Los países miembros votan este miércoles la medida, que saldrá adelante con gran probabilidad, y que entrará en vigor entre el 15 de abril y el 1 de diciembre. Las tarifas van desde los diamantes hasta las gafas, el hilo dental, la soja o las almendras Leer Los países miembros votan este miércoles la medida, que saldrá adelante con gran probabilidad, y que entrará en vigor entre el 15 de abril y el 1 de diciembre. Las tarifas van desde los diamantes hasta las gafas, el hilo dental, la soja o las almendras Leer
Bruselas ya tiene preparada su respuesta a los aranceles que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, impuso sobre el acero y el aluminio europeo. La actuación la deben ratificar este miércoles los países miembros y, después de la muy probable aprobación por parte de las capitales comunitarias, desplegará en torno a 21.000 millones de euros en aranceles sobre productos de Estados Unidos. Se trata sólo de la primera reacción de la Unión Europea, que insiste en negociar. Pero si no hay acuerdo, como ahora mismo se antoja muy probable, la Comisión también ha adelantado que habrá más.
La aplicación de estas tarifas se dividirá en tres fases, y en la mayor parte de los casos supone aplicar un arancel del 25% aunque en algunos casos, los menos, se queda en el 10%. La primera parte del plan comienza ya el próximo 15 de abril, momento en el que se comenzarán a desplegar las tarifas sobre una lista de productos revisada que se toma de 2018. Esto es, de las medidas que ya se aplicaron en la anterior legislatura de Trump. Fuentes comunitarias estiman que este impacto inicial para las exportaciones estadounidenses será de 3.900 millones de euros.
Posteriormente, el 15 de mayo, la UE pondrá en marcha el grueso de su plan, ya que la cifra de castigo se irá hasta los 13.000 millones. Y, por último el 1 de diciembre se aplicarán medidas sobre productos como la soja o las almendras, lo que completará los mencionados 21.000 millones
Entre los productos que ha seleccionado la UE también están los diamantes, el hilo dental, los frigoríficos, las gafas o las aves de corral. Lo que no está es el bourbon, que en un principio se dio por seguro desde la propia Comisión que se incluiría y, además, con una tarifa del 50%. Sin embargo, Trump amenazó con imponer un contraarancel del 200% al vino y las bebidas alcohólicas europeas, y eso desató el nerviosismo, entre otros, de la industria vitivinícola.
Francia e Italia, en donde este sector tiene un gran peso, comenzaron a presionar para evitar este duro castigo por parte del magnate. Y la respuesta de la Comisión ha sido eliminar la bebida de su lista de aranceles. Eso mismo ha ido ocurriendo con más productos, y esta es la razón por la que no se ha llegado a los 26.000 millones en aranceles inicialmente previstos.
«Es prematuro decir (una cifra), pero no llegará al nivel de los 26.000 millones de euros porque hemos escuchado con mucha atención a nuestros Estados miembro y queríamos asegurar que la carga se distribuyera de manera justa entre todos», explicó ya el lunes el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, desde Luxemburgo y tras reunirse con los ministros del ramo de los 27.
Y mientras la Comisión ha acelerado en esta respuesta, su presidenta, Ursula von der Leyen, pedía ayer calma y también coordinación a China en su posible respuesta a Estados Unidos. En una conversación telefónica con el primer ministro del país, Li Qiang, la jefa del Ejecutivo comunitario subrayó «la importancia vital de la estabilidad y la previsibilidad para la economía mundial», según informaron desde la UE.
«En respuesta a la perturbación generalizada causada por los aranceles estadounidenses, la presidenta Von der Leyen subrayó la responsabilidad de Europa y China, como dos de los mayores mercados del mundo, de apoyar un sistema comercial fuerte y reformado, libre, justo y basado en la igualdad de condiciones», añadieron fuentes de la Comisión.
La conversación de la alta funcionaria alemana se produjo apenas unas horas antes de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aterrizase en Asia para visitar Vietnam primero y China después. En Bruselas y entre los países miembro este viaje genera ciertas suspicacias pero, también, se recuerda que el giro hacia la economía china se antoja cada vez más necesario. En el Ejecutivo, por su parte, han abrazado a China como el nuevo «socio estratégico» y defienden que su «mensaje» es «cada vez más compartido» entre el resto de países, algo que tampoco parece que sea exactamente así.
También ayer, y volviendo a Von der Leyen, la presidenta de la Comisión se reunió con los representantes de la industria farmacéutica. Este sector es uno de los Big Five, que son los ámbitos que la UE ha identificado que más interesan a Trump. Los principales consejeros delegados de este ámbito señalaron que los aranceles de EEUU generan «pocos incentivos» para invertir en la Unión Europea y pidieron a Europa un giro inmediato y sensible.
«A menos que Europa implemente un cambio de política rápido y radical, es cada vez más probable que la investigación, el desarrollo y la fabricación de productos farmacéuticos se dirijan hacia los EEUU«, señaló el sector en un comunicado recogido por EFE. «Europa debe comprometerse seriamente a invertir en un ecosistema farmacéutico de categoría mundial o, en el mejor de los casos, correr el riesgo de quedar reducida a consumir innovación de otras regiones», añadieron.
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