Se estrena como cantautor y disfruta, otra vez, del éxito, pero lo ocurrido con la DANA en Valencia le enciende: «La soberbia de la clase política ha quedado clara» Leer Se estrena como cantautor y disfruta, otra vez, del éxito, pero lo ocurrido con la DANA en Valencia le enciende: «La soberbia de la clase política ha quedado clara» Leer
David Bustamante (San Vicente de la Barquera, 1982) llega pronto a la cita y nos espera tomando un refresco light con su hermano Igor en la terraza de un restaurante próximo a su casa. Está haciendo ayuno intermitente de cara a su inminente gira y especialmente motivado porque el fin de semana fue a jugar al fútbol y no se vio fino. Eso sí, en cuanto se cumplen las horas marcadas por el régimen, pide un plato de jamón. Se le ve feliz. ‘Inédito’, su nuevo disco del que ha compuesto todas las canciones, ha entrado directo en el top-3 de ventas y lo está disfrutando. La sonrisa sólo se desvanece cuando habla de la tragedia en Valencia, que le ha tocado cerca.
- Afirmas que este disco es tu tercer nacimiento tras el real y ‘Operación Triunfo’ en 2001. ¿No exageras un poco?
- Puede ser [risas], pero es que está siendo muy emocionante. Ha sido el disco que más realizado me he sentido haciéndolo desde cero. Ha sido algo mágico y me he reencontrado con ese amor de juventud que era la música y con esta profesión, he vuelto a entender las ganas que tenía desde muy niño de ser quien soy hoy, que es algo que he logrado con muchísimo trabajo. Este disco ha sido una apuesta arriesgada. Mi faceta de autor, aunque he compuesto alguna cosa para otros discos, no era lo que primaba. Ahora sí he liberado mi manera de escribir y mis melodías internas. Es la señal más clara de que he llegado a un punto de madurez donde, ya con 42 años y 23 de carrera, necesitaba hacer algo diferente. Quería sorprender a mi público y reafirmar su decisión de elegirme. Uno crece en los riesgos.
- ¿Habías perdido el amor por la música?
- Sí, en buena parte. Era la monotonía. Ahora toca sacar disco, elijo un repertorio y lo grabo. Es bonito. vale, pero no es tan bonito como crear diez historias de una hoja en blanco. Además, somos un país de modas. Yo soy muy afortunado porque siempre he tenido el favor y el cariño del público, pero igual me había frenado en la búsqueda de crecer como artista por esa comodidad de saber lo que se esperaba de mí. Siempre me ha gustado escribir poesías, raps, rimas… Sin idea de que fueran a más, sólo porque me entretiene muchísimo, y en la soledad de la pandemia lo hice mientras jugaba con los instrumentos. Cuando me di cuenta, tenía unas canciones que tenían que ver mucho conmigo y habían salido muchas verdades que no se saben de mí.
- ¿La imagen que se tiene de ti se corresponde con la realidad?
- Llevo siendo famoso más de la mitad de mi vida y la gente se ha hecho una idea de cómo soy. Es normal. Me conocen como una persona sensible, un cantante con buena voz y un tío simpático, pero no me conocen más allá de esa imagen pública. No saben cómo soy de profundo, cómo siento, cómo me enfrento a las diferentes situaciones que te pone la vida, sea amando o sea protestando, ni las cosas que me parecen injustas. He encontrado un desahogo sincero en este disco, hay muchísima verdad en él.
- Denuncias en las letras el abuso y el bullying, ¿esa parte es autobiográfica?
- Yo lo he sufrido, pero la denuncia es general. Soy una persona fuerte y sobre mis hombros no pesa nada más que lo que a mí me interesa. Soy capaz de levantarme, de sacudirme el polvo y de seguir. Soy muy observador y no todas las canciones tienen que ver conmigo, sino con lo que me rodea. Me cuesta decirlo, porque hay casos mucho más graves que el mío, pero ya no es la cantidad, sino el hecho de sufrir ese bullying. No hay por qué. Soy una persona sensible que lo ha mostrado siendo un chico y mucha gente lo ha utilizado como mofa, para reírse de mí por llorar en público. Ahora intentamos evolucionar y damos discursos a nuestros hijos diciendo que los hombres también lloran, pero nuestras acciones son diferentes en las redes sociales. De eso va la canción, he decidido mandar hate a los haters.
- Pagarles con su misma moneda.
- Exacto. Pues ahora les digo cuatro cosas bien dichas y ya está, pero lo hago desde la valentía de ser David Bustamante y con la cara descubierta. Esa es la diferencia con ellos.
