La Comisión pulsa «el botón de pausa para dar espacio a las negociaciones» durante los próximos tres meses. Pero mientras tanto, Europa se queda en una posición muy desfavorable Leer La Comisión pulsa «el botón de pausa para dar espacio a las negociaciones» durante los próximos tres meses. Pero mientras tanto, Europa se queda en una posición muy desfavorable Leer
La decisión de Bruselas de suspender durante 90 días sus aranceles sobre Estados Unidos deja a Europa en una situación muy desfavorable. Es un gesto, con el que la Comisión muestra su predisposición a negociar, que por el momento va a ser muy caro. Porque Donald Trump ha paralizado por espacio de esos mismos tres meses las denominadas tarifas recíprocas, sí, pero las que impuso sobre los coches, el acero y el aluminio europeos se mantienen. Y, según los propios cálculos comunitarios, el volumen de exportaciones impactado es de 92.000 millones de euros.
Las cifras, en concreto, son las siguientes. Las exportaciones de acero y aluminio ascienden a 26.000 millones al año, cifra a la que si se le aplica el arancel del 25% arrojan un sobrecoste de 6.500 millones. Las ventas de coches y componentes europeos, por su parte, se van hasta los 66.000 millones, que partiendo de esa misma tarifa da como resultado 16.500 millones.
«Hemos pulsado el botón de pausa para dar espacio a las negociaciones. Así que sí, los aranceles estadounidenses sobre el acero y el aluminio están ahora en vigor no solo contra nosotros, sino contra todo el mundo. Y sí, los aranceles sobre los automóviles están en vigor, pero no vamos a dar ningún paso más ahora mismo porque queremos dejar espacio para la negociación. Queremos hablar con nuestros homólogos estadounidenses», explican fuentes comunitarias al ser preguntadas por esta situación.
En Bruselas, además, evitan hacer conjeturas sobre lo que puede ocurrir pasados estos tres meses. No se atreven ni siquiera a predecir lo que el presidente de Estados Unidos puede decidir mañana o dentro de dos días, porque ha demostrado en numerosas ocasiones que es impredecible y volátil. «Esto cambia día a día, hora a hora. En este momento no voy a especular sobre lo que puede o no suceder después de los 90 días. Me preocupa más lo que pueda pasar en los próximos 90 minutos», añaden.
Lo único seguro, ya se ha dicho, es que Bruselas tratará de negociar con EEUU para que Trump elimine todos los aranceles. De hecho, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, recordó ayer su oferta de tarifas cero entre ambos lados del Atlántico. Es la oferta que, ya en febrero, el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, presentó a Washington y la que en varias ocasiones han planteado las autoridades europeas a las estadounidenses. Pero por ahora la respuesta «no ha sido satisfactoria».
El propio Sefcovic trasladó ayer oficialmente al secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, y al responsable comercial, Jamieson L. Gree, la paralización de esos aranceles que apenas un día antes habían aprobado los 27 estados miembros. El único país que rechazó la medida fue Hungría, cuyo gobierno es muy cercano a Trump.
La actuación contemplaba aplicar aranceles sobre 1.600 productos con un impacto de 21.000 millones, y estaba previsto que entrasen en vigor en tres fases: la primera ya el 15 de abril, la segunda a mediados de mayo y la última, el 1 de diciembre. Ese calendario, evidentemente, está ahora en suspensión, pero en la capital comunitaria insisten en que si las negociaciones durante los próximos tres meses fracasan, se aplicarán estas tarifas. Y, añaden, que los técnicos de la Comisión siguen trabajando para tener más actuaciones prevista en caso de que Trump vuelva a recrudecer la guerra comercial.
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