Hace diez años el canal de televisión neerlandés RTL causó alarma en los Países Bajos al publicar el contenido de un correo electrónico confidencial. La situación en las fuerzas armadas de los Países Bajos era tan dramática que, debido a la escasez de munición, los soldados debían hacer prácticas de tiro sin balas. “¡Bang, bang!”, gritaban, al apretar el gatillo, imitando el sonido de los disparos en los entrenamientos.
Mark Rutte ha pasado de recortar en defensa a convertirse en el obediente cómplice de EE.UU. para rearmar Europa
Hace diez años el canal de televisión neerlandés RTL causó alarma en los Países Bajos al publicar el contenido de un correo electrónico confidencial. La situación en las fuerzas armadas de los Países Bajos era tan dramática que, debido a la escasez de munición, los soldados debían hacer prácticas de tiro sin balas. “¡Bang, bang!”, gritaban, al apretar el gatillo, imitando el sonido de los disparos en los entrenamientos.
Era el 2015 y entonces los Países Bajos estaban gobernados por un primer ministro liberal que había llevado a cabo duros recortes en el gasto en defensa. Se trata de Mark Rutte, ahora secretario general de la OTAN, que ha aparcado su pasado frugal para convertirse en el más obediente cómplice de Estados Unidos para lograr el nuevo objetivo del 5% del Producto Interior Bruto (PIB) en defensa que han asumido los aliados en la cumbre de líderes de La Haya.
“¿Rutte? Cuando era primer ministro, donde más recortó fue en defensa. Los soldados debían disparar sin balas en los entrenamientos”, contaba un revisor español en el tranvía de la capital neerlandesa, una ciudad blindada ante la llegada de todas las delegaciones, comenzando por el Air Force One del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Gobernante exigente
En sus años como primer ministro, fue la peor pesadilla del sur de Europa con su ortodoxia presupuestaria
Este ímpetu por el desembolso militar contrasta mucho con la imagen que daba en Bruselas como campeón de los países que defendían la austeridad a capa y espada. En sus años como primer ministro se convirtió en la peor pesadilla de los gobiernos del sur de Europa con su ortodoxia presupuestaria, tanto en la crisis del euro, cuando se negociaban los rescates, como en las negociaciones de los planes de recuperación tras la pandemia. Luego utilizaba su inmensa sonrisa para ganarse sus simpatías. En el restaurante Imperio Romano de La Haya –donde era un habitual cuando iba a trabajar en bicicleta a la sede gubernamental– todavía recuerdan las mesas en las que sentó a los ex primeros ministros italianos Giuseppe Conte y Matteo Renzi.
Por esta habilidad para vender su cara amable, en su país le llamaban camaleón. Lo volvió a demostrar en su estreno en una cumbre como secretario general de la OTAN, que consideró “histórica” por conseguir que todos los aliados –salvo España– se subieran al barco del rearme.
El ex primer ministro holandés ya había sido cuestionado por su silencio durante una visita a la Casa Blanca. Cuando Trump se despachaba a gusto prometiendo que iba a tomar el control de Groenlandia –territorio autónomo de Dinamarca, que forma parte de la OTAN–, Rutte no abrió la boca. Solamente se limitó a volver a decir en público que el magnate tenía razón al fijarse en la importancia estratégica del Ártico. Pero en esta ocasión fue mucho más allá.
Mensaje adulador
“Europa va a pagar A LO GRANDE, como debe ser, y será tu victoria”, le escribió Rutte a Trump antes de la cita de La Haya
Comenzando por el mensaje para desearle buen viaje –que Trump hizo público en su red social sin ningún miramiento– en el que el servilismo de Rutte es tan grande que se dedica a imitar su manera de escribir, con mayúsculas e hipérboles. “Lograrás algo que NINGÚN presidente estadounidense ha podido lograr en décadas”, le decía. “Europa va a pagar A LO GRANDE, como debe ser, y será tu victoria”, continuó. El chat era tan comprometedor que hasta que la OTAN no confirmó que era cierto entre la prensa había dudas sobre su veracidad.
Para rematar el asunto, y entre discursos dedicados por entero a dorar la píldora al magnate por lograr que Europa haya elevado radicalmente su inversión en defensa, Rutte se refirió a Trump como “papi” ( daddy ) por su papel en Oriente Medio entre Irán e Israel. “Papi a veces tiene que usar un lenguaje fuerte”, opinó.
La primera pregunta dirigida a Rutte en la rueda de prensa final de La Haya fue demoledora: “¿Esta es la manera que siente que tiene que actuar cuando hace negocios con el presidente de EE.UU., mediante la adulación y las alabanzas? ¿No es humillante y no le hace aparecer débil?”. “Cuestión de gustos”, respondió Rutte
Internacional