- ¿Cuánto te han afectado las críticas o los ataques?
- Ha habido momentos muy duros, sobre todo cuando mi vida personal importaba más que mi carrera y tenía cinco coches de paparazzi esperando todo el día en la puerta de casa. Gracias a Dios, eso ya no existe, pero lo viví con ello durante muchos años sin haberlo provocado, porque yo me he dedicado exclusivamente a mi música y a mis programas de televisión, que es una cosa que no me quema, me gusta y de la que me siento orgulloso.
- Entiendo que lo dices por los prejuicios hacia los artistas salidos de Operación Triunfo.
- Sí. Yo he salido de un programa de televisión y no me avergüenzo en absoluto. No tenía otra manera de darme a conocer, hice un casting, lo pasé y esa etapa fueron cinco meses y medio de mi vida. El resto de mis 23 años de carrera ha sido cuestión de trabajo, de cuidar mucho cada decisión y de hacer siempre lo mejor de lo que era capaz en cada momento. Cuando miro atrás, me siento orgulloso y es normal que ahora haga cosas que antes no podía o sabía, porque tenía muchas ganas, pero pocas armas para defenderme y pocas herramientas como artista y como músico. Ahora ya las tengo. Ha sido un proceso normal de aprendizaje y los prejuicios sobre cómo empezamos se los dejo a otros. No hicimos nada malo.
- Hablas de que carecías de herramientas como artista, ¿y como persona? ¿Estabas preparado para todo lo que sucedió de golpe?
- No, claro. Nadie lo está con 19 años, pero fui muy inteligente y tomé la mejor decisión de mi vida: nunca me he rodeado de palmeros. Siempre he tenido a mi lado gente de verdad, que me mira los ojos y me dice: «David, para porque te estás equivocando». Por eso he mantenido los pies en el suelo. Es muy peligroso, y siempre se lo digo a la gente que empieza, ir con gente que te regala alabanzas continuamente porque entonces sí se te puede ir la cabeza. Yo la primera decisión que tomé fue decirle a mi padre: «Papá, ahora me encargo yo del trabajo. La vida nos ha cambiado y necesito que me acompañes». Hoy en día, mi hermano es mi manager y mi sombra. ¿Tú crees que se va a cortar de pararme los pies si me vuelvo gilipollas?
- Bueno, hay casos.
- Ya te digo que no es el mío. Siempre pensé, y la experiencia en este mundo me lo ha confirmado, que la fama y el dinero no cambian a las personas, sino que potencian tu verdadera personalidad. Y yo siempre he sido una persona humilde. No vengo de grandes casas. Nunca me ha faltado nada, pero soy un tío de barrio que empezó a trabajar de albañil con 14 años y sé lo que vale ganarse las lentejas. A mí nadie me va a contar de qué va la realidad porque la he vivido en primera persona. Por eso siempre he sido tan tenaz y no he hecho caso a los detractores que querían cortar mis alas. A la gente conformista le jode que el de al lado sea capaz de soñar tan, tan, tan en grande.
- ¿De verdad pensaste todo en eso con 19 años en vez de en salir de fiesta?
- Bueno, algunos bares hemos visitado, hombre [risas]. Un poquito de rock and roll sí ha habido, es lo que tocaba, pero soy una persona muy serena y tampoco perdí los papeles. Tengo un equilibrio. Ahora tengo serenidad, paz y un entorno maravilloso que he sabido elegir.
- ¿Se te ha acercado mucha gente intentando aprovecharse de ti?
- Cuando tienes tanto éxito tan joven, muchísima. Y cuando tu temperatura baja un poco, desaparecen y deja de sonar el teléfono, pero es maravilloso. Con cada momento de decepción profesional, la vida te regala una criba que es salud para el futuro. Te quita lastre. Con cada fracaso te quitas del medio a unos cuantos hijos de puta [risas]. En realidad, los únicos que entienden realmente lo que yo viví son mis compañeros de OT. A lo mejor no te ves todos los días como antes, pero cuando te encuentras es emocionante. Esos son mis hermanos.
- ¿Te has tomado con humor el meme que se ha hecho a veces contigo? ¿Te ríes de ti mismo?
