Todas esas acciones acabaron en una oportunidad de gol para los de Rotaru. Entusiasmada Rumanía con el resultado, intentó jugar con el tiempo y se pasó de revoluciones, tanto que Blanuta, a los pocos minutos de estar en el campo, fue expulsado por una entrada desproporcionada a Mosquera.
Preludio del empate. Jauregizar recibió a 30 metros de la portería y armó un lanzamiento potente que superó a Sava. España no había probado esa fórmula, y su folha seca fue la pócima mágica. Sin apenas tiempo para reaccionar ni celebrarlo, un centro de un activo Raúl Moro lo remató con picardía Roberto Fernández ante la descoordinación de Sava, que había perdido su aura hasta ese momento. Con 2-1, todo estaba visto para sentencia.
Rumanía acabó abatida en el suelo, triste, porque lo había tenido en su mano. Incluso con oportunidades para hacer el 0-2. España lo celebró comedida. Primer objetivo conseguido. Ahora tocará mejorar para seguir aspirando a otro título en categorías inferiores.
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