Para Gran Hermano no pasan los años. Tras cumplir un cuarto de siglo en la pequeña pantalla, el reality más longevo de la televisión en España continúa atrayendo a innumerables aspirantes. Más de mil personas presentan cada día su candidatura con la esperanza de entrar en la casa más famosa del país.
Más de mil personas presentan cada día su candidatura con la esperanza de entrar en la casa más famosa del país
Para Gran Hermano no pasan los años. Tras cumplir un cuarto de siglo en la pequeña pantalla, el reality más longevo de la televisión en España continúa atrayendo a innumerables aspirantes. Más de mil personas presentan cada día su candidatura con la esperanza de entrar en la casa más famosa del país.
Barcelona ha sido este martes la primera parada del proceso de selección para la vigésima edición del formato. Este mediodía, el Hotel Catalonia ha acogido a los 75 preseleccionados que sueñan con convertirse en concursantes del programa referente en la telerrealidad . Sin embargo, la gira de castings no se detiene. Tras la ciudad condal, el equipo de selección se desplazará a otras cuatro ciudades: Sevilla (3 de julio), Madrid (8 de julio), Valencia (10 de julio) y Bilbao (14 de julio).
En cada cita, se repite la misma fórmula: observar, escuchar y, sobre todo, buscar “eso que no se puede explicar pero se reconoce al instante”. “Tiene que tener algo especial”, afirman a La Vanguardia desde la organización. “No se trata de cumplir unos parámetros; es esa chispa que te hace decir: ‘quiero verte en persona’”.

Jordi Bardajil
La tarea no es fácil. A diario, el equipo visualiza cientos de vídeos de presentación, pero solo unos pocos logran destacar. Algunos lo consiguen con creatividad, otros con carisma y naturalidad. Personajes de ediciones pasadas como Óscar, conquistó a los responsables de selección con un recorrido por su casa cargado de humor y personalidad. Maika, con su desparpajo al contar lo que hacía para conseguir novio. Y Rubens, con un cortometraje que dejaba entrever su talento como cineasta.
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La clave del éxito de Gran Hermano, aseguran desde dentro, reside en su capacidad de adaptación. “Intentamos reflejar lo que está pasando fuera”, explican. Para ellos, los concursantes son un espejo de la sociedad. Y esa conexión con el espectador es lo que mantiene vivo el formato. “Es un programa familiar. Hay gente que lo veía con sus padres o abuelos, y ahora se presenta como una forma de continuar esa tradición”.
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