Anagrama mantiene paralizada indefinidamente la distribución del libro sobre Bretón pese a que la Justicia le permite publicarlo

La editorial continúa con su posición pese a que la Audiencia de Barcelona no ha estimado los argumentos de la Fiscalía para su embargo Leer La editorial continúa con su posición pese a que la Audiencia de Barcelona no ha estimado los argumentos de la Fiscalía para su embargo Leer  

La sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona no ha hecho cambiar los planes a Anagrama sobre la paralización de El odio, el libro de Luisgé Martín en el que Bretón confiesa el asesinato de sus hijos por primera vez. La editorial ha decidido mantener la suspensión sine die del libro que había anunciado el pasado 27 de marzo. El fallo de la Justicia, que despejaba el camino para la puesta en el mercado de la publicación no ha sido suficiente.

«A pesar de esta resolución, la editorial mantiene la suspensión de la distribución del libro por tiempo indefinido», afirma la empresa en un comunicado que ha hecho público en la tarde de este miércoles, apenas unas horas después de la sentencia de que la Audiencia Provincial. En dicha resolución, el juez desestima la medida cautelar que solicitaba la Fiscalía para frenarlo y, como consecuencia, da luz verde a la distribución de El Odio,. En su auto, los magistrados advierten al Ministerio Público de que su petición para poner freno a la distribución del libro «corre el riesgo de incurrir en la censura previa».

En el escrito, Anagrama señala que ya el Juzgado de Instrucción de Barcelona que había dictado la primera sentencia se había mostrado en esa línea y que era la editorial la que «en un ejercicio de prudencia» había optado por suspender la distribución de la obra sine die. Pese a un segundo fallo favorable, esa sigue siendo la decisión tomada por la editorial: que el libro no tenga fecha para llegar al mercado, dejando así en el aire que en algún momento pueda venderse en las librerías de toda España.

El caso está judicializado desde que la madre de los menores, Ruth Ortiz, presentara una denuncia contra la publicación de Anagrama, porque se recogía correspondencia entre Luisgé Martín y José Bretón. Eso fue lo que hizo que Ruth Ortiz se dirigiera al Servicio de Asistencia a Víctimas en Andalucía (SAVA) en primer lugar y que este organismo, que depende de la Junta de Andalucía, trasladara el caso. Finalmente lo asumió un juzgado de instrucción de Barcelona porque la competente para llevar la demanda era la Fiscalía de Menores de Barcelona.

Ese mismo día, Anagrama decidió suspender la distribución de El odio tras la apertura de diligencias. La Fiscalía exigía que el libro de Luisgé Martín fuera paralizado por el daño que podía causar tanto en la madre de los menores como en la memoria de los mismos. Sin embargo, el juzgado de instrucción de Barcelona decidió, en primer lugar, no atender a la petición y, en segundo, reprender a la Fiscalía por su escrito.

Ese fue el inicio de un fuego cruzado entre el juzgado y el fiscal. El instructor del caso había calificado de «solicitud inaudita» la petición del Ministerio Público de impedir la distribución del libro de Anagrama. «No puede olvidarse que estaríamos restringiendo el derecho fundamental a la libertad de expresión», defendía su crítico escrito sobre el proceso.

Con idéntica dureza respondía la Fiscalía de Menores, que señalaba que existía «documentación más que suficiente» para poder decretar el embargo de esa publicación porque existe un «grave e inminente riesgo de intromisión ilegítima en el derecho al honor y por tanto de lesión de un derecho fundamental». Además, el Ministerio Público consideraba «inadmisible» una afirmación del juez en su escrito en la que indica que es necesario conocer cuál es el género del libro para decidir si se suspende su publicación. «No deja de sorprender, habida cuenta que, según esta afirmación, la posible lesión al derecho al honor solo se puede cometer con libros de un determinado género».

Así el caso llegó hasta la Audiencia de Barcelona mientras Anagrama mantenía suspendida la distribución de El odio indefinidamente. «Anagrama considera que, en una sociedad democrática, debe existir un equilibrio entre la libertad creativa como derecho fundamental y la protección de las víctimas. Las obras que se inspiran en hechos reales, como es el caso de El odio, requieren de una dosis doble de responsabilidad y de respeto. Por eso, en un ejercicio de prudencia y de forma voluntaria, la editorial ha decidido mantener la suspensión de la distribución de la obra de manera indefinida», afirmaba en un comunicado público en aquel momento.

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