Las exportaciones de España crecen un 49% desde 2008 pero generan menos valor añadido que las de Alemania o Francia

Solo uno de cada cuatro empleados para producir exportaciones de manufacturas está muy cualificado, por debajo del 34,9% de la media europea Leer Solo uno de cada cuatro empleados para producir exportaciones de manufacturas está muy cualificado, por debajo del 34,9% de la media europea Leer  

España ha incrementado un 49% sus exportaciones de bienes y servicios en términos reales -sin tener en cuenta el efecto de la subida de los precios- desde el año 2008, más de lo que ha crecido el PIB, lo que le ha permitido elevar el peso que suponen respecto a la economía con más intensidad que en la media de la Unión Europea. Sin embargo, su capacidad de generar valor añadido se ha quedado rezagada frente a las ventas al exterior de otros países como Alemania o Francia.

«El peso de las ventas al exterior sobre el PIB ha progresado desde el comienzo de la Gran Recesión desde el 26% al 39% en 2023 y, gracias al dinamismo de sus exportaciones de bienes y servicios -que han crecido un 49% en términos reales desde 2008-, tanto la balanza comercial como la balanza por cuenta corriente han mejorado sustancialmente. Aunque el crecimiento medio de las exportaciones en la UE-27 fue ligeramente superior, un 56%, la evolución registrada en España ha permitido aumentar el peso de sus ventas al exterior sobre el Producto Interior Bruto (PIB) en 13 puntos porcentuales, frente a los 11,7 en Europa», recoge la Fundación BBVA y el IVIE en un informe publicado este lunes.

El tirón de las ventas al exterior, sin embargo, no ha sido parejo a una sofisticación de las mismas. «Las TIC, las mejoras en el funcionamiento del transporte internacional y la abolición de múltiples barreras al comercio han propiciado el desarrollo de cadenas globales de producción en las que participan empresas de múltiples países, entre ellos, España. El resultado de esta nueva oleada de globalización, liderada en muchas ocasiones por empresas multinacionales, ha sido una fragmentación geográfica de los procesos productivos, con la externalización de actividades en otros países. Las economías receptoras de las fases de producción deslocalizadas pasan así a generar una parte del valor añadido total de ese producto. Con frecuencia, los países más desarrollados mantienen las actividades más avanzadas y generadoras de mayor valor añadido dentro de sus fronteras y externalizan tareas que pueden llevar a cabo países con mano de obra más barata y menos cualificada. España se enfrenta a esta dinámica desde una especialización intermedia, con dificultades para captar las tareas más cualificadas, pero también para competir en costes con los países en desarrollo», advierten.

Según sus datos, el 75,3% de las exportaciones brutas que realiza España generan valor añadido para el país, frente al 77,4% en las economías europeas avanzadas o el 92% en los EEUU. «Nuestro país se caracteriza por tener menor capacidad de generar valor añadido a partir de sus exportaciones que otras economías como Alemania o Francia y lejos de grandes países como Estados Unidos», señalan.

Esta brecha se aprecia también en el empleo. Por sectores, las exportaciones de servicios administrativos muestran el mayor contenido en valor añadido en España (90,6%), frente a las de equipo de transporte (59,7%). Solo el 25,7% del empleo doméstico generado al producir las exportaciones de manufacturas es altamente cualificado, por debajo del 34,9% de la media europea. En los servicios se alcanza el 27,8% pero también es inferior al de los países más avanzados.

Además de la menor capacidad de generar valor añadido, otro problema de las exportaciones españolas es su concentración en la UE. «La apertura al exterior de la economía española ha avanzado desde la llegada de la Gran Recesión porque las exportaciones han crecido a un ritmo promedio anual entre 2008 y 2023 del 2,7% en términos reales, muy superior al crecimiento del PIB (0,6%). Sin embargo, aunque las empresas españolas comercian en la actualidad con un gran número de países, los intercambios están muy concentrados en los mercados europeos, pues a ellos se dirige el 67% de las exportaciones manufactureras, según datos de 2022. Ahora bien, la UE-27 representa el 20,4% de la economía mundial, de manera que las exportaciones españolas están geográficamente sesgadas», señalan.

El sesgo hacia los países más próximos es habitual en todas las regiones del mundo, pero no siempre se produce con la misma intensidad. En las principales economías de Europa y Norteamérica se observa más el fenómeno, que resulta reforzado porque los acuerdos comerciales regionales favorecen los intercambios entre los socios de los mismos, explican los autores del estudio. «No se aprecia lo mismo, en cambio, en las economías de Asia oriental, cuyas exportaciones se dirigen a todos los mercados del mundo, con menos sesgo por los destinos de la región. Parece que ese marcado sesgo geográfico se está reduciendo en la mayoría de las economías europeas con el paso del tiempo. Sus ventas se dirigen cada vez en mayor medida a cualquier región del mundo, contribuyendo al avance de la globalización».

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