Europa se autoconvence para hacer frente económicamente a Trump: «Ya no es posible seguir actuando como hasta ahora»

Los presidentes de los 27 acuerdan un documento para elevar la competitividad que pretende ir más allá de las clásicas buenas intenciones. Apuestan, por ejemplo, por acelerar el mercado de capital y reducir cargas administrativas a las empresas Leer Los presidentes de los 27 acuerdan un documento para elevar la competitividad que pretende ir más allá de las clásicas buenas intenciones. Apuestan, por ejemplo, por acelerar el mercado de capital y reducir cargas administrativas a las empresas Leer  

Los líderes europeos quieren convertir la victoria electoral de Donald Trump en un acicate para aplicar, de verdad, las medidas económicas que Europa necesita con el fin de mejorar su productividad y competitividad. Eso es, al menos, lo que afirman y de lo que parecen querer autoconvencerse los jefes de Gobierno que se han reunido este viernes en Budapest.

«Ya no es posible seguir actuando como hasta ahora«, señala el documento conjunto que han acordado los presidentes de los 27 países de la UE, en el que se subraya «la urgente necesidad de adoptar medidas decisivas» para incrementar la productividad. El texto se podría entender como otro documento bienintencionado que acaba no llegando a demasiado, pero el esfuerzo de los líderes es esperanzador. También la presencia de Mario Draghi para defender las concusiones de su informe. Y, sobre todo, la obligación que supone la victoria de Trump, que según el primer ministro de Bélgica, Alexander De Croo, puede ser incluso un «momento de catarsis«.

«Las indicaciones del informe eran ya urgentes dada la situación económica que tenemos hoy y son aún más urgentes tras las elecciones en Estados Unidos«, ha afirmado el ex presidente del Banco Central Europeo (BCE) a su llegada a la cumbre de presidentes que ha acogido Hungría. El también ex primer ministro de Italia ha advertido de que el presidente electo de EEUU «seguramente» dará un nuevo impulso a la industria tecnológica, que es precisamente uno de los ámbitos en los que más rezagada está Europa. «Todos estos años se han pospuesto decisiones importantes porque esperábamos el consenso, el consenso no ha llegado», ha remarcado.

El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, se ha sumado a la petición de actuaciones concretas y ha señalado que si Europa «no está en la mesa del juego, está en la comida«. Algo muy similar a lo que el jueves apuntó el presidente de Francia, Emmanuel Macron, que explicó que a los herbívoros se los acaban comiendo los carnívoros, y que por ello la UE debía ser omnívora. Lo dijo aplicado a la geopolítica, pero exactamente lo mismo se puede llevar al caso concreto de la economía.

Y los líderes parecen hacer tomado nota de todo ello. Quieren, por ejemplo, «adoptar medidas contundentes hacia una unión del ahorro y la inversión para 2026, y avanzar con carácter de urgencia en la unión de los mercados de capitales«. Más. Desarrollar «una política industrial europea que asegure el crecimiento del sector de las tecnologías clave del mañana, prestando especial atención a las industrias tradicionales en transición». O «situar a Europa a la vanguardia de la investigación y la innovación en el ámbito mundial», «alcanzar la soberanía energética estratégica» y muy relevante y necesario, «iniciar una revolución de la simplificación«.

Esto último no es otra cosa que ofrecer a las empresas un «marco regulador claro, sencillo e inteligente», reducir las cargas administrativas y prestar especial atención, apunta el texto, a las pequeñas y medianas empresas (pymes), para las que estos procesos y papeleos pueden llegar a ser especialmente farragosos. Apuntan aquí los jefes de Gobierno una actuación concreta: «La Comisión debe fijar sin demora figuran la presentación de propuestas concretas sobre la reducción de los requisitos de información en al menos un 25% en el primer semestre de 2025». Hacer más sencilla la vida a las empresas, en definitiva, algo que se antoja fundamental.

Y, por supuesto, en la elaboración de la bautizada como Declaración de Budapest sobre el Nuevo Pacto para la Competitividad Europea se han producido diferencias por el motivo de casi siempre: el dinero y cómo financiar esta actuación. El informe Draghi, en el que se basan las actuaciones, señala que la inversión pública necesaria se debe sufragar, en parte, con algo similar a la emisión de Eurobonos. Lo que el texto común se ha traducido como «nuevos instrumentos», y ante lo que los países del norte, los llamados frugales y especialmente Países Bajos, han puesto problemas y sin duda van a poner más. Un clásico europeo que no podría faltar ni siquiera en algo tan relevante.

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