Se acabaron los temores. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, entierra el hacha de guerra y da por bueno el modelo que plantea el PP de Alberto Núñez Feijóo para elegir a sus líderes. “El sistema propuesto aúna en una votación la elección del candidato a presidente y los compromisarios, vinculando a estos directamente con el candidato por el que son elegidos”, zanjaron ayer desde la dirección de los populares madrileños, que comparten sede, en la calle Génova, con la nacional.
El PP catalán, que también apostaba por un cambio en las primarias para defender el principio de un militante un voto no ha renunciado por ahora a impulsar esta propuesta
Se acabaron los temores. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, entierra el hacha de guerra y da por bueno el modelo que plantea el PP de Alberto Núñez Feijóo para elegir a sus líderes. “El sistema propuesto aúna en una votación la elección del candidato a presidente y los compromisarios, vinculando a estos directamente con el candidato por el que son elegidos”, zanjaron ayer desde la dirección de los populares madrileños, que comparten sede, en la calle Génova, con la nacional.
La cúpula del PP quería tener la fiesta en paz en el próximo congreso y no las tenía todas consigo, pero al acabar el plazo para la presentación de enmiendas a las dos ponencias, la estatutaria y la política, se ha confirmado que la líder madrileña no dará la batalla. El debate interno no se excederá en decibelios.
El catalán Alejandro Fernández ha enviado propuestas de enmienda al comité organizador
En un momento en el que el PSOE, y con él el Gobierno, atraviesa tantos y tan graves apuros, lo último que querría Génova es que hubiera ruido entre los suyos. Pero si bien la presidenta madrileña ha encajado el abandono de las primarias pese a que ella defendía la fórmula de “un militante, un voto”, hay otros dirigentes, como el catalán Alejandro Fernández, que sí han enviado enmiendas al comité organizador.
A falta de saber el alcance de sus propuestas, aparte de incidir en garantizar la democracia interna, se da por hecho que el dirigente catalán insistirá en concretar cómo han de ser las relaciones con Junts, que en la ponencia política elaborada por, entre otros, el presidente andaluz, Juanma Moreno, se dejan en una calculada indefinición.
Para Alejandro Fernández, el partido que abandera Carles Puigdemont desde Bélgica nada tiene que ver con la CiU que, con Jordi Pujol al frente, pactó con el PP el primer gobierno de José María Aznar en un cada vez más lejano 1996, por lo que luchará para que quede escrito, negro sobre blanco, que los pactos postelectorales no traspasarán las líneas rojas que marca la Constitución.
Fernández se ha mostrado siempre contrario a los cordones sanitarios como el que sufrió el PP a raíz del pacto del Tinell –cuando el PSC de Pasqual Maragall y las fuerzas catalanistas se conjuraron para dejar fuera a la derecha–, y nunca le ha gustado el que Vox experimenta ahora en el Parlament, pero el proceso independentista ha modificado hasta tal punto el tablero político de Catalunya, que, a juicio del líder popular, ha convertido a Junts en una formación “tóxica” y “desleal”, con la que no se puede negociar nada.
En este contexto, con Ayuso de visita oficial esta semana en Miami y Nueva York y alejada, por tanto, del runrún precongresual, el comité organizador del congreso, que preside Alfonso Serrano, su mano derecha en el PP de Madrid, anunciará hoy el número de las enmiendas presentadas. A partir de ahí, se iniciará la fase de conversaciones, que se pretende tranquila, para transaccionar los cambios en las ponencias.
Además de la política de pactos con los nacionalismos vasco y catalán y con la ultraderecha, verdadero elefante en la habitación del PP, hay cuestiones de índole moral, como el aborto o la eutanasia, que también pueden ser objeto de división. Se verá.
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