La inmigración disminuye en todo Occidente y la economía paga las consecuencias

El año pasado, la inmigración neta se redujo en Gran Bretaña a la mitad. En el último trimestre de 2024, 60.000 personas, en términos netos, se mudaron a Canadá, frente a las 420.000 de mediados de 2023. En abril, la inmigración neta en Estados Unidos se frenó hasta situarse en un ritmo anualizado de 600.000 llegadas, una caída drástica con respecto a los cuatro millones de 2023. Y, en Nueva Zelanda, se redujo en marzo un 80% con respecto a su máximo de finales de 2023.

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 El ritmo de crecimiento decrede tras el boom tras la pandemia y por las medidas de contención de varios gobiernos  

El año pasado, la inmigración neta se redujo en Gran Bretaña a la mitad. En el último trimestre de 2024, 60.000 personas, en términos netos, se mudaron a Canadá, frente a las 420.000 de mediados de 2023. En abril, la inmigración neta en Estados Unidos se frenó hasta situarse en un ritmo anualizado de 600.000 llegadas, una caída drástica con respecto a los cuatro millones de 2023. Y, en Nueva Zelanda, se redujo en marzo un 80% con respecto a su máximo de finales de 2023.

Casi dondequiera que se mire, se observa el mismo patrón. Tras un enorme aumento sin precedentes en 2022-2023, la emigración hacia el mundo rico se está desplomando.

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Cambio de marea

Inmigración neta internacional, miles, por trimestres

Fuentes: Goldman Sachs, BEA, CBO, ONS, Statistics Canada, The Economist.

THE ECONOMIST

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Inmigración neta internacional, miles, por trimestres

Fuentes: Goldman Sachs, BEA, CBO, ONS, Statistics Canada, The Economist. THE ECONOMIST

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Inmigración neta internacional, miles, por trimestres

Fuentes: Goldman Sachs, BEA, CBO, ONS, Statistics Canada, The Economist.

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¿Qué significará esto para las economías occidentales? Un parte del descenso era inevitable. El aumento reflejó parcialmente la “recuperación” tras la caída de la migración durante la pandemia de covid-19, cuando los gobiernos cerraron las fronteras. En gran medida, la escasez de mano de obra en la economía poscovid ya ha desaparecido. La crisis humanitaria en Ucrania ha superado su fase aguda.

Sin embargo, también desempeñan un papel importante las nuevas políticas. Las más radicales se aplican en Estados Unidos, donde el presidente Donald Trump ha aumentado la vigilancia de la frontera con México por la que han pasado millones de personas en los últimos años. Ahora casi nadie emprende el viaje. El gobierno de Trump ha endurecido los requisitos para que los extranjeros obtengan visados. Y el número de vuelos de deportación es hoy un 25% superior al de hace un año, según datos recopilados por el investigador independiente Thomas Cartwright. Las redadas masivas llevadas a cabo por los agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas también son un factor de disuasión para los posibles migrantes.

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Estados Unidos no es el único lugar donde se intensifican las deportaciones. En el último trimestre del año pasado, los gobiernos de la Unión Europea expulsaron a 30.000 ciudadanos de terceros países, un 30% más que el año anterior. En Hungría, las deportaciones se han triplicado; en Irlanda, pasaron de sólo 80 en el último trimestre de 2023 a 465 a principios de 2025. Los cambios políticos en otros lugares son menos extremos, pero no dejan de sr significativos. Gran Bretaña ya introduce nuevas restricciones a los posibles inmigrantes; entre ellas, unos requisitos lingüísticos más estrictos. Mark Carney, el nuevo primer ministro de Canadá, pretende imponer un límite al número de inmigrantes.

Muchos políticos, y algunos economistas, sostienen que la alta inmigración reduce el nivel de vida. Según dicho argumento, la inmigración deprime los salarios y aumenta el coste de la vivienda. Si eso es cierto, la actual disminución de la inmigración debería empezar a mejorar el nivel de vida.

