Raimundo Amador: «En Cataluña he tocado muchísimo, pero desde ‘el lío’ ya casi no me llaman»

El guitarrista lleva a la Bienal de Sevilla ‘Noches de Flamenco y Blues’, el disco en el que colaboró con B. B. King y Kiko Veneno hace 26 años Leer El guitarrista lleva a la Bienal de Sevilla ‘Noches de Flamenco y Blues’, el disco en el que colaboró con B. B. King y Kiko Veneno hace 26 años Leer  

El estudio que ha montado Raimundo Amador (Sevilla, 1959) en su casa de Valencina de la Concepción está repleto de discos, una amplia colección de guitarras, amplificadores y fotos. Recuerdos de toda una vida dedicada a la música, desde que de chico, con menos de diez años, pasaba el platillo por la Feria de Abril tras tocar con una guitarra más grande que él. La primera vez que fue, sin que lo supieran sus padres, recaudó 250 pesetas. Una pequeña fortuna de la época para un crío y sus amigos. Ese año conoció, en diferentes casetas, a nombres ya míticos de lo jondo: Diego del Gastor, Manolo Caracol y Lola Flores. Casi nada.

En las paredes del estudio hay fotos de Jimi Hendrix y Camarón, dos de sus referentes. Y también de B. B. King, uno de los músicos de blues más influyentes de todos los tiempos, con el que Raimundo Amador hizo gran amistad. Ambos estuvieron de gira juntos y el guitarrista norteamericano participó en uno de los discos más emblemáticos del artista sevillano: Noches de Flamenco y Blues, que este viernes sonará en la Bienal de Flamenco de Sevilla, cuando se cumplen 26 años de su lanzamiento. Será la tercera vez que Raimundo Amador se suba a uno de sus escenarios. Y eso que ya van 23 ediciones. «Sí, he ido muy poco a la Bienal, pero yo no me enfado con nadie. La gente de aquí a mí me quiere mucho», afirma, conciliador, el artista.

Admite que no es su ciudad natal, ni siquiera Andalucía, el lugar donde más conciertos ha dado a lo largo de su extensa trayectoria. «La música de los andaluces la necesitan más allí arriba porque aquí la gente está más acostumbrada a vernos. Siempre me han llamado más del norte [de España]. En Cataluña he tocado muchísimo, pero desde que los catalanes están con el lío, ya casi no me llaman«.

– Por el procés y las reclamaciones de los independentistas, imagino.

– Pues no sé, pero los catalanes llevan unos años muy restrictivos y no me llaman. Quizá piensan que es mejor contratar a artistas de allí. O yo qué sé.

El artista no quiere pisar muchos charcos ni hablar de política. Él es de donde «silba la olla» porque «lo único claro» que tiene esa olla exprés es pitar «todos los días». Los partidos y la política le son bastante ajenos.

Raimundo Amador ha cumplido este año 65, pero no quiere ni oír hablar de la retirada. «Si me quieren matar, que me jubilen», zanja. Se ve «más mayor, pero con el alma joven» y con «mucha música para darle a la gente». De hecho, ha grabado en el estudio de su casa un sinfín de nuevos temas. «Pasándole la lima a las grabaciones que tengo en el estudio, podría sacar dos o tres discos», señala con orgullo.

Pero a estas alturas de su carrera tampoco tiene mucha prisa por hacer un nuevo disco, a pesar de que el último que publicó se remite al año 2019. «Los discos ya no se venden. ¿Para qué te vas a marear? Si no he sacado un disco todos los años cuando sí se vendían, ¿para qué lo voy a hacer ahora?», se pregunta el artista, que cuenta con ocho discos en solitario a lo largo de su carrera. Pero si publicó tan pocos a lo largo de su trayectoria no es porque sea excesivamente puntilloso ni exigente. «No soy el típico perfeccionista ni me gusta la perfección. Ningún disco lo es. Yo soy más de la improvisación«.

De lo que sí está al tanto Amador es de los nuevos artistas que van surgiendo y las tendencias de la música. Aunque evitar dar nombres por «respeto a todos» como «compañeros de carretera», la mayoría no le gustan. Él, que fue pionero de la mezcolanza de músicas, cree que ahora se está abusando de esa técnica e incluso se siente «un poquillo culpable». El problema es que «hay artistas con mucha cara que se tiran al barro haciendo una fusión, pero antes hay que mamarla y vivirla».

Raimundo Amador, pese a la pose de algunas fotos, siempre muestra una sonrisa. Salvo cuando se le pregunta por el racismo, que se pone serio. «Claro que he sentido racismo. Eso no se va a acabar nunca. ¿Para qué voy a negarlo? Nuestros antepasados han pasado mucho. Sevilla es una ciudad que nos acepta más, pero siempre hay gente a la que no le gustamos. ¿Racismo? Si eres artista no hay problema, pero si no lo eres, dicen ‘¡ay, gitano!'».

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