Beatriz Serrano, finalista del Premio Planeta: «En España parece que lo comercial va en contra de la calidad literaria»

La periodista publicó su primera novela hace sólo un año y ya se ha convertido en un pequeño fenómeno con más de 10 traducciones. Anoche, quedó finalista del Planeta: «¡Ojalá ver ahí a Alana Portero, a Sara Barquinero, a Sara Mesa!», reivindica Leer La periodista publicó su primera novela hace sólo un año y ya se ha convertido en un pequeño fenómeno con más de 10 traducciones. Anoche, quedó finalista del Planeta: «¡Ojalá ver ahí a Alana Portero, a Sara Barquinero, a Sara Mesa!», reivindica Leer  

Sólo 375 días separan su primera novela, El descontento(Temas de Hoy), de la gala del Premio Planeta en la que Beatriz Serrano se proclamó finalista con Fuego en la garganta. La joven periodista subió al escenario vestida con un elegante -y sexy, pero serio- traje negro de & Other Stories, «muy Armas de mujer, con buenas hombreras, me hacía sentir muy bien…», admite un día después de recibir el premio. La referencia a la mítica película de Sigourney Weaver y Melanie Griffith resulta significativa, aunque ella ni sea consciente: en España se estrenó el año en que Serrano nació, 1989, y la historia transcurría en unas oficinas. El descontento que la ha convertido en un pequeño fenómeno -ya tiene 10 traducciones previstas- y le ha abierto las puertas del Planeta es una sátira laboral con perspectiva millenial: precariedad, team buildings y ansiedad (también Orfidal, muy de los 90, pero no pasa de moda).

Si su ópera prima es un ácido retrato de los tiempos modernos, con una protagonista enganchada a YouTube, Fuego en la garganta se sitúa en los 90 y los primeros 2000. Su argumento podría parecer de novela intimista: mamá se va de vacaciones y ya no vuelve, nunca (también suena a Marco, los dibujos animados que todo niño vio en la época); mientras en el cole una niña se ríe de la pequeña Blanca, a la que su madre loca ha abandonado. «Entonces Blanca la agarra un día y le desea la muerte. Por primera vez siente un fuego en la garganta y…. esta niña no termina el curso…», explica Serrano con eufemística sutileza. La que no tuvo en la gala del Planeta, cuando en pleno subidón de adrenalina soltó: «Descubre que tiene la capacidad de obrar milagros, aunque el primer milagro sea matar a una niña que se reía de ella».

Digamos que Fuego en la garganta es algo así como un coming of age sobrenatural que le ha valido 200.000 euros. «A mí esto me cambia la vida», reconoce la periodista, que durante años ha sobrevivido en la precariedad de ser freelance, aunque ahora ya tenga contrato y sea la orgullosa ganadora de un Ondas por su pódcast Arsénico Caviar, junto al escritor Guillermo Alonso.

Podría parecer que años luz separan El descontento y Fuego en la garganta, pero hay un hilo que las une:«Me interesa el outsider, el que ve la realidad pero no es capaz de salirse de la rueda». Y tira de una cita de Chuck Palahniuk en Error humano: «Por si no os habéis dado cuenta todos mis libros tratan de una persona solitaria que trata de conectar con los demás». ¿Al final, será intimista la historia de Blanca, que al crecer se vuelve gótica y hace amigas a través de los chats, todas ellas fans satánicas de Marilyn Manson y Joy Division?

«Hay fantasía pero… es que lo del género me parece un término marketiniano para ver dónde colocas un libro en la librería. Para mí es una ficción literaria e imagino que tendrá puntos comerciales o considerarán que se puede vender bien…», apunta Serrano pero al decir puntos comerciales hay una leve inflexión en su voz. ¿Le molesta la etiqueta comercial? «Tengo una relación conflictiva con ella, no sé muy bien cómo navegarla… No creo que comercial sea sinónimo de basura, como no creo que independiente sea sinónimo de calidad. Stephen King me parece la hostia. ¡Y . A.M. Holmes, Palahniuk, Bret Easton Ellis, Donna Tartt! Son ultracomerciales pero muy literarios. En España parece que lo comercial va en contra de la calidad literaria… Basta ya de creer que el periodismo y la escritura tienen que ser precarios. ¡Ojalá ver ahí a Alana Portero, a Sara Barquinero, a Sara Mesa!», reivindica.

Serrano cita a toda una lista de escritoras de indudable calidad literaria. Todas mujeres. «¿Sabes que me parece una barbaridad? Ayer nos preguntaban [junto a Paloma Sánchez-Garnica] si hablábamos de temas de mujeres…», suspira con hastío. «¿Qué pasa? ¿Si el protagonista es un chico entonces ya no es un tema de mujeres?». La Carrie de Stephen King era una niña con poderes sobrenaturales, ¿acaso era una novela de mujeres? Seguramente se habría llevado bien con Blanca.

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