Muchos análisis señalan que la llegada de inmigración disminuye el nivel de vida general, pero los datos no parecen confirmarlo

Sin embargo, los primeros indicios no apuntan en tal dirección. Tras ganar las elecciones con la promesa de reducir la inmigración, los políticos de los países ricos tendrán ahora que hacer frente a las consecuencias de cumplir su promesa.

Consideremos primero el mercado laboral. El crecimiento salarial global está disminuyendo en las economías avanzadas, en lugar de aumentar como esperaban los detractores de la inmigración (véase el gráfico 2). La tasa de desempleo también está aumentando ligeramente.

En Canadá ha subido dos puntos porcentuales desde su mínimo reciente, uno de los peores resultados de todos los países ricos. Dicho resultado no concuerda con la idea de que los inmigrantes roban el trabajo a los autóctonos. De hecho, es más verosímil que algunos de los inmigrantes que se marchan hubieran empleado antes a trabajadores autóctonos.

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Dividendo del nativismo

Países G-10, salarios nominales,

incremento % sobre el año anterior

Fuente: Goldman Sachs. THE ECONOMIST

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Dividendo del nativismo

Países G-10, salarios nominales,

incremento % sobre el año anterior

Fuente: Goldman Sachs. THE ECONOMIST

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Dividendo del nativismo

Países G-10, salarios nominales,

incremento % sobre el año anterior

Fuente: Goldman Sachs. THE ECONOMIST

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Hemos examinado los datos salariales estadounidenses, centrándonos en las profesiones con una alta proporción de trabajadores nacidos en el extranjero. Entre esos puestos de trabajo se encuentran los instaladores de paneles de yeso y los conserjes. A pesar de que la migración se ha mitigado y, en teoría, ha disminuido la competencia por esos puestos de trabajo, el crecimiento salarial se ha debilitado.

La evolución del mercado inmobiliario muestra una tendencia similar. Es cierto que, entre 2022 y 2024, los mercados inmobiliarios se dispararon en todo el mundo rico. Los alquileres crecieron mucho y los precios de venta se mantuvieron estables, incluso ante los altos tipos de interés. Las investigaciones apuntan a que la elevada inmigración probablemente contribuyó a esa situación. Un metaanálisis realizado por William Cochrane y Jacques Poot, ambos de la Universidad de Waikato en Nueva Zelanda, revela que un aumento del 1% en la población inmigrante de una ciudad provoca un aumento de entre el 0,5% y el 1% en los alquileres. El vicepresidente estadounidense J. D. Vance ha llamado la atención sobre esta relación.

El frenazo de la inmigración tiene consecuencias negativas para la economía y, mientras, la vivienda sigue encareciéndose

Sin embargo, la disminución de la migración no está traduciéndose, por el momento, en una vivienda más barata. La inflación de los alquileres sigue siendo elevada, con un 5% interanual en los países ricos, y en los últimos meses ha descendido más lentamente que la inflación general. En muchos de los países donde la migración disminuye más deprisa, como Estados Unidos y Gran Bretaña, los precios de la vivienda siguen aumentando con rapidez. El buen comportamiento del mercado inmobiliario concuerda con otra idea mantenida en la bibliografía académica: aunque los inmigrantes pueden aumentar el coste de la vivienda, hay otros factores mucho más importantes.

¿Podrían estar retrasándose los beneficios de una migración más moderada? Quizás. Pero, por otra parte, los migrantes no sólo imponen costes, sino que también elevan el nivel de vida. Demandan sus propios bienes y servicios, lo que aumenta el empleo. Suelen aceptar trabajos que los nativos no quieren, lo que permite a estos últimos acceder a profesiones más lucrativas. Y son una fuente de mano de obra en la construcción, lo que permite construir viviendas. Tras haber prometido endurecer las fronteras y elevar el nivel de vida, los políticos occidentales pueden encontrarse con dificultades para cumplir la segunda parte de sus promesas.

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Traducción: Juan Gabriel López Guix

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