Becky G no vino a jugar. La artista californiana, una de las voces más influyentes de la música latina, le dio la vuelta —literal— al formato de La Revuelta. Nada más sentarse, rompió las reglas: “Me habían dicho que me ibas a preguntar por dinero y sexo, así que mejor lo respondemos ya”, soltó, desatando la ovación del público y dejando a David Broncano descolocado.
La artista latina más importante del momento aterriza en el plató de David Broncano con una entrevista que empieza al revés: primero las preguntas clásicas, luego… lo que surja
Becky G no vino a jugar. La artista californiana, una de las voces más influyentes de la música latina, le dio la vuelta —literal— al formato de La Revuelta. Nada más sentarse, rompió las reglas: “Me habían dicho que me ibas a preguntar por dinero y sexo, así que mejor lo respondemos ya”, soltó, desatando la ovación del público y dejando a David Broncano descolocado.
“El sexo es parte de la salud y yo estoy sana como una manzana”, aseguró entre risas, mientras sorteaba la cifra concreta. Y sobre su cuenta bancaria, la respuesta no se quedó corta: “Me siento más rica que nunca en mi vida”, confirmó, dejando claro que los últimos años han sido un éxito rotundo.
Más allá de los hits y los números, la cantante habló de su faceta más personal. Este año fue reconocida como “Artista del Año” por la Universidad de Harvard, un hito que lleva con humor: “Cuando uno va a Harvard, va toda la familia también. Ya todos son licenciados”.
Confesó que, si no se hubiese dedicado a la música, probablemente habría estudiado psicología, y no dudó en bromear sobre su rol de “Titi Becky”, ahora que su hermana está embarazada y su amiga Natti Natasha también. “Titi Becky suena más cute, pero en España me llaman la Tita Rebe. Me lo quedo también.”
Del cocido madrileño… al picante que nunca falla
Entre anécdotas, jalapeños y pimientos de padrón, Becky recordó lo difícil que es encontrar comida picante en España. “Cada vez que vengo pregunto: ¿hay algo picoso? Y siempre me dicen… pimientos de padrón”, contó divertida mientras organizaban una ronda improvisada de mordidas de chile entre el público y el equipo.
Tampoco faltaron los regalos. Becky se llevó una bolsa de leña para su chimenea de Los Ángeles y un menú del día muy castizo: cocido madrileño de primero y huevos fritos con bacon de segundo. “¡Perfecto! A mí me da igual que sea julio. Cocido siempre.”
En medio de la entrevista, “una vecina” apareció en escena para “pedir ayuda con un armario”. Cosas que solo pasan en ‘La Revuelta’. Entre interrupciones surrealistas, Becky contó que va a terapia —aunque no quiso revelar el nombre de su psicóloga— y que, a diferencia de Broncano, ella sí arriesga con la batería del móvil.
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Eso sí, Broncano la tentó con una propuesta: tatuarse en el brazo el nombre de su pueblo, Orcera, con la misma tipografía de Los Ángeles que Becky lleva tatuada. “¿Por qué no? La próxima te lo regalo yo”, prometió la artista.
Para cerrar, Becky se arrancó a capela y puso el broche perfecto a una entrevista que, sin duda, ya es historia del programa.
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