25 años de La Casa Azul: «La única gracia de esto es hacer lo que me sale de ahí»

Guille Milkyway dejó un día de 1999 su trabajo en una oficina de Nestlé y casi por combustión espontánea ha llegado hasta aquí con su proyecto Leer Guille Milkyway dejó un día de 1999 su trabajo en una oficina de Nestlé y casi por combustión espontánea ha llegado hasta aquí con su proyecto Leer  

A Guillem Vilella (Barcelona, 1974) le gustaba el espacio y se calzó allá por 1999 un Milkyway (Vía Láctea, en inglés) por apellido.

Le aburría su trabajo de oficina en Nestlé, en mitad de un desengaño amoroso, y se montó un grupo de música para dejarlo todo atrás.

Le podía la vergüenza y el respeto a Juan de Pablos, director del mítico Flor de pasión en Radio 3, y le entregó su maqueta al murciano Antonio Galvañ, cantante de Parade, para que se la diera en un bolo en la sala Sidecar de Barcelona. Era viernes. El lunes ya estaba sonando en la radio.

Y, así, casi por combustión espontánea, La Casa Azul se ha plantado en nuestro tiempo con 25 años de carrera a ritmo de tecnopop, con una fiesta supersónica por directo, cuyo culmen serán sendos conciertos en Madrid (11 de octubre en el WiZink Center) y Barcelona (9 de noviembre en el Palau Sant Jordi) y la reedición en vinilo de El sonido efervescente y Tan simple como el amor. «Siempre quise que esto me acompañara de por vida, cuando lo monté ya pensé: ‘Si puedo, me moriré con el grupo’. Lo que sí he mantenido muy presente es no olvidar mis motivaciones reales, la no ortodoxia, los no prejuicios y ser muy directo en el discurso, pero con una mirada libre, infantil o como la quieras llamar».

¿Infantil?Puede parecer una connotación peyorativa, pero para mí es importante que no haya demasiada intelectualización alrededor de esto. Que sea folclore, música popular, porque mi manera de latir es el dicho de las abuelas de que ‘quien canta sus males espanta’. He intentado ser fiel toda la vida.Lo ha sido en su inicio, ¿y ahora que es ‘mainstream’?Yo nunca he sido mainstream, y lo digo como un absoluto orgullo. No tengo nada en contra, pero me he definido por intentar llevar las cosas a mi manera, por no preocuparme demasiado, y eso hace que haya ventanas de más o menos notoriedad. Soy muy fiel a mi pulsión, nunca he aprovechado ninguna situación para tener más éxito, nunca voy a hacer nada para tener más público o más seguidores, por agresivo que sea el entorno. Porque la gracia de esto, la única gracia, de hecho, es hacer lo que me sale de ahí y luego trabajarlo bien para que consiga llegar a la gente que vibra de manera parecida.¿Ni en los inicios?Sé que parece un cliché, hasta pretencioso decirlo, pero es que es así. Claro que soy muy afortunado de vivir de esto y quiero que la gente escuche mi música, cuanta más mejor, pero yo parto de que a la mayoría de la gente no le va a gustar, y eso es muy tranquilizador.

Solo es necesario hacer un somero repaso a su trayectoria para refrendarlo. Su sonido apenas se ha alterado en estas dos décadas, sus letras han mutado en su enfoque, influidas por el paso de los años, pero en ningún caso en el fondo… Y ya no hablemos de los procesos de composición y producción absolutamente solitarios de su líder. Todo lo artístico de la banda lleva el sello de Guille Milkyway. «Sé que es ineficiente y el resultado seguramente peor, lo tengo claro. Pero hay algo que va directo a una de las motivaciones más potentes para dedicarme a esto: el proceso de hacerlo por mí mismo. Hay un disfrute de artesano y para mí merece la pena pagar ese precio de ser ineficiente, de que todo se demore y no tenga a nadie que aporte un punto crítico».

Una dinámica que va a contrarritmo de la tendencia actual en la industria. Mientras la producción se acelera, La Casa Azul persiste en su fórmula. Asumiendo el coste que pueda suponerle. «Como siempre hemos estado al margen, pienso que siempre tendremos un hueco. Tampoco voy a cambiar porque la industria sea agresiva, te exijan efectividad total y las decisiones artísticas sean rápidas». Y concluye: «Una premisa esencial en el discurso artístico, en el lenguaje, es que tú hagas las cosas como quieres y no partiendo de una fórmula, porque para eso me dedico a otra cosa. Y a mí me encantan muchas cosas que han sido fórmula en la historia del pop, pero prefiero no ser partícipe de la fórmula de momento».

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