Ofrece cientos de productos, desde colonias a relojes pasando por biblias, guitarras o telefonía móvil Leer Ofrece cientos de productos, desde colonias a relojes pasando por biblias, guitarras o telefonía móvil Leer
Por 249 dólares (más impuestos) cualquier entusiasta puede comprar online un frasco de Victory 47, «una nueva y deslumbrante fragancia inspirada en la histórica victoria del presidente Trump». Este perfume de edición limitada, numerado y con una estatua con su figura de oro rosa, «es audaz, hermoso e icónico, perfecto para los fans y coleccionistas de Donald Trump». Victory47 se suma en el catálogo a las Fight, Fight, Fight, disponibles para hombres y mujeres. O al clásico modelo Victory, ya agotado. «Con cada rociado, el perfume captura la confianza, la belleza y una determinación inquebrantable. Una fragancia sofisticada y sutilmente femenina, tu firma predilecta para cualquier ocasión», asegura su publicidad.
El presidente de Estados Unidos, multimillonario cuando llegó al poder en 2016 pero con algunos apuros económicos en 2024, ha exprimido como nadie antes su puesto. Algunas de sus propiedades tenían problemas para recaudar lo suficiente en alquileres como para cubrir las hipotecas, los campos de golf no tenían jugadores suficientes para compensar los costes. Y las demandas y sentencias se apilaban sumando decenas de millones dólares. Era rico, mucho, pero su emporio atravesaba algunas dificultades. Hasta que ganó las elecciones.
El presidente, en muy pocos meses, de la mano de sus hijos y los hijos de sus principales colaboradores (que ganan millones también a través de esos negocios o de pagos de grupos asociados), se ha colocado en el centro de una aventura con criptomonedas que le ha proporcionado una fortuna. Y que ha abierto también una puerta para que flujos de dinero de cuestionable procedencia puedan llegar a sus cuentas. La cena organizada en Washington hace unas semanas, a millón de dólares el cubierto en monedas virtuales, es el mejor pero no único ejemplo.
Están sus pleitos contra cadenas de televisión, medios de comunicación o redes sociales (por cerrar sus cuentas en 2020, tras el asalto al Capitolio), que le han proporcionado ya decenas y decenas de millones de dólares en donaciones para su futura biblioteca presidencial. El último acuerdo ha sido con Paramount, hasta 16 millones de dólares esta semana después de que Trump los denunciara al considerar que una entrevista del programa 60 minutos con Kamala Harris había sido editada de forma engañosa para el público. El pleito era un disparate desde todos los puntos de vista, y el acuerdo no incluye ni disculpas ni ninguna admisión de mala praxis. Pero los analistas lo interpretan como un peaje, uno muy caro, para evitar problemas con los reguladores en la fusión que Paramount busca con Skydance Media. Una comisión propia de países no democráticos. «Paramount acaba de sobornar a Trump para que aprobara la fusión. Cuando los demócratas retomen el poder, seré el primero en solicitar cargos federales. Mientras tanto, los fiscales estatales deberían obligar hoy mismo a los ejecutivos corporativos que traicionaron nuestra democracia a responder ante los tribunales», ha denunciado el senador Demócrata Ron Wyden.
Pero la mercantilización de la presidencia va mucho más allá de los bitcoins, los memecoins o incluso los 40 millones de dólares que Jezz Bezos, dueño de Amazon, le ha pagado a la mujer de Trump, Melania, por una serie documental sobre su vida. La Casa Blanca se ha convertido en una teletienda a tiempo completo. El escaparate más poderoso del mundo sirve para que Trump haga publicidad constante de productos, de los negocios de sus amigos (por ejemplo, los Teslas de Elon Musk cuando eran todavía socios) o de sus campos de golf y sus hoteles, que se han vuelto sedes obligatorias de reuniones de los Republicanos o de los empresarios que quieren acceso a Mar-a-lago, su residencia de Florida.
La semana pasada, tras volver de la cumbre de la OTAN, Trump y su equipo comercializaron todo tipo de merchandaising con la idea de que el presidente es el ‘Daddy’, «papi’, usando la expresión más propia del reguetón que de la política, usada por el secretario general Mark Rutte para hablar de Trump. Lo mismo están haciendo camisetas sobre caimanes después de la visita del martes del presidente a un centro para el internamiento de inmigrantes en Florida junto a los humedales poblados de serpientes y lagartos.
La semana pasada también, él y su familia lanzaron a todo trapo una nueva compañía telefónica «Trump Mobile», que asegura que venderá un smartphone a 500 dólares que asegura que será 100% fabricado en EEUU (algo que ningún experto cree posible) y un servicio través de los tres principales operadores de telefonía móvil, por 47,45 dólares, un guiño a que Trump es el 47.º y 45.º presidente de EEUU.
Hay mucho más. El otoño empezó a distribuir una colección de relojes de oro de hasta 100.000 dólares la unidad. En sus tiendas virtuales hay zapatillas doradas, las Never Surrender Hi-Tops, a 400 dólares el par. La Biblia Dios Bendiga los Estados Unidos, a 69 dólares cada una y que le ha proporcionado más de cinco millones en ingresos. Tiene también su propia marca de filetes, de vodka, de café, de whiskey, de joyas, de maletas, bolsos o paraguas. Vende accesorios Trump para mascotas, velas y tiene una línea de caras guitarras, eléctricas y acústicas. Por no hablar de los cientos de productos, de gorras a camisetas, de banderas a calcetines, con el lema de su movimiento, el Make America great Again (MAGA).
Su Trump Store lanzó entre las elecciones y la jura del cargo del 20 de enero, 168 productos adicionales a su catálogo, que son 168 más de los que cualquiera de sus predecesores jamás puso a la venta. Más de 80 de ellos, aludiendo a la victoria electoral, como los perfumes. Sólo por zapatillas y colonias ha ingresado casi tres millones de dólares ya, según un informe sobre sus finanzas conocido el mes pasado.
El documento de 234 páginas (el último de Biden tenía 11) recoge una red de activos por más de 1.600 millones de dólares y más de 57 millones de dólares en ingresos por la venta de tokens de criptomonedas a través de la empresa World Liberty Financial, fundada el año pasado, pero no tiene en cuenta los cientos de millones de dólares estimados ganados este año a través del lanzamiento de una «memecoin». Aproximadamente tres cuartas partes de los ingresos declarados de su emporio provienen de hoteles y campos de golf, además de acuerdos de franquicias, como 2,8 millones de dólares por los «Relojes Trump», 2,5 millones por las zapatillas y perfumes Trump y más de 1,3 millones de dólares por la «Biblia de Dios Bendiga a USA».
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