El Gobierno aprueba un paquete de medidas que introduce las fuentes ‘verdes’ en la regulación de tensión Leer El Gobierno aprueba un paquete de medidas que introduce las fuentes ‘verdes’ en la regulación de tensión Leer
Tras realizar su análisis de los acontecimientos que llevaron al apagón del 28 de abril, el Gobierno aprobó su primer paquete de medidas para evitar que vuelva a darse un cero energético como el que dejó sin luz toda la península. Entre ellas está la aprobación e implementación del nuevo servicio de tensión regulado en el procedimiento de operación 7.4. Es decir, permitir que fuentes asíncronas -a grandes rasgos, las renovables– puedan regular también la tensión para combatir las oscilaciones de tensión.
Esta solución, en principio, podría ponerse en marcha en poco tiempo. Tras ser aprobada por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) hace unos días solo falta que el operador y los agentes del sistema apliquen el marco. Pero desde el punto de vista tecnológico, toda la renovable instalada en España desde 2021 tiene ya la capacidad de regular tensión, según destaca el Ministerio para la Transición Ecológica. Es decir, en torno a la mitad de la solar fotovoltaica (en 2021 había 15.264 MW y ahora el parque roza los 35.000 MW) y entre el 15% y el 20% de la eólica (pasó de 28.683 MW a 32.500 MW). Sí habría costes técnicos, ya que esto debe programarse e integrarse, pero la inversión no sería muy grande.
De este modo, cuando esté en funcionamiento, podrán entrar en el sistema de control de tensión. Actualmente, cuando Red Eléctrica señala zonas en las que necesitará sistemas de control, elige a dedo las centrales que cumplirán esta función por restricciones técnicas y cobran por ello. El nuevo sistema será igualmente remunerado, pero habrá un mercado. Y, aunque las mismas centrales que ya realizan esta función seguirán pudiendo hacerlo, el que sea un mercado abierto debería bajar el precio, aunque sea únicamente por la competencia. Y el hecho de que en ocasiones la regulación la hagan renovables supondrá también, por ejemplo, no tener que pagar el gas de las centrales de ciclo combinado cuando esto ocurra. Asimismo, se evitará otro detalle: las térmicas deben estar en funcionamiento antes de que haya problemas para poder actuar, por lo que cuando entran al mix por restricciones técnicas dejan fuera a otras fuentes renovables.
Cabe recordar que esta fue una de las causas del apagón del 28 de abril. De hecho, es de lo poco en lo que se ponen de acuerdo los distintos informes realizados por el Gobierno, Red Eléctrica o aelec: hubo unas oscilaciones que tumbaron el sistema. Es más, este tipo de variaciones en la tensión son normales, aunque peligrosas, y España -también Turquía- al estar en el extremo del sistema paneuropeo, las sufre más. Tanto antes del día del apagón como el propio 28 hubo varias y una de ellas, a pesar de tener carácter local, llegó a detectarse en Francia y Alemania.
Aunque suene muy técnico -lo es-, esta es una de las claves del funcionamiento de la red. El sistema debe mantenerse en todo momento a 230 voltios y 50 hercios, con unos márgenes definidos. Las oscilaciones de tensión son, sencillamente, las variaciones de voltaje y frecuencia, y hay fuentes, las llamadas síncronas, capaces de compensarlas. Estas tecnologías, por así decirlo, mandan una señal de red. Mientras, las asíncronas -de nuevo, simplificando- se conectan a una red ya existente y siguen la tensión que les marca.
De hecho, esta es otra de las soluciones propuestas por el ministerio de Sara Aagesen, según detalló la vicepresidenta tercera en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. El Ejecutivo quiere que haya una regulación no solo sobre los límites en los que se puede mover el sistema, sino también sobre la velocidad a la que puede cambiar la tensión, que es algo que actualmente no se recoge: no hay protocolos en caso de que un día se den muchas oscilaciones.
El día del apagón se pudieron corregir las primeras oscilaciones, pero las soluciones, que iban dirigidas a aliviar los síntomas y no al foco del problema, debilitaron el sistema y sus protecciones. Aumentó la tensión y otras oscilaciones posteriores -estas, conocidas- terminaron por tumbar la red.
Además, el día 28 no funcionaron todas las salvaguardas. Red Eléctrica había programado 10 centrales térmicas -es decir, 10 fuentes síncronas- para que la red pudiese responder ante eventuales oscilaciones. Sin embargo, una de estas instalaciones finalmente no estuvo disponible (el operador no la sustituyó) y las que estaban no controlaron la tensión como debían.
Las medidas se enmarcan en tres bloques. Por un lado están las de refuerzo de la supervisión y control, las herramientas y tareas de las que dotan a la CNMC, con su propio plan de trabajo y calendario para que el operador del sistema elabore propuestas de regulación técnica para su correcto funcionamiento. En teoría, las soluciones presentadas por Transición Ecológica ayudarían a resolver parte del problema y también permitiría reforzar el sistema. La norma potencia las funciones de supervisión de la CNMC, que tendrá seis meses para evaluar las obligaciones de control de tensión de los agentes del sistema eléctrico obligados a prestar el servicio y elaborará un informe que actualizará cada tres meses. De este modo se evitará que una de las centrales que, en teoría, debe acudir al rescate del sistema, no esté disponible a plena capacidad.
Por otro lado, el Gobierno quiere potenciar el almacenamiento y dotar de flexibilidad al sistema, un segundo bloque de medidas que deberían agilizar la tramitación de proyectos y reducir los cuellos de botella en torno al almacenamiento. Así, por ejemplo, se primará la hibridación de proyectos existentes porque esto, en teoría, supone que son instalaciones ya aprobadas y con sus declaraciones de impacto ambiental, entre otras, aprobadas.
Por último, se incide una vez más en la electrificación y en el desarrollo de las redes. Se invertirán 931 millones de euros en la red de transporte, algo que fuentes del Ministerio de Transición Ecológica creen que se amortizará en un plazo de pocos años, pues una red más robusta y capaz de resistir estas oscilaciones, precisamente, hará que cada vez sea menos necesario acudir a los mecanismos de control de tensión.
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