Japón ahorca al ‘asesino de Twitter’

El Gobierno japonés ha ejecutado mediante la ahorca a Takahiro Shiraishi, conocido como el asesino de Twitter, convirtiéndolo en la primera persona en ser condenado a pena de muerte desde julio de 2022. Shiraishi, de 34 años, fue declarado culpable y del asesinato y descuartizamiento de nueve personas en su departamento en el sur de Tokio. 

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 ​La justicia nipona impone la primera pena de muerte en tres años a un asesino en serie culpable de la muerte de nueve personas  

El Gobierno japonés ha ejecutado mediante la ahorca a Takahiro Shiraishi, conocido como el asesino de Twitter, convirtiéndolo en la primera persona en ser condenado a pena de muerte desde julio de 2022. Shiraishi, de 34 años, fue declarado culpable y del asesinato y descuartizamiento de nueve personas en su departamento en el sur de Tokio. 

En octubre de 2017, Shiraishi fue detenido en su apartamento en la localidad de Zama tras la desaparición de una joven de 23 años. La policía encontró restos humanos —enfriados en bolsas, cajas y neveras— pertenecientes a ocho mujeres y un hombre, todos ellos de entre 15 y 26 años, según las emisoras públicas japonesas NHK y TV Asahi, que citaron fuentes judiciales. 

Shiraishi había contactado a sus víctimas a través de Twitter (hoy X), haciéndose pasar por alguien dispuesto a ayudar a personas con tendencias suicidas. Bajo el usuario “hangman” (verdugo), les ofrecía “ayudarlas a morir” y ganaba su confianza. Una vez en su casa, los estrangulaba, violaba y posteriormente descuartizaba.

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En octubre de 2020, Shiraishi confesó los crímenes, aunque su defensa alegó que las víctimas dieron su consentimiento por sus tendencias suicidas. El tribunal desestimó esa línea argumental, calificando los asesinatos de “astutos y crueles” y destacó cómo Shiraishi había “pisoteado la dignidad de las víctimas”. Fue condenado a muerte ese mismo año.

En su testimonio el acusado señaló que los fallecidos se resistieron al estrangulamiento, lo que contribuyó a desmontar su defensa. También el hecho de que les robara dinero y agrediera sexualmente. El único hombre asesinado, era la pareja de una de las mujeres a las que había matado con anterioridad, quien se puso en contacto con él tras la desaparición de su novia. Durante el juicio, Shiraishi declaró que no tenía intención de apelar la sentencia, incluso si se trataba de la pena capital.

Homenaje a las víctimas de Takahiro Shiraishi frente al apartamento donde fueron asesinadas
Homenaje a las víctimas de Shiraishi frente al apartamento donde fueron asesinadas
Getty

La ejecución fue autorizada por el ministro de Justicia Keisuke Suzuki y llevada a cabo en secreto, sin aviso previo, cumpliendo con la práctica habitual nipona. En Japón, las ejecuciones se realizan mediante ahorcamiento, con avisos brindados sólo horas antes. Se trata de una práctica que ha sido cuestionada por Amnistía Internacional.

El Ministerio de Justicia japonés dijo que el caso había causado “gran conmoción y ansiedad en la sociedad con la pérdida de nueve valiosas vidas humanas para satisfacer las necesidades sexuales y económicas”. Con esta ejecución, el número de presos condenados a muerte en centros de detención en todo Japón es en la actualidad de 105, de los cuales, 49 buscan un nuevo juicio o una repetición del mismo.

El caso generó revuelo mundial sobre el uso de redes sociales para captar víctimas vulnerables, y propició cambios en las políticas de Twitter/X para evitar la promoción o facilitación de suicidios. También reavivó el debate nacional sobre la sustentabilidad de la pena de muerte, especialmente tras el histórico indulto en 2024 de Iwao Hakamada, sentenciado erróneamente durante casi seis décadas.

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