La maquinaria de First Dates volvía a ponerse en marcha este lunes, 7 de julio, con una nueva tanda de citas, que, como es habitual, han dejado momentos para el recuerdo. Uno de los protagonistas era Avelino (77), un metre jubilado de Fuerteventura que presumía de vitalidad a su llegada al restaurante.
Isabel y Avelino no conseguían congeniar ni entenderse en el restaurante del amor
La maquinaria de First Dates volvía a ponerse en marcha este lunes, 7 de julio, con una nueva tanda de citas, que, como es habitual, han dejado momentos para el recuerdo. Uno de los protagonistas era Avelino (77), un metre jubilado de Fuerteventura que presumía de vitalidad a su llegada al restaurante.
En el terreno sentimental, no le había ido mal. »He tenido dos mujeres. Mis matrimonios se acabaron porque yo tenía mucho trabajo, pero eran dos mujeres extraordinarias», contaba. Eso sí, el canario reconocía haber sido infiel de joven. »He aprendido la lección», aseguraba. A pesar de todo, el soltero no había perdido la esperanza en encontrar a un nueva compañera de viaje.

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Su cita era Isabel (72), una ama de casa de Las Palmas de Gran Canaria que se definía como una mujer antigua. »Me gustan las normas que había antes, el respeto, el derecho a opinar poco», confesaba. La primera impresión de Avelino era bastante positiva. »Esta mujer de joven ha tenido que ser muy guapa», declaraba él. Por su parte, la canaria se llevaba una decepción. »Chiquitito, calvo y tampoco es guapo», sentenciaba a la vez que reconocía que tampoco le prestaba atención al físico.
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»Es un hombre como los de antes, con mucha educación», añadía la soltera. Tras intercambiar sus primeras palabras, el presentador acompañaba a la pareja hasta su mesa, donde comenzaban la velada poniéndose al día de sus vidas. »Solo la sonrisa de él ya te atrae y la manera de hablar y lo correcto que es», comentaba Isabel.

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Poco después, la canaria reconocía que cerró las puertas al amor tras el fallecimiento de su marido porque »solo conocía hombres que iban a lo que iban». »Yo lo que quiero es una persona con la que poder hablar, reírme, salir…Cariño, abrazos y besos puede haber, pero yo sexo cero. Eso te lo digo de entrada», dejaba claro la soltera. »La veo un poco mayor», aseveraba él tras escuchar sus palabras.
En un punto de la velada, la soltera decidía criticar sin piedad a otra de las parejas del restaurante. »Yo lo veo a él y salgo huyendo. Aquí viene de todo. Lo de hoy en día es una locura. Están hoy y a la semana no», sentenciaba. »A Isabel la veo muy atrasada», insistía él. Lejos de dejar atrás el tema sexual, Isabel volvía a dejar claro que lo único que estaba buscando era compañía. »Me da repelús el sexo», aseguraba. »Yo soy antiguo y a mí sí me gusta el sexo y ella no está por la labor», sentenciaba Avelino.

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En la recta final, los solteros se desplazaban hasta el reservado del programa, donde la canaria volvía a dejar clara la línea roja que no estaba dispuesta a traspasar. »¿Un piquito?», decía el soltero. »No, no empieces. Un beso en la mejilla», replicaba ella. »Está cerrada en banda», aseguraba Avelino.
Tal había sido su decepción que no dudaba en comentarlo con el equipo. »Yo quería darle un beso, pero no ha querido», decía. »Me quería dar un pico ¿Tú te crees?», contestaba ella. »Un beso tampoco pasa nada. Hay que ser moderna», exclamaba una de las camareras. »Yo no quiero eso, ya te lo he dejado claro», repetía Isabel. »Avelino, aquí no hay futuro», comentaba la camarera. »Yo no puedo vivir con una mujer que no esté activa a nivel sexual», aseveraba él. Y así se lo dejaba claro en la decisión final.
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