- Claro, porque además el tiempo suele darme la razón y eso lo hace todo más fácil. Cada proyecto que he presentado ha hecho mucho ruido para mal y se han reído y me han atacado, hasta que he demostrado que se equivocaban. Desarmar a las personas que desean que Bustamante fracase me pone muchísimo, es una sensación fabulosa. Llevan 23 años diciendo que soy flor de un día… Hostias, pues está siendo largo el día, ¿no? Se rieron cuando hice un musical previsto para tres meses y duró tres años con el teatro lleno todos los días. Se rieron hasta que me vieron actuar, porque me preparé a muerte como siempre he hecho. Y ahora no me conformo con seguir haciendo lo que funciona y saco un disco de cantautor. ¿Se ríen? Sí, hasta que ven las ventas. Así que al final nos reímos todos. Soy ambicioso para bien, porque me gusta crecer como artista y como persona. Me pongo retos porque me aburriría dentro de una vida lineal. No la quiero.
- Pues te quedan 40 años de carrera, tienes que buscar más.
- Bueno, tantos no, hay que saber parar. Espero irme antes de que me echen, pero si estoy ahora en el ecuador de mi carrera es porque encontré el camino a seguir cuando lo había perdido. No sabía qué hacer, estaba desilusionado y frustrado, hacía cosas que pensaba que iban a funcionar y no lo hacían tanto. Todas las carreras tienen sus altos y sus bajos, pero es que no me llenaba en lo que se había convertido mi carrera. Y ahora saco un disco, vuelvo a ser número uno en ventas, la gente va a las firmas emocionada y me dice que es el mejor disco de mi carrera… Vienen jóvenes que cuando yo empecé no habían nacido y gente de mi edad, que está desde el principio y ahora viene con sus hijos. Es muy emocionante, la verdad. Miro atrás y me siento satisfecho y orgulloso. Me gustaría ver a aquel niño de 19 años que era y decirle gracias, con mayúsculas, por atreverse a tanto.
- Tu pareja, Yana Olina, estaba en Valencia durante la DANA. ¿Cómo estáis?
- Muy afectados, con ansiedad, muy tocados… En mi casa está siendo muy duro. Yana lo vivió todo allí porque había ido a visitar a mis suegros, que viven en Torrent, uno de los municipios más afectados. Hubo momentos de mucho nerviosismo, a mi suegra la tuvieron que rescatar unos vecinos, pasaron toda la noche sin poder juntarse y sin saber cómo estaba el resto… No entiendo absolutamente nada de cómo se ha gestionado todo este drama. Me voy a morder la lengua porque si no me voy a meter en problemas y no me interesa, pero…
- ¿Pero?
- Este fin de semana me voy para allá con una furgoneta con herramientas, mascarillas, guantes, palas y todo lo necesario para la labor. Animo a la gente a preguntar antes de ir porque a veces es tan importante ayudar como no estorbar o generar atascos, pero es un espectáculo cómo está reaccionando el pueblo. En cuanto a las instituciones… En vez de tanto señalarse unos a otros, estaría bien que recapaciten y nos expliquen qué cojones hicieron mal para que, cuando sonaron las alarmas, a la gente ya le llegara el agua por la cintura. Ha sido terrible. Eso y la reacción posterior. No es normal que seamos un país solidario que reacciona rapidísimo para ayudar a nivel internacional y que para los nuestros tarden una semana. La soberbia y la poca empatía de la clase política ha quedado clara.
- ¿Te preocupa que todo esto desemboque en actos violentos como los de la visita de los Reyes y Pedro Sánchez?
- No es violencia, es hartazgo, es la reacción de gente desesperada, abandonada e indignada. Cuando condenamos la violencia, hay que pensar si has ayudado a que se produzca. Estás hablando, y además desde un tono que no es el adecuado, a personas que lo han perdido todo, que han visto morir a seres queridos, que no tienen dónde dormir y que ven que la ayuda oficial no llega, ¿cómo quieres que reaccionen? Que se dejen de discursos diplomáticos, de consensos y de historias. No, no, ahora no toca. Ahora a los gobernantes, tanto los de allí como los del gobierno central, les toca comérselo, mirarse al espejo y escuchar. Bajar las orejas, no ser encima prepotentes y altivos. Se me pone la piel de gallina, porque… ¡Hostias, hostias! Es una desgracia natural, vale, pero es que tres años después del volcán de La Palma sigue habiendo gente que vive en casetas y no se hace nada. ¿Para qué se pagan tantos impuestos? ¿A qué punto vamos a llegar?
- Ya nadie dice aquello de que saldremos mejores.
- La gente está harta de decepciones de los políticos y es normal. Yo también lo estoy. Lo único que puedo hacer es colaborar como estoy haciendo, poner mi granito de arena para formar una playa entre todos. Porque lo de que sólo el pueblo salva al pueblo es una verdad absoluta. Y en eso sí me siento orgulloso de mi país, de cómo arrimamos el hombro. Gente humilde y trabajadora que se lanza a ayudar al prójimo. Eso me emociona.
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